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Una vez un colegio me pidió que impartiera charlas de 1 hora sobre acoso y ciberacoso escolar CLASE POR CLASE.
Fue súper útil y constructivo, pero acabé muy quemado: más de 19 charlas. Había varias líneas de cada curso de la ESO, CFGM, FPB e incluso un Aula Enclave.
Fue súper útil y constructivo, pero acabé muy quemado: más de 19 charlas. Había varias líneas de cada curso de la ESO, CFGM, FPB e incluso un Aula Enclave.
Al acabar una, cuando todos los niños se marchaban, muchos se acercaron a contarme historias.
Una chica se rezagó al fondo, esperando a que todos los demás acabasen.
No era la primera vez: Quienes se reconocen como víctimas y se ven comprendidas, se quedan para pedir ayuda.
Una chica se rezagó al fondo, esperando a que todos los demás acabasen.
No era la primera vez: Quienes se reconocen como víctimas y se ven comprendidas, se quedan para pedir ayuda.
Ya sabía lo que iba a pasar, así que despaché a los niños rápidos y esperé paciente.
En el aula, solo quedábamos su tutora y yo cuando hizo acopio de valor para acercarse.
“Sé lo que me vas a decir. No tengas vergüenza: no voy a ningunear tu dolor. Yo también estuve a ese lado”
En el aula, solo quedábamos su tutora y yo cuando hizo acopio de valor para acercarse.
“Sé lo que me vas a decir. No tengas vergüenza: no voy a ningunear tu dolor. Yo también estuve a ese lado”
Rompió a llorar: Sufría #ciberbullying y lo padecía en silencio, creyendo que no tenía sentido pedir ayuda.
Le dije “la ayuda ya está en camino” y fui a ponerlo en conocimiento del director, claro.
No me esperaba la respuesta que recibiría:
Le dije “la ayuda ya está en camino” y fui a ponerlo en conocimiento del director, claro.
No me esperaba la respuesta que recibiría:
“De lo que hagan los alumnos fuera de clase y con sus móviles, el centro no es ni responsable ni competente”.
Yo estaba aún haciéndome a mí mismo.
No tenía aún la formación en gestión escolar, ni la experiencia en apectos jurídicos del protocolo #bullying ni el carácter necesario para decirle a la cara lo impresentable que era:
No tenía aún la formación en gestión escolar, ni la experiencia en apectos jurídicos del protocolo #bullying ni el carácter necesario para decirle a la cara lo impresentable que era:
Pero sí que me dio mucha rabia y respondí:
“si me tiene gastando mi tiempo en darles buena imagen de ‘preocupados con el bullying’, pero el colegio no está por la labor de actuar cuando aparece un caso, dejo inmediatamente las charlas. No soy una campaña de marketing”.
“si me tiene gastando mi tiempo en darles buena imagen de ‘preocupados con el bullying’, pero el colegio no está por la labor de actuar cuando aparece un caso, dejo inmediatamente las charlas. No soy una campaña de marketing”.
¿La respuesta?
“Lo entiendo”.
“Lo entiendo”.
Fui inmediatamente a hablar con la vicedirectora (que era quien me había organizado las charlas).
Estaba avergonzada.
Reconozco que se me saltaron las lágrimas de indignación: había sido tanto curro… ¿para publicidad?
Le dije que si no se actuaba, no seguiría con el programa.
Estaba avergonzada.
Reconozco que se me saltaron las lágrimas de indignación: había sido tanto curro… ¿para publicidad?
Le dije que si no se actuaba, no seguiría con el programa.
¿La respuesta?
“Lo entiendo”.
Aunque, para ser sinceros, este “lo entiendo” fue abochornado.
El resultado fue que el programa de charlas paró.
Quedó inconcluso.
“Lo entiendo”.
Aunque, para ser sinceros, este “lo entiendo” fue abochornado.
El resultado fue que el programa de charlas paró.
Quedó inconcluso.
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