"Es el edificio más antiguo de los Estados Unidos", me contaba un guía local al pasar junto a la casa Fairbanks en Dedham, Massachusetts.
"Claro que eso no os impresiona a los europeos porque tenéis obras de más de dos mil años y esta es solo de 1636"
En puridad, el edificio más antiguo de USA probablemente es el Palacio del Acantilado en Mesa Verde, que es del siglo XII, o la iglesia de San José en Puerto Rico, que es del XVI (si consideramos PR como parte de Estados Unidos).
En último caso, ¿qué diferencia a estos dos edificios de la casa Fairbanks?
Efectivamente, que a estos no los derribaría el lobo, lo cual convierte a la casita de madera en un genuino prodigio.
Porque, en su propia naturaleza, nunca se pretendió que durase cuatro siglos.
Cuando los primeros ingleses y holandeses llegaron a lo que hoy es USA a principios del XVII, se encontraron con un gigantesco territorio poblado únicamente por bosques, folclore y miedo.
Y por tribus de nativos americanos, claro.
Así que, además de un buen montón de armas de fuego para, ejem, defenderse de los indios (otra cosa marcada en los genes estadounidenses), los primeros colonizadores europeos necesitaban casas.
Y las necesitaban muy rápido.
Si querías levantar un asentamiento, no podías esperar semanas para construir casas de piedra porque los iroqueses o los mohicanos te iban a borrar del mapa.
Había que construir las casas en cuatro días, en tres días, en un día.
Es decir, había que construir con madera.
Esta circunstancia se exacerbó durante la expansión al oeste en el XVIII y el XIX.
En ese momento, la arquitectura era, sobre todo, un mecanismo colonizador.
Además, las casas no solo debían construirse en el menor tiempo posible, sino que debían ser baratas porque eran los propios dueños quienes las ponían en pie.
Es entonces cuando se desarrolla el "balloon frame", la arquitectura que conquistó el oeste.
El baloon frame era (y es) un sistema que consiste esencialmente en una estructura de madera ligera y cuyos elementos fueran lo más parecidos entre sí para favorecer la rapidez constructiva.
Una suerte de primera estandarización.
Este tipo de construcción en madera, muy rápido y estandarizado, se convirtió en esencia de la propia cultura estadounidense, e incluso a día de hoy, la inmensa mayoría de las casas de los suburbios norteamericanos se construyen así.
Para entenderlo mejor, digamos que la gran mayoría de los constructores de allí no son albañiles, son carpinteros.
Pero es que incluso cuando no se levantan con madera, las viviendas de Estados Unidos también emplean procesos de estandarización que permitan construirse muy rápidamente.
De hecho, aun construidas con acero, esta fue la premisa de las Case Study Houses de los 50.
Lo cual nos lleva a los rascacielos.
Los rascacielos nacen en Chicago a finales del XIX por culpa de una necesidad económica (el suelo era demasiado caro) y gracias a dos inventos: el ascensor con freno y la estructura de acero.
La estructura de acero es, por definición, estandarizada y, además de evitar que en las plantas bajas hubiese gordísimos muros de carga, permitía construir MUY rápido.
Por acotar, el Empire State, un edificio de 102 plantas, se construyó en el tiempo récord de UN AÑO Y 45 DÍAS.
Y no solo eso, avances radicales como la estructura de la torre John Hancock de Chicago (que tardó solo 4 años en levantarse) beben DIRECTAMENTE del sistema de balloon frame.
Es decir, estructura estandarizada en las fachadas. Como una casita del Oeste, pero a lo grande.
Vale, pero ni los rascacielos ni las casas con estructura de acero (por muy rápida y estandarizada que sea) se caen cuando sopla un huracán.
¿Por qué en USA no cambian su manera de construir las casas normales?
Os he estado dando algunas pistas a lo largo del hilo que seguro que muchos habéis encajado, pero la respuesta corta es la plata, el parné, los cuartos.
