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Aug 9, 2023 30 tweets 13 min read Read on X
Hace 31 años, un equipo único en la historia del básquetbol ganaba el oro en Barcelona 1992. Hablamos, por supuesto, del irreproducible y surrealista Dream Team. Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird juntos. Extraterrestres contra seres humanos. El mito de la NBA que desciende al planeta tierra. El sueño de David Stern en marcha: viajemos, entonces, con un ticket dorado hacia el pasado. Abro hilo.
9 de mayo de 1990. Borislav Stankovic, Secretario General de FIBA, y David Stern, comisionado NBA, firman un acuerdo para permitir que los jugadores de la NBA participen en eventos FIBA. La firma se produce como resultado previo de una votación favorable, con resultado 56-13, ocurrida el 8 de abril de 1989 en el Congreso Mundial Extraordinario de la FIBA.
Los primeros NBA que aparecieron en un evento FIBA llegaron apenas meses después: Vlade Divac y Drazen Petrovic jugaron para Yugoslavia en el Mundial de Argentina 1990 y Alexander Volkov lo hizo para la Unión Soviética. Image
Divac y Petrovic ganaron el título juntos en un equipo inolvidable, que incluyó también la presencia de Toni Kukoc. La amistad entre ambos se quebró por las diferencias políticas irreconciliables producto de la guerra balcánica entre Serbia y Croacia.
Volvamos ahora al Dream Team. Con las reglas en la mano, los primeros diez miembros del equipo fueron anunciados en un show de NBC el 21 de septiembre de 1991. Así fue el orden en el que fueron revelados:

