Se dice que Toledo tiene más muertos bajo las calles que vivos sobre ellas. Y es algo que se demuestra cada vez que se levantan los suelos del casco antiguo. Durante unas obras en la parroquia de San Andrés encontraron una cripta secreta que estaba llena de momias.
Foto real:
Siempre que se realiza algún tipo de obra arquitectónica en el casco histórico es necesario contar con un arqueólogo. Es común que al abrir el suelo o tirar los muros se encuentren restos de otras épocas. Y en ocasiones lo que se halla es digno de una película de terror.
Los suelos de muchas iglesias estaban completamente formados por lápidas de difuntos. Y cuando ya no quedaba espacio para más cuerpos, se sacaban antiguos huesos y se llevaban al osario. De ahí que Toledo tenga calles con nombres tan sugerentes como «Callejón de los Muertos».
A esto se le suma la enorme cantidad de historias sobre fantasmas, casas encantadas, demonios, alquimistas, brujas y magos negros que desde hace siglos impregnan la ciudad. Muchas de esas historias, como los libros de magia aquí traducidos, son tan reales como las propias calles.
Y las momias, aun estando ocultas en criptas o tras gruesos muros de piedra, no son más que la punta de un iceberg. Y este se remonta milenios atrás, hasta una época en la que no había iglesias ni callejones de los muertos, pero esa es ya otra historia...
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El Tíbet es casi exclusivamente visto como un país budista envuelto en el misterio de los lamas de túnica ocre. Sin embargo, Tíbet también fue históricamente un país de brujos, chamanes y nigromantes. Y muchos de esos rasgos perduran aun hoy en la cultura tibetana.
El Bön, aquella religión de la esvástica, llena de conjuros y maleficios, sigue presente en la mente y los ritos tibetanos. Hasta tal punto que sus creencias y prácticas llegan a influir e incluso fusionarse con las del predominante budismo vajrayana de los lamas.
Aquel fue el País de las Nieves que visitó Alexandra David-Neel y que retrató en libros como "Magos y místicos del Tíbet". Un techo del mundo plagado de una mística imposible de explicar, pero que embrujó sin remedio a la exploradora europea.
La alegoría del carro, el alma y la filosofía (griega e india).
La alegoría del carro ha sido una de las más utilizadas dentro de la filosofía, asociada generalmente a las ideas de Platón sobre el alma. Sin embargo, lejos de quedar reducida al pensamiento griego, este mito aparece también en la India. Veamos una comparación entre ambos.
Platón consideraba que el ser humano, más allá de ser un mero cuerpo físico, poesía una esencia inmortal. Esta era el alma y se trataba de su verdadera naturaleza pues, aunque el cuerpo moría, el alma retornaba una y otra vez a la vida en cuerpos diferentes.
El mito del Ángel Caído es uno de los que más interpretaciones ha recibido en la historia, siendo común encontrar que este es presentado muchas veces como una especie de Prometeo, de benefactor de la humanidad frente a Dios. Pero, ¿qué significa el mito en su sentido tradicional?
Al hablar de esto vamos a dejar de lado los aspectos teológicos y demonológicos sobre diferentes entidades como Satanás, Lucifer, el Ángel Caído y el Diablo, utilizando esos nombres como sinónimos. Para otras cuestiones demonológicas recomiendo este hilo:
En un sentido mítico, Lucifer es sin duda un rebelde. Sin embargo, ¿por qué se rebela exactamente? Según el mito original, el pecado de Lucifer fue el orgullo y fue este el que lo llevó a rebelarse. No se rebeló por la libertad, no se rebeló por ser un librepensador.
El espíritu tradicional ha considerado que la realidad tiene dos dimensiones: una física, visible y tangible; y otra metafísica, invisible e intangible. Y esas dos dimensiones, como dos caras de la misma moneda, conforman el mundo que habitamos.
La Naturaleza posee también un gran valor espiritual, tanto que desde tiempos remotos ha sido el espacio de los dioses y los espíritus. Cavernas, bosques y montañas han sido indómitos santuarios del misterio, aquellos lugares a los que acudimos para encontrarnos con lo sagrado.
La montaña ha sido, desde tiempos antiguos, un “axis mundi”. El eje del mundo que unía la raíces del Otro Lado con el reino de los dioses de lo alto. Chamanes, brujas y yoguis han acudido a la montaña en busca de esa dimensión invisible.
El Samsara es el ciclo continuo de vida, muerte y renacimiento presente en las doctrinas dhármicas. La realidad material a la que todos estamos atados por los efectos del karma (nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras acciones y todas sus consecuencias).
Todo eso resulta alienante para el Ser auténtico del hombre, por lo que alcanzar la liberación de este ciclo es la meta a conquistar. Una existencia samsárica es una vida alienante, cargada de las ataduras que genera el apego y la ignorancia.
Señores del trueno, dioses de la tormenta. El rayo tiene un gran prestigio y simbolismo desde un punto de vista espiritual y mitológico. No es de extrañar pues que las deidades asociadas a este elemento tengan siempre una posición elevada dentro de sus propios panteones.
El rayo de Zeus o el trueno de Thor evidencian el uso como arma de este elemento. Significa poder y capacidad para derrotar a los enemigos. Esto es especialmente evidente cuando va asociado a armas como martillos o hachas.
Muchos pueblos han considerado al rayo como un poderoso símbolo espiritual. Dentro del budismo, el trueno (vajra) es uno de los atributos de Buda; el poder espiritual capaz de destruir las falsas ilusiones del mundo. Igual que también aparece en el hinduismo en manos de Indra.