Vamos a aprovechar que Armenia vuelve a estar (por desgracia, como suele ocurrir, por razones tristes) de rabiosa actualidad para hablar de un episodio histórico curioso.
La época en que Madrid fue capital de Armenia, y por allí se paseó su rey.
Dentro 🧵
Armenia, además de ser un país bellísimo y con muchas leyendas (se supone que el Arca de Noé anda por ahí), tiene una larga tradición de reino cristiano.
A ese reino le han invadido muchas veces, y sus habitantes se han visto obligados a emigrar con frecuencia. Tanto que, tras la conquista por parte de los selyúcidas, los refugiados huidos de Armenia formaron un reino en la costa hoy turca denominado Cilicia, o La Pequeña Armenia.
Pero como los súbditos musulmanes de este reino no estaban a gusto con esos gobernantes (los cuales habían emparentado con una casa francesa), apoyaron a los mamelucos de Egipto cuando les invadieron. Y los mamelucos se llevaron secuestrado al rey armenio León V en 1375 al Cairo
¿Qué hizo León V al llegar a su lugar de encierro? Pues lo que haríamos todos: llorar como un bendito y dedicarse a mandar cartas desesperado a todo el mundo para que intentaran rescatarle.
Sus cartas eran una llorera continua: que si él era un buen rey. Que si los reyes cristianos tenemos que ayudarnos entre nosotros. Que si anda, estiraos un poco, que aquí hace mucho calor y lo paso fatal…
Tanto dio la brasa durante 7 años que al final convenció a alguien, al rey castellano Juan I, que pagó su rescate (el cual incluyó dinero y varios halcones que encandilaron al sultán), aunque también contribuyó el rey Pedro IV de Aragón.
Cuando fue liberado, León V fue a verles a ambos a sus respectivas cortes para agradecerles el gesto… y para seguir llorando. “Oye, ¿tú no me podrías echar una manita para recuperar mi reino?”.
El rey de Aragón respondió que él estaba muy contento con los armenios y con que un antecesor suyo le hubiera regalado a Tarragona las reliquias de Santa Tecla… pero que Turquía le pillaba muy a desmano y no estaba por la labor.
Juan I de Castilla le contestó más o menos lo mismo. Pero como estaba muy feliz (se acababa de casar) le dijo que, si quería, le dejaba un par de ciudades castellanas que le sobraban.
Así que le regaló Andújar, Villareal (hoy Ciudad Real) y Madrid, que entonces no era demasiado grande (era un pueblo de Castilla, conquistado a los musulmanes, sin mayor trascendencia).
Además, le asignó una renta bastante considerable, que penas con pan son menos penas.
Pero claro, los nobles de las zonas que le habían sido asignadas se mosquearon un poco. Que eso de que te regalen a un señor que no conoces de nada, como que no. Se quejaron al rey de que se había pasado un poco. Y Juan I recapacitó, pensando que había sido demasiado generoso.
Así que promulgó una ley que prohibía que León V vendiera ninguno de los territorios que le había adjudicado y ordenó que, cuando éste muriera, dichos municipios volvieran a la corona de Castilla.
León V (ahora León I de Madrid, capital de Armenia; dicen que la eligió como capital porque le gustó el sitio) trató de portarse bien con sus nuevos territorios: se comprometió a no despedir a los funcionarios que había, y además bajó impuestos.
Se instaló en el Alcázar (donde hoy está el Palacio Real), reformó sus torres, y caminaba sin escolta por las embarradas calles del pueblo. Aun así, sus nuevos súbditos le cantaban coplillas de mofa: «Dicen que de la Armenia nos viene un señor, guárdenos Dios de tan real favor»
O esta otra: «si la villa fuera silva la guardaría el León. Mas es tierra castellana, no queremos tal señor».
La pinta que tenía de persona procedente de tierras exóticas (se parecía demasiado a los enemigos musulmanes de la Península), por lo visto, tampoco ayudaba.
