¿Era el Tíbet de la primera mitad del siglo XX ese paraíso terrenal de sabiduría y elevación espiritual que nos ha contado Hollywood? ¿O era más bien una sociedad bastante menos paradisíaca?
¡Ahí les va! en versión hilo
👇👇👇
Durante años, en los grandes medios y, lo que es todavía más influyente, la industria del entretenimiento occidental, el Tíbet ha sido constantemente presentado como un enclave idílico que fue violentamente asaltado por la Revolución china.
Sin embargo, seguramente no les resultará demasiado sorprendente saber que esa versión hollywoodense dista bastante de ser real.
La fascinación mediático-cultural por esta región en Occidente comenzó en la década de 1930. En esos años se estrenó la película ‘Horizontes Perdidos’, del brillante director ítalo estadounidense Frank Capra, basada en una novela del británico
James Hilton del mismo nombre.
#FunFact: Ni Hilton ni Capra estuvieron jamás ni remotamente cerca del Tíbet como para dar una imagen mínimamente fidedigna de lo que por allí sucedía🤷
En 1952, el austríaco Heinrich Harrer, que sí vivió en esa zona montañosa, escribió otra lisonjera novela titulada “Siete años en el Tíbet”, que fue un inmediato éxito y sería llevada al cine casi medio siglo después.
Harrer era reconocido como alpinista, mucho más que por ser un nazi que se casó con el uniforme de las SS enfundado, como tuvo que admitir más tarde.
Vaya. Fan de Adolf Hitler y admirador del Dalai Lama, qué combinación tan poco ‘hollywoodizable’ a priori, ¿verdad?
Sea como sea, la semilla de un Tíbet digno de publicidad de agua mineral germinó y la idealización del supuesto paraíso tibetano se asentó definitivamente en la llamada ‘cultura general’ occidental gracias a películas como la mencionada ‘Siete años en el Tíbet’ o ‘Kundun’.
Ambas películas tenían un curioso y nada inocente componente argumental: en ellas se acusa a la República Popular China de borrar de un plumazo aquella especie de nirvana sobre la Tierra durante la década de 1950.
Y no es casualidad, en absoluto, que ambas se estrenaran en los años que siguieron al derrumbe soviético, cuando desde Washington deseaban que en Pekín sucediera algo parecido a lo sucedido en Moscú.
De hecho, el mismo año que caía el Muro de Berlín y se producían las protestas en la plaza de Tiananmen, 1989, le fue concedido el premio Nobel de la Paz al Dalai Lama.
Desde entonces el 'revival' tibetano de raíces políticas y tarjeta de presentación cinematográfica goza de un prestigio en las narrativas hegemónicas que, aunque con menos intensidad, se alarga hasta el presente.
O, dicho de otra forma: “O sea, ¿cómo puede haber algo malo en una causa que defiende Richard Gere y protagoniza Brad Pitt? Hellooo?!”
Sin embargo, el sistema que rigió en el Tíbet desde 1912
(cuando se independizó de la última dinastía imperial china) hasta su anexión por la República Popular China en 1951 es tan ejemplar para la humanidad como la Inglaterra del siglo XIX para los derechos de la infancia.
A grandes rasgos, el llamado ‘Reino del Tíbet’ era un protoestado feudalista, dominado por la figura de un líder al que se proclamaba de origen divino.
Sistema feudal, teocrático y con un supuesto semidiós a la cabeza.
¿Verdad que suena paradisíaco?
Decir que la riqueza material del Dalai Lama de turno y su familia era digna de estrella de Hollywood
sería quedarse corto. Su residencia central, el Palacio Potala, contaba con más de mil habitaciones y además eran dueños de la mayor parte de las tierras fértiles de la región.
