Y cuando llegué a esta escena me di cuenta de un pequeño detalle que había pasado por alto.
Algo que está de forma invisible en toda la película.
Algo físico.
Hoy, en #CorraAverlo, nos acercamos a Will Hunting.
Mientras estaba viendo la película me percaté de una cosa.
De vez en cuando, la cámara se movía de una forma extraña.
Un ligero acercamiento de la cámara al personaje de Will.
Cambiando el tamaño del plano, sin mucha justificación.
Un cambio que podría hacerse por corte, pero el director había decidido hacer moviendo la cámara.
Y no lo hace una vez, lo hace muchas muchas veces.
Entonces caí en la cuenta.
Todos esos movimientos correspondían con un momento muy especial para el personaje.
Los momentos en los que Will Hunting se dejaba ver.
Los momentos en que Will podía ser Will.
Y entonces recordé de donde venía este guión.
Mucha gente piensa que es una historia real y no lo es, aunque... en realidad todo empezó también en una Universidad de Boston.
Pero el alumno no era un genio de las matemáticas, era un joven Matt Damon.
Damon estaba en su último curso de universidad y solo le quedaban un par de asignaturas para acabar.
Así que decidió apuntarse también al curso de dramaturgia.
El proyecto para pasar el curso era escribir el primer acto de una obra de teatro con una sola localización y dos personajes.
Como Damon no necesitaba aprobar el curso, dio rienda suelta a su imaginación y en vez de teatro, escribió el primer acto de una peli.
La sorpresa llegó cuando recibió la nota de su profesor:
A+.
La máxima nota.
Y un comentario: "Es muy bueno, sigue escribiendo".
A veces no sabemos lo importante que pueden ser los profesores (que me lo digan a mí), pero aquella nota le hizo hacer algo que nunca había hecho.
Algo que le daba mucho miedo.
Algo que le hizo abrirse.
Le enseño lo que había escrito a alguien.
Y ese alguien, naturalmente, era su amigo de la infancia...
Ben Affleck.
Este lo leyó y flipó.
Su amigo de la infancia, su colega de Boston, el chico rubito, había escrito un maravilloso primer acto de un...
Thriller.
Sí, suena raro, pero Will Hunting era un thriller de un genio de las matemáticas al que intenta secuestrar una agencia del gobierno porque es capaz de romper cualquier código.
Esta escena es un pequeño homenaje a esa historia que se perdió por el camino.
Pero en aquel momento, Ben y Matt pensaban en escribir su thriller.
Después de 4 año de trabajo, con pequeños papeles en películas, tuvieron su gran oportunidad: La productora Castle Rock les compró el guión por 600 mil dolares.
Pero antes de firmar, el guión pasó por las manos de algunos, entre ellas las de William Goldman y Rob Reiner (Si no sabéis quiénes son Goldman y Reiner, por favor, dejad este hilo e id a ver sus películas).
Ellos dijeron algo clave: esto no es una película, son dos.
Tenéis que elegir...
O un thriller sobre una víctima de una agencia malvada.
O una historia humana sobre la relación de un paciente que no quiere ver a su psicólogo.
Affleck y Damon hablaron y discutieron lo mucho que les gustaría hacer un thriller, pero...
Pero esa historia del chico de South Boston les tocaba mucho.
Ambos conocían a chicos incapaces de abrirse, de contar lo que realmente sentían y por ello, desperdiciar su vida.
Pero después de reescribir, los problemas empezaron con la productora, tanto que la iban a dejar morir.
(Damon y Affleck se dieron cuenta de que no estaban leyendo las nuevas versiones. Así que decidieron meter escenas porno entre en el psicólogo y Will.
Nadie les dijo nada.)
Durante un casting, a Ben Affleck le reconoció un director.
- Pero ¿Tú no acabas de vender un guión por 600 mil dólares a Castle Rock? ¿Qué haces aquí?
Affleck le contó todo y le pasó el guión, por si le apetecía leerlo.
Aquel director era Kevin Smith y el casting era para "Chasing Amy"
El primer protagonista que tuvo Ben Affleck.
Según palabras textuales de Smith:
"Me senté en el water con el guión y dos horas después seguía sentado en el water, llorando a lágrima viva".
Así que se fue a casa del odioso Harvey Weinstein y le convenció para que pagara un millón de dólares a Castle Rock por el guión.