Pero León V se portaba bien: hasta peregrinó a Compostela (por lo visto, le dio una pájara en Segovia: le sentaba mal “el aire serrano”). Aunque, claro, siguió haciendo lo que más le gustaba: llorar al resto de monarcas europeos para que le ayudaran a recuperar la Pequeña Armenia
De hecho, marchó a una gira por Navarra, Inglaterra y más tarde por París, en este caso para recabar el apoyo del francés Carlos VI (quien era pariente lejano, aunque no se estirara con el rescate). El rey galo le dio…
... una palmada en la espalda, un castillo y otra renta. Que otro hubiera dicho que con eso bastaba, pero León seguía a lo suyo, y trató de mediar en la Guerra de los Cien Años para que ambos bandos se reconciliaran y fueran de cruzada a recuperar Armenia: pero nada, que tampoco
Al final, León V, viendo que no le hacían caso, se quedó en Francia, e ignoró bastante a sus eventuales posesiones en Castilla; de hecho, las Cortes de Madrid le destituyeron sin que León se opusiera, básicamente para certificar lo evidente (eso sí, la renta la seguía cobrando)
Cuando murió, fue enterrado en la catedral de Saint-Dennis. Su cuerpo se perdió en la Revolución Francesa, pero su ostentosa tumba -que aún le señala como Señor de Madrid- sigue allí: seguro que los madrileños fueron a visitarlo en la última final de la Champions, ¿verdad?
Madrid, después de 7 años largos de capitalidad, volvió al anonimato. Claro que quizá le debió de pillar el gusto a eso de ser capital de algo, porque, siglos más tarde… Aunque esa historia ya os la habrán contado en más de una ocasión.
Hoy Madrid recuerda al rey armenio con una calle y algún establecimiento. Por otra parte, su inútil título de rey de Armenia lo heredó Jacobo I de Chipre, quien también coleccionaba reinos inexistentes como el de Jerusalén (ese nombramiento que ahora ostenta Felipe VI)
Cilicia -hoy turca- nunca volvió a ser armenia. Respecto a este último país, no soy yo quién para meterme en la complejidad de la política de Asia central, y por eso no voy a tratar de opinar sobre el avispero de Nagorno-Karabaj…
Pero, si os interesa un poco más la historia de este pueblo, hace un tiempo hice un hilo sobre el genocidio armenio, y su compleja relación con sus vecinos
Y ésta es la historia de cómo León V (aunque, según algunos, debería ser VI) fue durante un breve tiempo rey de Madrid, aunque él nunca renunció a recuperar su reino perdido. Es normal, después de todo, echar de menos tu tierra.
Ya sabéis, si os ha gustado el hilo, retuits, corazoncitos, seguidme, o cread un nuevo reino en alguna parte
Y si os ha gustado el hilo, en esta cuenta los tenemos de muchos tipos de tema: arte, ciencia, literatura... e historia. De hecho, si os molan los reinos olvidados, aquí tenemos uno curioso:
No me gusta el modelo Instagram: la fotografía perfecta, la vida ideal… Ni siquiera tomo muchas fotografías durante mis viajes. Pero hay un lugar donde el aspecto “instagrameable” y la llegada del turismo les ha hecho un gran favor.
Bienvenidos a EL PUEBLO DE COLOR. Dentro 🧵
En un hilo anterior os hablé de Indonesia. Es un país estupendo para hacer turismo, lo cual no quita que sea un país en desarrollo, lleno de desigualdades, y con muchísima gente muy pobre.
La ciudad de Malang, situada en el corazón de la isla de Java, no es una excepción. De hecho, Malang, en el idioma local, significa “pobre” (o eso me dijo mi guía; ya sabéis, no fieis de todo lo que os cuentan por ahí).
Hoy voy a contar cómo una técnica milenaria demostró su superioridad sobre otra moderna y nos enseñó cómo, en medio del paraíso, a veces lo más antiguo y modesto (por mucho que les extrañe a algunos) es mucho mejor.