Esta élite representaba apenas el 5 % de la población del Tíbet, otro porcentaje similar eran pequeños terratenientes y el resto, 9 de cada 10 personas, eran personas sometidas a mayor o menor grado de servidumbre:
Desde los más ‘afortunados’, que pagaban por el ‘derecho’ de trabajar tierras bajo condiciones abusivas,
hasta los llamados ‘nangsen’, personal doméstico que era propiedad transferible y heredable de los dueños del hogar donde servían. Esclavos, por decirlo menos tántricamente.
En lo más bajo de la jerarquía social se encontraba la casta de los ‘intocables’, los 'ragyabpa', relegados a tareas tan ‘espirituales’ como la prostitución o la aplicación de torturas. ¡Ah, esclavitud, prostitución y torturas! ¡Qué edificante era la sabiduría de los lamas!
Además, el analfabetismo rondaba el 95 % de la población y la esperanza de vida era de 35 años.
Por todo ello, la mayoría de estudiosos define aquella sociedad como una rígida y jerárquica teocracia en la que las clases altas sometían a las bajas de manera abrumadora y cruel.
En 1951, la recién nacida China de Mao retoma el control del Tíbet después de que el Dalai Lama (el actual, pero con bastantes años menos que ahora) firmara un acuerdo en ese sentido.
Inicialmente, en base a lo acordado, las nuevas autoridades chinas no intervinieron en la zona y así se mantuvo prácticamente intacta la estructura teocrática y feudal.
Pero en 1959 una revuelta tibetana terminó con el Dalai Lama y muchos de sus seguidores en el exilio.
Su clan familiar, tuvo que dejar atrás sus 27 mansiones y miles de siervos que trabajaban en condiciones laborales medievales.
En años recientes la ‘tibetmanía’ occidental menguó bastante y, de hecho, últimamente en EE.UU., sobre todo, intentaron sustituir esa causa desgastada con la minoría china de los uigures, aunque con menos convencimiento y todavía menor éxito:
ni el tema ha captado nunca tanta atención y apoyo como en su momento el Dalai Lama y su corte de defensores, ni tampoco Brad Pitt ni ningún viejo o nuevo galán de Hollywood interpretó a un líder uigur en desigual combate contra Pekín en una gran producción de Hollywood.
Obviamente, esa política tan occidental de idealizar grupos políticos, étnicos o religiosos, por pura conveniencia y sin importar quiénes sean realmente, no es nueva ni mucho menos casual.
A veces son monjes tibetanos con amables sonrisas y esclavos en sus palacios…
… o ‘freedom fighters’ con grandes anhelos de libertad y cinturones de explosivos bajo la ropa…
… o ‘freedom fighters’ con grandes anhelos de libertad y cinturones de explosivos bajo la ropa…
… o militares que llegan a restaurar la democracia pero después se quedan décadas en el poder…
…o 'presidentes' autoproclamados que llegan para supuestamente ayudar a su pueblo y terminan cosiéndolo a sanciones desde otro país…
…o valientes presidentes que enfrentan a un enemigo poderoso pero manejan unas Fuerzas Armadas controladas por nostálgicos del nazismo…
… pero la estrategia de Washington y sus aliados es siempre la misma: aupar causas,
las que sean y como sean, solo por el hecho de incomodar a sus rivales geopolíticos.
Por eso en esta ocasión nos permitimos traer a la memoria aquella especie de fiebre de ‘tibetfilia’ que hace no tanto inundó los grandes medios y la industria del entretenimiento occidental y que todavía muestra síntomas de no haber remitido por completo.
No por lo que esa sintomatología dice del Tíbet, sino por lo que dice de quienes padecen esta clase de interesadas idealizaciones que no tienen nada de idealistas y sí tienen mucho de intereses.
Si llegaron hasta acá, indudablemente les gusta leer. Pero si también disfrutan lo audiovisual, lo que acaban de leer es una versión escrita de nuestro video sobre el tema:
El desfile del Día de la Victoria de este año en Moscú ha sido muy especial. Y no sólo porque se cumplen 80 años de la derrota de los nazis, sino porque muy pocas veces este evento ha presentado tantos elementos de análisis geopolítico.
