Quizás no te suene su cara, pero es una de las personas más importante de la historia de música para cine.
Sin embargo, no existe.
O bueno, solo existe para una persona.
Os cuento su historia en este hilo👇
Doris trabaja en Bradford, una ciudad del norte de Inglaterra.
Allí la gente no tiene mucho dinero.
Y mucho menos en la época de Thacher.
En esa época, el acceso a la cultura era casi mínimo.
Por eso los Workingsmen Clubs, centros de actividades para los trabajadores, organizaban frecuentemente actos culturales.
Como por ejemplo, conciertos.
Pero no os penséis iban a los conciertos artistas como Elton John o Rod Stewart, más bien eran grupos semidesconocidos que aceptaban actuar por el alojamiento y un par de pintas.
Uno de los grupos que pasó por allí era Krakatoa.
No creo que nadie haya oído nunca a Krakatoa. Decían que eran tan malos que una vez tuvieron que sacar a unas Strippers para que la gente no se fuera.
El caso es que en esa banda, comenzaba su andadura un joven alemán que estaba loco por los teclados.
Su nombre era Hans Zimmer.
Hans Zimmer se dio cuenta de que la gente que iba a sus conciertos no era la misma que el conocía en Londres.
Era gente que no tenía dinero para eventos culturales o conciertos.
Si pagaban por algo, era un sacrificio para ellos.
Así que tenía que ser la leche.
Esto es muy bonitos, pero las ideas se las lleva el viento.
Así que, una noche, después de un concierto en Bradford (y de una cuantas pintas), Hans Zimmer hizo algo que no tenía ningún sentido:
Se inventó a Doris.
Doris sería una de esas mujeres del norte, que trabaja toda la semana y que el fin de semana duda si gastarse el poco dinero que tienen en ir al pub o acudir al concierto de esos chicos de Londres.
Y si Doris decide ir al concierto... Ese concierto hay que hacerlo para Doris.
Porque Doris tiene una vida muy perra. Su marido murió y se quedó sola con dos hijos que son un poco cabroncetes.
Solo tiene un abrigo gris, que no le protege del frío.
Como no tiene mucho dinero, se tiñe el pelo solo cuando puede y lo lleva siempre fatal.
Para Hans Zimmer Doris dejó de ser ficticia y pasó a ser real.
Y esto fue muy importante.
Porque cuando comenzó a componer, una pregunta se instalaba en su cabeza:
¿Le gustará a Doris?
Después de 40 años, Hans Zimmer es uno de los compositores de cine más importantes del mundo y un revolucionario.
Pero cada vez que se sienta a componer, sigue haciéndolo para su musa, Doris.
Una mujer que nunca existió, pero que es tan real como la vida misma.
Ojala todos tuviésemos una musa así.
Ojalá todos escribiésemos para Doris.
Este es el primer hilo que escribo sin el check azul, así que os agradecería que lo retuitearais para intentar ganar al algoritmo.
Este armario quedó perdido en la historia 50 años.
Y no es casualidad, porque este armario guarda un secreto.
Un secreto que salvó muchas vidas.
Hoy, en #berlinespobreperosexi, El taller de ciegos de Otto Weidt.
El callejón de Rosenthaler es uno de los lugares más pintorescos de Berlín. Lleno de graffitis y arte moderno, es uno de los mejores sitios para tomar una cerveza en verano.
Sin embargo, hace 80 años era muy distintos. Pertenecía al barrio de artesanos en los Hackesche Höfe.
Un lugar lleno de pequeños talleres, patios con fábricas y negocios judíos.
Hay veces se encuentra la inspiración en lugares extraños
Where are we now?
Esta frase encierra un secreto entre un padre y un hijo.
Unas palabras de ida y vuelta.
Una pregunta que inspiró dos obras de arte.
Porque el padre se llamaba David Bowie y el hijo, Duncan Jones.
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Toda esta historia comienza en 1970.
Bowie había publicado un año antes Space Oddity, una canción sobre un astronauta perdido en el espacio, sin conexión con la tierra, y que le había llevado a la fama.
Justo en la cresta de la ola, nació su primer hijo: Duncan. O Zowie. O Joey
Sea cual sea el nombre que adopte, su nacimiento causo un gran impacto en Bowie.
Tanto que solo unos días de su nacimiento compone una canción preciosa dedicada a su bebé.