Hoy toca una de arroz, o EL AUTÉNTICO TESORO DE BALI. Dentro🧵
Bali se ha convertido en sinónimo de playas perfectas, de fotografías ideales de Instagramers, de belleza y de lujo, de fiesta sin fin. Parece que allí la vida es perfecta, entre otras cosas porque es un paraíso construido ex profeso para eso, ocultando el resto de la realidad
Es un lugar que, en muchos sentidos, muere de éxito (luego explicaremos eso): hay gente que ha ido a Bali y casi no conoce nada acerca de Indonesia, un país con mucho más que ofrecer a nivel humano y turístico.
Hoy os voy a contar una historia donde, como en la guerra de Troya, los mitos tienen algo de real, y las explicaciones biológicas subyacen por debajo de referencias religiosas y culturales.
Bienvenidos al misterioso caso de UN GUSANO ASQUEROSO y el símbolo de la medicina: el 🧵
Partamos de un hecho: a pesar de que el cristianismo nos ha vendido que las serpientes son malas (por eso del pecado original, la tentación de Eva y demás), para el resto de las culturas no tienen tan mala sombra.
En verdad, el símbolo de la serpiente (o a veces su equivalente mitológico, como el dragón) puedes hallarlo en relieves y esculturas en toda clase de edificios a lo largo de diversos continentes y eras, desde los templos de Kukulkán en México hasta en la India y Extremo Oriente
En Islandia hay una tumba cuya lápida está elevada decenas de metros encima del cuerpo que aloja.
Esto se debe a algo que, de golpe, estuvo a punto de cargarse una isla y la economía del país. Pero que creó un beneficio.
Con vosotros, EL VOLCÁN QUE SURGIÓ DE LA IGLESIA. Dentro🧵
Hoy, nos vamos a un archipiélago situado al sudoeste de Islandia y que tiene el poco original nombre de islas Vestmann (o sea, Islas del Oeste: los islandeses no son muy originales poniendo nombres).
A pesar de algunas bellezas naturales como la Roca Elefante, la isla sólo fue conocida hasta hace poco por ser un refugio para protegerse de los piratas.
Que hoy es una isla turística, y hasta con centro de rescate para frailecillos y ballenas beluga, pero en su día no era mucho
Todos tenemos una acción de la que nos arrepentimos y por la que deseamos volver al pasado para corregirla.
Este hombre (claro) no pudo. Pero se halló en la situación más similar posible.
Para salvar a María Antonieta.
Hoy, EL HOMBRE QUE VOLVIÓ AL PASADO A SALVAR A SU AMOR. El 🧵
Voy a presentaros al protagonista en cuestión.
Se llamaba Hans Axel de Fersen, era un maromaco y aristócrata sueco que se fue a vivir a Francia, donde allí conoció a María Antonieta.
Y la leyenda dice, por supuesto, que se hicieron amantes.
Digo leyenda porque hay mucha discusión sobre este asunto. Sobre todo porque posteriores custodios de diarios y gente implicada hicieron todo lo posible para no se supiera, o que nunca hubiera seguridad sobre si habían mantenido relaciones íntimas o el amor era sólo platónico
Hoy os voy a contar un relato que implica catástrofes, inundaciones, leyendas… y, sobre todo, la increíble capacidad del ser humano para conservar los hechos pasados a través de la narrativa.
Bienvenidos a LA HISTORIA MÁS ANTIGUA JAMÁS CONTADA.
Todo relato tiene un punto de partida y, como hay que ponerlo en alguna parte, nosotros vamos a situarlo en la cultura de los aborígenes australianos. Es decir, los primeros habitantes de Australia, aunque al pensarlo solamos tener en la cabeza a otros:
Aunque aún no sabemos exactamente cómo fue la migración que llevó a éstos a establecerse en Australia, hace entre 120.000 y 40.000 años (se duda de si vinieron de África o Asia), hay una cosa segura: durante muchíiisimo tiempo, estuvieron solos, y cultivaron sus propios mitos.