Antes de verla, recordad que ha estado separado de sus hijos 4 años y que ahora es "imposible establecer en este momento una custodia paterna, pues el vínculo paterno filial se encuentra seriamente dañado". libertaddigital.com/espana/2024-08…
Esta mujer acusaba al hombre de darle palizas regularmente, de cogerla del pelo o del brazo y estamparla cuando se cruzaban por el pasillo o cuando estaban en el coche o en el salón, de ponerle micros en casa para controlarla, de amenazarla de muerte a ella y a sus hijos...
Lo acusaba de maltratar a los niños: de pegarles palizas, tumbarlos a bofetones, hacerles marcas y amenazarlos para que no lo contaran.
Lo acusaba de abusar sexualmente de ellos, tocarles el culo y hacerles comentarios. De masturbarse luego en el baño y amenazar con violarlos.
Lo acusaba de pegarle al niño mayor a la vista de todo el mundo cuando solo tenía dos años, y de estamparle la cara contra la pared haciéndole sangrar.
Lo acusaba de tumbar al niño a golpes y luego agarrarlo de la cabeza o del cuello hasta que no podía respirar. De apuntarlos a él y a la madre con su arma reglamentaria, llegando a ponérsela al niño en la nuca, y amenazar con matarlos. De decir que tendría que prostituirlo.
Lo acusaba de pegarle al niño con toallas y cinturones. De agarrarlo por la nuca. De golpear al pequeño con una porra, y a ella al intentar defenderlo, y luego amenazar con arrojarlos por la ventana a los dos.
Lo acusaba de hacer vomitar al pequeño y estamparlo contra la trona. De zarandear al mayor y pegarle por todo el cuerpo con un pantalón. De darle dinero a un compañero de clase para que le pegara. De tocarlos y amenazar con violarlos y con matarlos haciendo explotar una bomba.
Lo acusaba de meter drogas, dinero y armas en casa, y al ponerse de rodillas para suplicarle que se los llevara, decirle que aprovechara para chupársela. De intentar envenenar a los niños. De amenazar con matar a su hermano, y a ella, y a los niños.
Por último, lo acusaba de contactar con varias personas para que acosasen y espiasen a la familia. Unos con cámaras de fotos, otros con armas.
En estos casos se condena sin más prueba de cargo que la palabra de la mujer, siempre que cumpla tres criterios:
1. Que ella parezca fiable. 2. Que su historia no cambie mucho. 3. Que exista algún indicio que parezca corroborarla.
En este caso no cumplió la 3. Veamos por qué.
El primer motivo es que para demostrar una agresión presentó un parte que no hacía referencia a ella, que mostraba lesiones incompatibles y que se hizo cuando ya no convivían.
El segundo es que su propio hijo desmintió que sucediese esa agresión.
El tercero es que el hijo mayor, al interrogarlo, desmintió la historia de la madre. No contó ningún episodio de agresiones ni hacia él ni hacia ella, no relató ningún abuso sexual, negó que su padre lo viera desnudo y que alguna vez le enseñase una pistola.
Cuando interrogaron a los amigos de la pareja, estos también desmintieron la historia. Incluso las amigas de ella decían que jamás habían visto síntoma de maltrato, ni ella se lo había contado, y que simplemente estaba triste porque él quería divorciarse.
Cuando siguieron interrogando a más testigos, todos contradecían la palabra de la mujer. Ni un solo indicio de maltrato jamás.
Incluso la mujer que supuestamente la había estado espiando dio explicaciones que convencieron al tribunal.
Los familiares de la mujer sí que decían haber visto malos tratos muy graves, pero contaban versiones contradictorias e incompatibles entre sí.
La sentencia también menciona que las palizas narradas por la mujer causarían serias lesiones y que sus amigos y compañeros de trabajo las verían, y sin embargo no fue así.
Igualmente, el niño iba a revisiones regulares sin que el pediatra viera jamás signo alguno de maltrato.
También se sometió al niño a exploraciones, que no mostraron signo alguno de que hubiera sufrido o visto abusos o malos tratos.
Hablaron con el profesor del niño, y también desmintió la versión de la mujer.
Incluso la vecina dijo que fue ella quien le encargó espiarlo a él.
Es decir:
Cuando la sentencia dice que no hay indicios que corroboren la historia de la mujer, en realidad quiere decir que una multitud de indicios desmiente la historia de la mujer.