El dinero.
Por un lado, para convertir a los carpinteros en albañiles habría que cambiar un ecosistema laboral que tiene casi tres siglos y que vertebra la gran parte de la construcción del país.
Algo tan costoso que es virtualmente imposible.
Pero por otro lado, y como dije antes, las casas estadounidenses no están pensadas para durar 40, 80 o 100 años, como las europeas.
Las casas de allí están pensadas para durar "lo que duren".
(Y *esto* es el núcleo de la historia y el por qué ese tipo de construcción está impresa en el código genético de los Estados Unidos).
El hecho de que una casa pueda destruirse fácilmente y se pueda construir otra en su lugar de forma rápida y barata es uno de los factores que favorecen la movilidad geográfica característica de la cultura estadounidense.
Porque el arraigo a la casa es mucho menor.
Porque el propio "valor" de la casa es mucho menor.
Algo que se ve en el caso de Chris Pratt, que compró la casa Zimmermann de Craig Elwood para demolerla y construir una McMansion en su lugar.
Y, sobre todo, porque la diferencia entre coste de construcción y precio de mercado es MUCHO MAYOR.
En todo el mundo, construir una casa es, en general, bastante más barato que comprarla en el mercado inmobiliario. Pero, en USA, esa diferencia es casi abismal.
Por hacernos una idea grosso modo: esta casa en el condado de Maricopa, junto a Phoenix, tiene un coste de construcción aproximado de unos 40.000$, pero se venderá (cuando esté terminada) en más de 500.000.
Y los suburbios de Phoenix no son baratos, pero tampoco es Manhattan.
Porque, en un país donde, por ejemplo, tienes más posibilidades de que te concedan un préstamo si ya estás endeudado, esto forma parte de su verdadera esencia: el dinero como artefacto, como entidad fluida.
Y no lo estoy juzgando; es lo que es.
Se suele decir que Estados Unidos se levanta sobre los hombros de los Padres Fundadores.
Ahora también se dice que, en realidad, se cimentó sobre los hombros de los esclavos negros.
Yo creo que, además de eso, se construyó (y se construye) sobre los hombros de unas casitas de madera a las que se lleva el viento.
Si os molan estas historias sobre el territorio y la condición humana, os va a encantar La Pirámide del Fin del Mundo.
Lo tenéis en todas las librerías y con cada libro ayudáis a un niño (concretamente, a mi hijo).
Si añadimos la mano de obra (que es muy cara pero, por otro lado, trabajan muchas menos horas porque la construcción es muy rápida), seguramente nos iremos a unos 100-120K, y eso teniendo en cuenta que es una casa dentro de una hilera donde se construyen otras 30 casas iguales.
¿Qué significa esto? Pues que cuando compras una casa, lo que compras *sobre todo* es el suelo, que es lo verdaderamente caro.
(Esto pasa en todo el mundo, pero en USA es algo exacerbado).
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Frente a China hay una islita que estuvo mucho tiempo en guerra contra el gigantesco país.
China bombardeaba con papel y ellos respondían con música. Con dos altavoces de hormigón como un edificio de tres plantas.
Esta es la historia del Muro Sónico de Kinmen:
Aunque Taiwán está a unos 150 kilómetros de China, el archipiélago de Kinmen (que pertenece a Taiwán), se encuentra a apenas 6 kilómetros del continente.
Por eso, fue el centro de las hostilidades de la guerra civil china durante muchos años.
Sin embargo, tras un desastroso intento de invasión en 1949, Mao decidió dejar de atacar el archipiélago.
Bueno, decidió dejar de atacarlo con armas. A partir de ese momento atacaría solo con propaganda.
A partir de 1950, China anunció que bombardearía Kinmen solo los días impares, cosa que hizo. Por su parte, la artillería taiwanesa respondería solo los días pares. Y en ambos casos, los proyectiles no portarían carga explosiva, sino panfletos de propaganda.
