Thread by @CaminoAquelarre

La alegoría del carro, el alma y la filosofía (griega e india).

La alegoría del carro ha sido una de las más utilizadas dentro de la filosofía, asociada generalmente a las ideas de Platón sobre el alma. Sin embargo, lejos de quedar reducida al pensamiento griego, este mito aparece también en la India. Veamos una comparación entre ambos.

Platón consideraba que el ser humano, más allá de ser un mero cuerpo físico, poesía una esencia inmortal. Esta era el alma y se trataba de su verdadera naturaleza pues, aunque el cuerpo moría, el alma retornaba una y otra vez a la vida en cuerpos diferentes.

Quizás a nosotros esto nos suene al concepto de reencarnación, y no estaríamos tan mal encaminados al considerarlo así. Platón lo denominó "metempsicosis" (μετεμψύχωσις), transmigración de almas. Una idea que no inventa el filósofo, sino que ya se encontraba en el pitagorismo.

Sin embargo, para Platón el alma no es igual en todos los seres: está dividida en tres partes y en cada ser predomina una u otra. Estas tres partes serían:

Alma racional: situada en la cabeza.
Alma irascible: situada en el corazón.
Alma concupiscente: situada en el vientre.

El alma racional es la encargada de lo inteligible, la sabiduría y el gobierno. El alma irascible está relacionada con el coraje, la ambición y la fortaleza. Finalmente el alma concupiscente abarcaría los impulsos y deseos más elementales, sometidos a la templanza.

Platón determinó que la sociedad debía organizarse en función de esos tipos de alma. Aquellos con predominancia racional debían ser gobernantes; quienes se guiasen por el coraje deberían ser guardianes; y aquellos sujetos a los deseos deberían dedicarse al trabajo.

Sin embargo, todas esas partes se encontrarían en todos los seres humanos. Y la virtud se alcanzaría al lograr un equilibrio entre ellas. Es ahí donde entra la alegoría del carro y el auriga. Platón explicó esto del siguiente modo:

El carro representa al cuerpo; conducido por un auriga que simboliza el alma racional. Este carro es tirado por dos caballos: uno blanco (alma irascible) y otro negro (alma concupiscente). Sólo cuando el auriga es capaz de controlar el carro, este puede volar hacia el cielo.

Así pues, tenemos en la filosofía de Platón tres conceptos clave:

-La existencia de un alma inmortal.
-El alma transmigra hasta purificarse.
-La alegoría del carro como virtud del alma.

Es en este momento cuando nos trasladamos hasta la India para ver lo que dice su metafísica.

Las "Upanishads" son los textos metafísicos más importantes del pensamiento indio. Una recopilación de cientos de libros escritos en sánscrito que tratan una diversidad enorme de temas: el sentido de la vida, el origen del mundo, la esencia del hombre, la muerte, etc.

La que a nosotros nos interesa es la Katha Upanishad (कठ उपनिषद्), una de las principales y conocida como "el secreto de la muerte" o "la muerte como maestra", precisamente porque adopta la forma de un diálogo entre un niño, Nachiketas, y Yama, el dios de la muerte.

Lo que Yama le revela a Nachiketas es similar a la doctrina de Platón: que la esencia del hombre es el Atman (similar al alma platónica), que el cuerpo no es más que un recipiente y que ese Atman es inmortal, volviendo a nuevos cuerpos tras cada muerte. Pero hay algo más.

Y es que según Yama, sólo aquellos que son capaces de calmar su mente y de obtener el dominio de los sentidos son capaces de alcanzar la virtud suprema. Ese estado supremo que para Platón constituiría la purificación del alma y el final de los ciclos de metempsicosis.

Lo curioso es que para explicar esto Yama recurre nuevamente a la alegoría del carro, aunque esta vez algo más compleja que la de Platón. El dios de la muerte dice así:

"Considera que el Atman es el cochero y que el cuerpo es el carro. Considera que la facultad de la sabiduría es el auriga, y la mente las riendas. A los sentidos los llaman caballos y a los objetos de los sentidos sus pastizales".

"Aquel que es ignorante, cuya mente está constantemente dispersa, tiene sus sentidos fuera de control, como los caballos rebeldes de un auriga. Pero aquel cuya mente está centrada, controla sus sentidos como los caballos disciplinados de un auriga".

"Aquel que es ignorante, estúpido, siempre impuro, jamás alcanza el objetivo [el estado supremo], sino que da vueltas en el ciclo [sin fin de nacimientos y muertes]. Pero quien conoce, con su mente siempre pura, alcanza el objetivo gracias al cual no vuelve a nacer jamás".

Finaliza entonces este pasaje diciendo Yama:

"El hombre cuyo auriga es la comprensión y tiene las riendas de la mente bajo control, llega al final de su viaje, que es la Morada suprema de Vishnu".

Vishnu entendido aquí no como una deidad singular, sino como la realidad última.

A pesar del diferente grado de complejidad entre la explicación platónica y la upanishádica, entre ambas existe una sintonía. Como si estuviesen hablando de una misma cosa, pero empleando palabras acordes a su contexto cultural. Cambia la forma, pero el fondo se mantiene.

Y es que la filosofía occidental y la oriental no han sido nunca compartimentos estanco separados. Sus puntos de encuentro son el resultado no de árboles que llegan a tocarse, sino de ramas de un mismo árbol. Más allá de la alegoría del carro, ambas doctrinas siguen convergiendo.

Pero esos puntos de encuentro son búsquedas que os cedo a vosotros. Dicen las Upanishads que los sabios son aquellos que buscan lo permanente. En un mundo cambiante, efímero, en disolución, os invito a buscar aquello que permanece, que no cambia, que resulta eterno. ¡Adelante!