Así que lo absolvieron. Pero evidentemente no actuaron contra la mujer por posible falsedad.
Pero para entonces, y a causa de la denuncia, los niños llevaban dos años sin ver a su padre y viviendo en Galicia con su madre.
Además, le dijeron que para volver a verlos tendría que pasar un proceso civil. Que quizá podría hacerlo el año siguiente. libertaddigital.com/espana/politic…
Este proceso cayó en manos de dos trabajadoras sociales que, intencionadamente, retrasaron el proceso dos años más. Así que ahora el tribunal dice que el vínculo paterno-filial está roto, y que no es posible una custodia paterna. libertaddigital.com/espana/2024-08…
Así que una de esas trabajadoras ha sido sancionada con dos meses sin empleo y sueldo, y la otra con seis.
Los niños siguen viviendo con la madre, cuatro años después; y el lazo con su padre sigue roto. Y así va a seguir.
Quizá estos días hayáis visto titulares como este, diciendo que el Constitucional ha protegido a una madre que huyó de su maltratador.
La realidad es que ha legalizado el secuestro infantil, siempre que lo cometa una mujer tras poner una denuncia falsa.
Vamos a ver por qué.
La pareja se casa en 2016, se establece en Vitoria y tiene un hijo. En noviembre de 2020 él le pide el divorcio, y a los pocos días ella se lleva el niño a Coruña.
Él pide que las autoridades se lo devuelvan, y ella empieza a chantajearlo amenazándolo con una denuncia de VG.
Seis días después cumple su amenaza, y lo denuncia en los tribunales de Coruña.
Lo acusa de pegarle patadas, cogerla con el cuello con una sola mano y lanzarla contra una puerta, arrastrarla del pelo y lanzarla contra una librería... vaya, una paliza de muerte.
Absolutamente todas las veces que me topo con una absolución por violencia sexual, y me da por leer la sentencia, hay indicios de falsedad que se han dejado sin investigar.
Según la sentencia, la mujer se acostó con el hombre y luego lo acusó de haberla drogado para violarla. Aquí tenéis un enlace a la sentencia, y una captura con su versión: poderjudicial.es/search/AN/open…
El hombre (que se enfrentaba a ocho años de prisión) se libró porque:
1. En el hospital le hicieron análisis a la mujer, y no había rastro de droga. 2. Además tuvo la torpeza de decir que apenas había bebido. 3. Y de describir unos síntomas que no se corresponden con los reales.
Si os parece bien, vamos a ver la sentencia donde condenaron a este hombre.
Comprobemos que cuando una mujer acusa a un hombre de un delito espantoso, su simple palabra basta para condenarlo pero no para absolverlo. aragondigital.es/articulo/suces…
La sentencia está aquí:
El hombre estaba acusado de engañar a la mujer para entrar en su domicilio y una vez allí lanzarla contra la cama, desnudarla y violarla.
El tribunal dijo lo de siempre: que la palabra de la mujer es suficiente para condenar siempre que cumpla tres condiciones, y que además el tribunal haga un esfuerzo por justificar por qué consideran que es suficiente.
¿Que la denunciante de Errejón le mintió al juez en toda su puta jeta?
Pues nada, quitamos esa parte de la declaración y así podemos seguir dándole credibilidad al resto. Y por supuesto, ni se nos ocurra imputarla por falso testimonio.
- Primero dijo que no había firmado contratos.
- Luego que sí, pero que iba a donar los 54.000€ ganados.
- Ahora que con esa pasta se ha montado un negocio, pero que con los beneficios va a ayudar a maltratadas.
Voy a intentar explicaros por qué me llama tanto la atención la sentencia del caso Rubiales.
Tened en cuenta que el acusado y la denunciante daban versiones opuestas: él decía que le pidió permiso para besarla, y que ella se lo dio. Y ella decía que no. s1.elespanol.com/2025/02/20/act…
Ojo, ella no solo negaba que le hubiera dado permiso. También negaba que él se lo hubiera pedido.
Esto es un detalle importante, que por algún motivo no aparece en la sentencia. Pero sí aparece en los muchísimos artículos que cubrieron el caso.
Vale, tenemos dos versiones opuestas. Tu palabra contra la mía. ¿Qué motivos llevan al juez a elegir la de ella?
Pues... ninguno, en realidad. Solo dice que no le ve contradicciones, ni la ve inverosímil, ni cree que tenga motivos para mentir.