Esta historia es tan increíble que al empezar este hilo no tenia ni idea de por dónde hacerlo.
Lo primero que pensé fue empezar con lo de las iglesias quemadas: al fin y al cabo fueron unos sucesos que, a inicios de los 90, ocuparon bastante espacio en las noticias en Noruega.
Luego pensé que en realidad tenía que empezar por una tienda de discos llamada Helvete.
O por la música. O por lo de las caras pintadas.
Pero la pausa que hice a este tema, al fallecer la semana pasada Tina Turner, me ha ayudado a verlo claro.
Había que empezar por el demonio.
Aunque en este ciclo nos hemos centrado en el heavy, la fascinación por el mal es antigua.
Desde el tritono que obsesionó a un monje del siglo X a la simpatía por el diablo que cantaban sus satánicas majestades.
Quizás sea porque Lucifer una vez fue bueno. Fue dócil. Hacía lo que se esperaba.
Y un buen día, decidió no seguir las normas. Y se convirtió en un rebelde.
Y eso hicieron siempre los pioneros de la música: plantearse las cosas diferentes.
Desde que Black Sabbath inventa el heavy, la fascinación por lo macabro corrió a la par de un endurecimiento del sonido.
Y mientras el thrash se decantó por la rabia y la velocidad, otros artistas del metal abrazaron la oscuridad.
Como hicieron Venom.
Venom surgió a inicios de los 80 aupados en la nueva ola del heavy metal pero con un sonido mas distorsionado y una pose más satánica anticiparon géneros como el death o el black metal.
Bueno, no solo lo anticiparon: es que lo nombraron. Su segundo disco se llamaba Black Metal.
Al otro lado del mar del norte, los suecos Bathory -o el sueco, porque casi todo lo hacía su cantante- recorrieron un camino similar.
Distorsión extrema, temática macabra y voces rajadas : claves que influyeron a muchos.
Incluyendo a lo que se llamó (o no) el Inner Circle.
Voy a hacer, antes de seguir, una aclaración necesaria.
La música no mata a nadie. Ni un libro, ni un videojuego. Ni el rol.
Los que matan son las personas.
Lo digo porque esta historia demonizó mucho al metal. Aclarado esto, vamos al lío.
Y hay lío.
Como dije al principio todo empieza en la trastienda de una pequeña tienda de discos de Oslo. Una tienda llamada Helvete.
Infierno.
Y empieza de la mano de dos jóvenes llamados Øysten Aarseth y Per Yngve Ohlin.
Aunque el mundo les acabaría conociendo como Euronymous y Dead.
Øysten era un chaval amante de Venom y que decidió hacer algo por la escena musical del metal: primero abrió la tienda de discos mencionada y posteriormente, en su sótano, fundaría la discográfica Deathlike.
Así, de esta forma tan precaria, comenzó a rodar la bola de nieve.
Desde allí, mandándose cintas y fanzines por correo se formó una red internacional de personas interesadas por la misma música y con inquietudes para formar bandas.
Y Øysten, que se había rebautizado como Euronymous, formó, junto a 'Manhein' y 'Necrobutcher' la suya.
Mayhem.
Las primeras maquetas de Mayhem son trallazos que llevan sus influencias mucho más allá en crudeza e intensidad.
Además, Euronymous tenía muy claro que la puesta en escena tenía que ser realmente aterradora.
Ya no era una pose satánica, como hacían Venom.
Era una actitud.
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Y con apenas 22 nos regaló uno de los mejores discos de R&B y soul de las ultimas décadas.
Y después decidió desaparecer.
Hoy, en #LaHistorietaMusical, Lauryn Hill.
Esta temporada hemos visto a uno de los creadores de la música soul y a uno de sus principales renovadores: Sam Cooke y Marvin Gaye.
Pero la música negra siguió evolucionando durante las siguientes décadas.
Y nos vamos a saltar esa evolución dando un salto de 20 años. 😅
A finales del siglo pasado la música negra había evolucionado asimilando influencias que habían nacido de ella misma.
Así, aquel viejo Rythm & Blues del que surgió el soul, se retroalimentó de sus propios hijos, absorbiendo sonidos del funk, del hip hop o de la música disco.
El problema de las comparaciones es que siempre hay alguien que sale perdiendo.
Y este cantautor escocés tuvo que soportar ser comparado con la mayor figura del mundo del folk.
Y tanto le marcó que se perdió buscándose a sí mismo.
Hoy, en #LaHistorietaMusical, Donovan.
Donovan Leitch nació en Glasgow en 1946 de antepasados irlandeses: no es extraño que desde niño se sintiera atraída por el folk y los sonidos celtas.
Y es que la música folk, al igual que el blues, había hecho un largo viaje de ida y vuelta.
Solo que en sentido contrario.
Del viaje del blues ya hablamos esta temporada a propósito de Cream.
Precedido por el éxito del skiffle, el blues arraigó en UK. Y a partir de los 60, tras lo que se conoció como "invasión británica", los ingleses se lo devolvieron a EEUU hecho beat, blues-rock y hard-rock.