Hoy justo hace 40 años, durante uno de los descansos de la Super Bowl, Apple, apoyándose en la cruda visión del 1984 de George Orwell, le hizo plantearse a 96 millones de personas la relación que teníamos con la tecnología…
¡Abro hilo distópico! 🧵👇
Tras Lisa y su discreta aceptación, Apple estaba listo para lanzar al mercado, a finales de 1983: el Macintosh 128K, y Steve Jobs iba a por todas. Contrató a la agencia de marketing Chiat/Day y les pidió una campaña «que resuene como un trueno». ¡Y vaya si lo hizo! ⚡️
En 1983, la novela 1984 de George Orwell (escrita en 1948), ya era más que un clásico y el mundo de la cultura llevaba tiempo preparándose para la llegada de aquel año. Algo así como cuando nosotros recordábamos el Los Ángeles de Blade Runner en 2019. ¿Se cumpliría la profecía?
La temática ya flotaba en el ambiente desde hacía meses, así que hacer cualquier cosa basada en 1984 no era algo especialmente original. Pero plantear la relación directa que podría existir entre la tecnología emergente y esa visión plomiza y opresiva de Orwell, sí.
Cualquiera que haya leído la novela sabrá que, realmente, Orwell no profundiza demasiado en los aspectos tecnológicos y sus planteamientos no giran en torno a las telepantallas en sí, por ejemplo. Es una distopía más política que tecnológica.
La peli sí algo es más explícita:
Pero aquel anuncio de Apple, de alguna manera, mostró que llegar a aquel mundo horrible empezaba a ser posible: le dio verosimilitud desde un punto de vista que, hasta el momento, no había entrado de una manera tan evidente en escena.
Los artífices fueron Lee Clow, director creativo; Brent Thomas, director artístico; Steve Hayden, redactor creativo, y el director Ridley Scott. La atleta y actriz Anya Major representó a la protagonista y David Graham al Hemano Mayor.
Crossover: David Graham ya le había dado voz a los Daleks en Doctor Who.
Pongamos cierto contexto: 1984 es una novela que, desde que se publicó, horrorizó a propios y extraños. Era demasiado oscura, demasiado horrible, nadie quería mirar de frente a la posibilidad de un futuro así.
Aunque el anuncio, antes de su presentación, había triunfado en la conferencia anual de ventas, la reacción del consejo de administración de Apple no fue tan entusiasta. Lo consideraron tirar el dinero, ¡ni siquiera salía ningún Mac! Pero Jobs tiró adelante.
Por tirar el dinero probablemente se referían a que se ha llegado a hablar, aunque la cifra oscila según la fuente, de alrededor de 900 000 $ de presupuesto. Eso puede andar sobre los 23 000 000 $ a día de hoy.
La primera emisión no fue la de la Super Bowl. El día de Nochevieja de 1983, ya pudieron verlo en una televisión local de Twin Falls, Idaho. Fue, en realidad, una maniobra de marketing: tenían que emitirlo antes de que acabara el año para presentarlo a los premios del sector.
La Super Bowl entre los Washington Redskins y Los Angeles Raiders se celebraría el 22 de enero de 1984. Y, ahora sí, esto es lo que pudieron ver los espectadores durante el tercer descanso del partido:
Inciso: ganaron los Raiders.
Los colores, los uniformes, las pantallas, una sociedad militarizada… A los relatos distópicos les sucede un poco como al ciberpunk, que la estética es tan fuerte que habla por sí misma. No necesitamos nada más para situarnos en el contexto.
Y el anuncio acababa con la siguiente frase: «El 24 de enero, Apple Computer presentará el Macintosh. Y entonces verás por qué 1984 no será como 1984».
Aquí dejo que cada uno haga su análisis del mensaje que trataba de transmitir Apple de la compañía ―y que es bastante obvio, por otro lado― y reflexione sobre si está de acuerdo o no. No es el tema de este hilo y, además, yo soy más de pingüinos que de manzanas.
Este anuncio, sin embargo, es un ejemplo magistral del impacto que la relación entre ciencia, tecnología y ciencia ficción tiene en nuestras vidas, aunque no siempre sea algo tan evidente como en este caso.
Inventamos, combinamos y recombinamos para crear narrativas que representen las circunstancias de nuestro tiempo.
Así que, por un lado, este anuncio actualizó la distopía de Orwell, escrita en un contexto y por unos motivos muy diferentes.
Y, por otro, nos hizo reflexionar sobre nuestra relación con un tipo de tecnología que estaba a punto, a punto, a puntísimo de meterse en todas las casas. Algo que hasta entonces no había hecho.
¿Os suena de algo eso de que tecnologías reservadas, hasta el momento, a instituciones y empresas ahora sean accesibles para todo el mundo? Pues eso…
Pensamos que los tiempos cambian, pero lo que cambia es el decorado, no nuestros dilemas éticos, morales y sociales, que seguimos sin solucionar. Y la prueba está en que no dejan de repetirse los mismos temas. Me pregunto si alguna vez saldremos de este bucle... 👀
Si has llegado hasta aquí, espero que este hilo te haya gustado o que, al menos, no te haya dejado mal cuerpo. ¡Me ayudas mucho si lo compartes! ❤️
Y, si quieres profundizar en esta y más curiosidades relacionadas con 1984, además de leerte la novela, te recomiendo este pedazo de ensayo publicado por @Capitan_Swing:
La mañana del 16 de diciembre de 1947, este cacharro cambió la historia de la informática, abriendo la puerta a la miniaturización. Es el primer transistor y, aunque no lo sepas, tiene un relación muy estrecha con cierto género literario de marcianos... 🛸
¡Dentro hilo! 🧵👇
Las maravillas, como esta, que se consiguieron en los Bell Labs desde principios a mediados del siglo XX se las debemos a una persona: Mervin Kelly, director de los labs entre 1936 y 1959 y a su forma de entender la innovación.
Kelly creía fervientemente en la multidisciplinaridad y el intercambio de ideas. Esto se veía reflejado no solo en la arquitectura abierta y flexible de la sede de los labs, sino en la organización de sus departamentos. Uno de ellos era el grupo de estado sólido, formado en 1936.
Justo hoy hace 55 años vislumbramos, por primera vez, cómo los ordenadores transformarían por completo nuestras vidas. 💻
Bienvenidos al momento en que miramos cara a cara al futuro en: «La madre de todas las demos».
¡Hilo va! 👇
El protagonista de esta historia es Douglas Engelbart, hijo de un ingeniero de Portland que se dedicaba a reparar radios, y ya sabéis que, si hay radios de por medio, hay pionero de algo.
Estando en la Marina, llegó un día a sus manos este artículo de Vannevar Bush, «As we may think», que apareció en el número de julio de 1945 de The Atlantic.
Respondo en un pequeño hilo, pero aclaro que son las que yo leería porque considero que tienen valor histórico o son obras maestras y que no le van a gustar a todo el mundo. (Si tenéis dudas, me podéis preguntar).
La primera ya la sabe cualquiera que me siga, y es Hacedor de Estrellas, de Olaf Stapledon.
Esta edición de Minotauro tiene un prólogo de Borges maravilloso.
De Robert A. Heinlein os recomiendo hasta los andares, pero Forastero en tierra extraña fue una de las tres obras fundamentales, junto con Dune y El señor de los anillos, que convrtieron el fantástico en un algo serio. (Cuidado que hay dos versiones, la original y la extendida).