¡Ahí Les va! en versión hilo 👇👇👇
Por la Plaza Roja desfilaron más de 11.000 efectivos militares, acompañados de casi 200 piezas de equipamiento bélico, entre ellas tanques, misiles y –la gran novedad– drones
Como cada año, varios aviones surcaron los cielos de la capital rusa. Durante casi dos horas, Rusia exhibió su poderío militar pasado y presente. Pero el evento iba mucho más allá de eso
Es probable que quienes hoy no entienden el significado del 9 de mayo en Rusia jamás lleguen a entenderlo. Y las razones, en el fondo, son muy sencillas.
Con esa sencillez y un toque poético compusimos el texto que les presentamos a continuación.
¡Ahí Les Va! en versión hilo 👇
Nunca lo entenderán, porque no fueron ellos quienes izaron la bandera sobre el Reichstag
Nunca lo entenderán, porque no fueron ellos quienes acorralaron a Hitler hasta que se quitó la vida en un búnker
Ni Hollywood se libra: Trump anunció un arancel del 100 % para las películas hechas en el extranjero, independientemente de su nacionalidad. Es decir, también, y especialmente, para las estadounidenses. ¿Por qué y para qué lo hizo?
¡Ahí les va! En versión hilo 👇👇👇
Donald Trump impuso un nuevo arancel. No importa cuándo lean esto 😅. Pero el más reciente merece un comentario aparte
El presidente estadounidense instruyó a sus responsables de Comercio a que preparen la aplicación de un arancel del 100 % “sobre todas y cada una de las películas que llegan a EE.UU. y que son producidas en tierras extranjeras"
Aranceles a todos los países del mundo. Del 50 %, del 34 %, del 10 %. Así sean socios o rivales, lejanos o cercanos, poblados por personas o por pingüinos. ¿Qué persigue esta desconcertante política económica de Trump? ¿Dará buen resultado?
¡Ahí les va! en versión hilo 👇👇👇
El presidente Donald Trump anunció el 2 de abril como día en que EE.UU. declaraba su “independencia económica” del resto del mundo. Y lo hizo imponiendo aranceles que van del 10 % hasta el 50 % a, prácticamente, todas las naciones del globo terráqueo
El mandatario impuso aranceles del 34 % a China (para un total acumulado de más del 50 %), del 24 % a Japón, del 20 % a la Unión Europea, del 10 % al Reino Unido y casi toda América Latina (a excepción de Venezuela y Nicaragua, algo más altos), por mencionar algunos ejemplos
Que la globalización no ha salido como planearon sus impulsores occidentales es algo bastante obvio (para quien quiera verlo).
Pero que lo reconozcan en la Casa Blanca y lo expliquen con detalle nos pone en bandeja un análisis interesantísimo.
¡Ahí les va! en versión hilo 👇👇👇
La globalización fue un fracaso para EE.UU. Y no es una opinión tomada de alguna publicación en redes sociales, sino del mismísimo vicepresidente de los ‘United States of America’
Las palabras de J. D. Vance abarcan 40 años de historia reciente, pero además resultan fundamentales para interpretar presente y futuro, no ya de EE.UU., sino del planeta entero
"Rearmar Europa”. ¿Verdad que suena tranquilizador?
A continuación analizamos el programa con el que Bruselas quiere afrontar militarmente los nuevos tiempos: su creativa financiación, su puesta en escena y sus previsibles consecuencias.
¡Ahí les va! En versión hilo 👇👇👇
La presidenta de la Comisión Europea presentó su plan para que Bruselas se rearme como si no hubiera mañana (con perdón de la expresión elegida, tal vez no del todo adecuada)
En una breve comparecencia tras la cual no se permitieron preguntas de la prensa, Ursula von der Leyen anunció su estrategia para que la Unión Europea aumente su gasto militar conjunto en 800.000 millones de euros