Pero tenían un problema.
Kevin Smith no quería dirigir la película, decía que no era el director adecuado.
Así que Damon y Affleck se fueron a buscar un director, un director que realmente entendiera la película.
Y encontraron uno... Gus Van Sant.
Un tipo con una capacidad única para emocionar con la cámara.
Un director al que no le importa arriesgar, a la vez que permite a los personajes abrirse.
Y eso es lo que hizo con su cámara, dejar que los personajes se abrieran.
Por eso introdujo esos movimientos de cámara.
Y, sobre todo, comenzó a jugar con el espacio.
Si os fijáis, el personaje de Robin Williams siempre está alejado de Damon.
Siempre hay un espacio entre los dos.
Ambos personajes están en su burbuja.
El psicólogo le deja tener su espacio vital.
Pero en esa escena final decide acercarse.
Y entonces ocurre la magia.
No solo se acerca el personaje.
Nosotros también nos acercamos.
La cámara vuelve a cerrar el plano en un movimiento innecesario.
Y así es como un personaje se abre.
Por fin, un personaje puede acercarse y verlo lo que hemos visto nosotros como espectadores.
Un chico asustado.
Y lo más bonito, lo mejor de todo, es que en ese instante, Gus Van Sant consigue una cosa casi imposible.
Filmar con la cámara una metáfora.
Esta que habían escrito Affleck y Damon como mero apunte poético en el guión.
"Dos almas solitarias siendo padre e hijo juntos".
Esta escena ha influido a muchos escritores.
Porque es la mejor manera que he visto de conseguir hacer florecer de forma no verbal el conflicto del personaje.
Para esta escena no hacían falta diálogos.
Yo mismo soy uno de los herederos de esta escena.
Si habéis leído mi novela, Las chicas del muro, reconoceréis una escena en la que la protagonista se rompe y saca su conflicto interno de forma algo parecida.
Y si no lo habéis hecho, la podéis encontrar aquí:
Quizás una de las personas que más envidio en el mundo de los libros es Sebastian Finsterwalder.
No es un escritor, ni un editor, ni siquiera un librero, es un... es detective de libros.
Es un rastreador de libros robados, pero no unos cualquiera. Libros robados por los nazis.
Mientras escribo estas palabras, estoy sentado frente a mi pequeña librería. Observo mis libros y una idea me revolotea en la cabeza:
La mayoría de estos libros me sobrevivirán.
Con frecuencia se piensa que los libros son objetos frágiles, hechos de papel y tinta... pero son resistentes. Mucho más de lo que creemos.
Por eso, la vida de un libro es larga y es difícil contar su historia.
En el corazón de Berlin hay un edificio que no pasa desapercibido. Resume, entre sus cuatro paredes, la historia de la ciudad en los últimos 100 años:
Guerra.
Hambre.
Techno.
Y diseño.
Hoy en #berlinespobreperosexi: DER BUNKER.
La arquitectura en Berlín es casi una religión. En la ciudad puedes encontrar obras de Mies, Le Corbusier, Chipperfield... pero ninguno me ha impresionado tanto como la primera vez que pasé por delante de "El Búnker".
En Berlín no es tan extraño encontrarse aún búnkeres de la IIGM. Cuando vivía allí, por ejemplo, al final de mi calle había uno.
Lo más divertido de ese búnker es que es indestructible, hubo intentos de dinamitarlo y nada... Así que hay viviendas sobre él.
En Estados Unidos hay cientos de personas viviendo en un centro comercial.
Viven en pisos, encima de las tiendas
Y la culpa de todo la tiene Tiburón, la película.
Os cuento esta historia de urbanismo, cultura y aires acondicionados en este hilo.
Hace unos días leí un artículo (interesantísimo) de Jorge Dioni López (el Jorge bueno) sobre el urbanismo y la importancia de los espacios donde compartimos cultura.
Y acababa haciéndose una pregunta metafórica
¿Se puede vivir en un centro comercial?
Como soy muy tonto, me lo tomé al pie de la letra y busqué si alguien ya vivía en uno. Me imaginaba una historia como La Terminal, en la que un individuo tiene que vivir por razones absurdas en un espacio así.
Pero no.
La gente vive allí porque los centros comerciales quieren.