Magic Johnson
Charles Barkley
Karl Malone
John Stockton
Patrick Ewing
David Robinson
Larry Bird
Chris Mullin
Scottie Pippen
Michael Jordan
¿Isiah Thomas? Bueno, siempre dijo que las diferencias con Michael Jordan lo dejaron afuera. "Voy si él no va". Las Jordan Rules, el 'Freeze Out' en el All-Star 1985 y algunas cosas más contaminaron todo. El base de los Pistons nunca lo perdonó. Quedó fuera Reggie Miller y el elegido fue finalmente Clyde Drexler, quien se mostró molesto por no estar en la lista de los primeros diez. ¿Y el jugador número 12? El ignoto Cristian Laettner, quien le quitó el lugar a Shaquille O'Neal. Los últimos dos puestos del equipo fueron nombrados ocho meses después de los diez primeros.
Larry Bird, con severos problemas en la espalda, no quiso jugar en primera instancia. Hicieron falta al menos 12 llamadas de Magic Johnson para convencerlo. Jordan tampoco dijo que sí de inmediato. Sin ellos esto hubiese sido muy distinto, pero cuando todo se ensambló, la sonrisa de Stern fue única: no se trataba solo de un equipo de básquetbol. Ni siquiera de una maquinaria de marketing incomparable. Era un sueño para la NBA, para los fanáticos del mundo y para los rivales, que habían decidido no enfrentar seriamente a los dioses: aprovechaban la ocasión para tomarse fotos con ellos.
Cuesta creerlo, pero en la preparación, un equipo de juveniles le ganó al Dream Team. Sí, este equipo de ensueño, que arrolló todo a su camino, perdió un partido. Chuck Daly trajo un equipo de juveniles elite para poner en forma a las súper estrellas. Jugaban en ese roster improvisado, entre otros, Bobby Hurley, Grant Hill, Chris Webber, Penny Hardaway, Allan Houston, Bobby Hurley, Eric Montross, Jamal Mashburn y Rodney Rogers. Se enfrentaron en La Jolla y el marcador terminó siendo 62-54 para los prometedores talentos.
Cuando la prensa entró al estadio, Daly quitó el marcador del medio para que nadie se entere de lo sucedido. Se dice que todo fue una estrategia brillante del entrenador para motivar a su equipo. Jordan estuvo gran parte del juego en el banco y el coach hizo a propósito varios movimientos pésimos desde el banco de suplentes. Buscaba una derrota para calentar el ánimo de los jugadores. “Coach K dijo que jugaron a perder”, dijo Grant Hill. “Amo al coach K, pero no compro eso”.
Krzyzewski tenía algo de razón. Al día siguiente, se enfrentaron entre sí y los NBA derrotaron a los juveniles por 100 puntos. "No podíamos pasar la mitad de cancha", recuerda Hill sobre aquella revancha. El plan de Daly fue perfecto. Sirvió para que su equipo se sienta vulnerable y no baje nunca la guardia. Ser un buen entrenador requiere también de esta clase de movimientos elite.
Otro hecho fantástico se dio antes de los Juegos Olímpicos. El más maravilloso partido de básquetbol alguna vez jugado en un entrenamiento se dio en las entrañas de este equipo, durante su estadía en el Principado de Mónaco: Michael Jordan contra Magic Johnson. Magic Johnson contra Michael Jordan. Fue, para muchos, el traspaso de mando de una generación a otra de la NBA. "Fue el mejor partido que jugué en mi vida", recordó Jordan años más tarde.
Daly buscó una práctica dura, intensa, con un duelo cinco contra cinco que daría que hablar. Magic ya se había retirado de la NBA a causa de padecer el HIV, algo por lo que el equipo australiano quiso boicotear los Juegos Olímpicos y por lo que Karl Malone confesó haber sentido 'miedo' de jugar con él. Jordan ya se había establecido como el mejor jugador de la Liga por kilómetros de distancia. Era el encuentro del antes y después. La nostalgia contra el progreso arrollador.
Pudo ser un partido entre 11 Hall of Famers, pero John Stockton y Clyde Drexler no participaron. El equipo blanco fue el de Jordan. El azul, el de Johnson.
Jordan tuvo en sus filas a Scottie Pippen, al entonces ya retirado de la NBA Larry Bird, Karl Malone y Patrick Ewing. El azul, de Johnson, tenía a Chris Mullin, Charles Barkley, Christian Laettner y David Robinson. Image
El equipo azul de Magic tomó ventaja en una batalla que por momentos se salió de eje. Fue intensa, dura, competitiva en extremo. Golpe a golpe, punto a punto, centímetro a centímetro. Pero Jordan, era Jordan. Y se lo tomó personal: el equipo blanco se impuso en el final y terminó ganando 40-36. Nadie se fue contento en ese momento, pero pasadas las horas se dieron cuenta que no había sido un partido más. Era el traspaso de mando, el paso del cetro de Magic a Jordan. A partir de ese día, además del respeto ya ganado, el elegido tuvo nombre y apellido.
Luego de pasearse por Portland en el Preolímpico, torneo en el que clasificaron a la máxima cita de selecciones junto a los héroes de Venezuela, el Dream Team fue un show sin igual en los Juegos de Barcelona.
Promediaron 117.3 puntos y vencieron a sus rivales por un promedio de 44 unidades. Daly no pidió nunca un minuto en todo el torneo. Barkley lideró a USA con un promedio de 18 puntos, 3.1 más que Jordan, quien terminó jugando de base por una lesión en la mano de Stockton a mediados del torneo.
Fue también el equipo de la redención: recuperaron el prestigio tras la decepcionante medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl.
El Dream Team no se hospedó en la Villa Olímpica: se alquilaron dos plantas completas del lujoso Ambassador de Barcelona para recibirlos junto a sus familias. La seguridad fue extrema. Bromeaba Charles Barkley: "Estábamos amenazados de muerte. Íbamos a la piscina del hotel y la escena era esta: chica en bikini, muchacho de seguridad armado, chica en bikini, muchacho armado. Y así".
Bird y Ewing vivieron el torneo como grandes amigos. Jordan, Pippen, Johnson y Barkley se pasaron las noches jugando al Tunk, un juego de cartas. Sir Charles solía salir a veces del hotel. Cuando le preguntaban dónde estaba su seguridad, levantaba su bíceps y decía: "Aquí está mi seguridad".
En una conferencia de prensa antes de jugar contra Angola, le preguntaron a Barkley que sabía de ellos. Su respuesta recorrió el mundo: "No sé nada de Angola. Lo único que sé es que están en problemas". Estados Unidos ganó por 68 puntos.
Jugaron siempre una carrera contra ellos mismos. Antes de enfrentar a Croacia, sabían que los Bulls le habían ofrecido un contrato multimillonario a Toni Kukoc en el mismo momento que habían rechazado discutir la renovación de Scottie Pippen, quien ganaba $770.000. Image
¿Qué hizo Jordan? Dijo que solo él y Pippen marcarían personal a Kukoc. Querían ridiculizarlo y lo lograron: hizo cuatro puntos con 2-11 de cancha, perdió siete balones y USA ganó por 33. En la final, volvieron a ganarle a Croacia por 32.
Fueron estrellas de rock, celebridades en la era de la televisión por cable. De la masificación del juego en la que los sueños se perseguían a cuentagotas. Fue la única vez en la historia en la que el oro se sintió con sabor a poco.
Lo que habían ganado era mucho más que eso: era la eternidad en forma de equipo. Los dioses del juego hermanados en un espacio, la grandeza máxima exhibida ante los ojos del mundo. Lo que ellos no sabían, es que después de ese brillo, una puerta se abrió para nunca más cerrarse. Image
"Fuimos capaces de hacer todo lo que la gente esperaba de nosotros", dijo Jordan. "A mitad de nuestro vuelo de regreso tomamos conciencia: nos dimos cuenta de que nunca se volvería a ver algo igual", señaló Barkley. Tenían razón. Image
Diez años después de aquel oro surrealista, un equipo formado por jugadores argentinos destruía el sueño estadounidense en el Mundial de Indianápolis 2002: vencía por primera vez a un equipo formado íntegramente por jugadores NBA.
El nacimiento de la Generación Dorada se dio en forma de mensaje: el mundo, como se había conocido alguna vez, ya no existía. El juego, que alguna vez fue de ellos, ya no era de nadie. Dicho en otras palabras, era de todos.
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La invasión cultural y deportiva hizo ebullición. Los límites fueron destruidos. La crisis, entonces, dio lugar a la oportunidad. Y la NBA, disfrazada de misterio inalcanzable, onírico, se hizo cercana: dejó de ser en inglés para transformarse en un babel de idiomas, dialectos y razas. Como lo pensó, planeó y ejecutó Stern.

Como lo disfrutamos todos.
Llegamos al final. Espero que lo hayan disfrutado. Como siempre, si aún no lo han hecho, los invito a seguirme para más historias de básquetbol. ¡Hasta la próxima! Image

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