Pero la guerra de propaganda no se limitó a los proyectiles con pósters. Hubo otro despliegue armamentístico que cruzaba cada día los cielos del estrecho de Taiwán: la radiodifusión.
Las emisoras chinas lanzaban cada día proclamas a favor de la unidad nacional y animando a los soldados taiwaneses a que cambiasen de bando. Mientras, los taiwaneses alternaban los ataques a Mao y al Partido Comunista con discursos sobre lo ricos y prósperos que eran en la isla.
Ah, y desde Taiwán, también emitían muchas veces al día, las canciones de Teresa Teng, una joven cantante ligera de voz dulce, que era un verdadero éxito allí.
Para añadir frikismo al asunto, a los taiwaneses parece que no les valía con dar la turra a través de las ondas radiofónicas, así que decidieron que los chinos que no tuviesen radio TAMBIÉN iban a "disfrutar" de Teresa Teng. Y construyeron un altavoz de 10 metros de alto.
Construido en 1967, el Muro de Emisión de Beishen es un cubo de hormigón horadado con 48 huecos donde se instalaron 48 altavoces de alta potencia con el sano objetivo de atronar a los vecinos chinos.
Y cuando digo "atronar" es literal, porque el cacharro desarrolla un pico de decibelios superior al de un avión despegando y su alcance es de más de 25 kilómetros. VEINTICINCO KILÓMETROS CON TERESA TENG, COLEGAS.
Pues, al parecer, tampoco les parecía suficiente con el Muro de Emisión de Beishen, porque en el otro lado de la isla construyeron OTROS DOS ALTAVOCES GIGANTES DE HORMIGÓN (aunque uno es más "pequeñito"). Es el denominado Observatorio de Mashan.
Para que os hagáis una idea, los dos puestos de los altavoces están en estos dos puntos del mapa. Imaginad esos 50 km2 de bahía ensordecida con canción ligera todos los días. DURANTE DIEZ AÑOS.
Porque el Muro Sónico de Kinmen, que es como se conocía al conjunto de los dos puestos de emisión, estuvo funcionando hasta finales de los 70. Tras la normalización de las relaciones entre China y USA en 1979, el muro sónico dejó de funcionar...
...hasta hace unos pocos años, en que los han vuelto a poner en funcionamiento como reclamo turístico.
Así que si vais a Kinmen y os acercáis por el Muro de Beishen, quizá podáis escucharlo. Según la web, emiten seis veces todos los días.
Ah, y siguen pinchando a Teresa Teng.
Por cierto, si queréis "disfrutar" de la música de Teresa Teng, aquí tenéis un vídeo con uno de sus mayores éxitos: La Luna Representa Mi Corazón.
Esta historia es un resumen (MUY resumido) del capítulo "Apocalipsis por música" de La Pirámide del Fin del Mundo.
Lo tenéis en todas las librerías y es mejor que unos fascículos!
Esta es la caja de herramientas más segura del mundo. Si detecta que cualquier herramienta no vuelve a su sitio, paraliza un edificio del tamaño de una catedral.
Porque de esa catedral depende la seguridad de miles de personas.
La Casa en Burdeos es obra maestra de la arquitectura. Un regalo diseñado para alguien que no podía caminar.
Pero tiene unos cuantos problemas, y esos problemas los vivió (y los arregló) una mujer extremeña que llevaba una fregona.
Así fue la vida de Guadalupe:
La Casa en Burdeos es un prodigio. Una planta superior con los dormitorios, muy compartimentada y muy "pesada", que flota con todo ese peso sobre una planta totalmente diáfana.
Abajo, una planta semienterrada que abre al jardín.
Para que esa planta intermedia del salón sea completamente libre y sin pilares, la estructura se sujeta en solo tres soportes: uno interior, unos exterior y uno camuflado en la escalera de caracol. Y el resto de la estructura es un cable que evita que la casa "vuelque". Como el cable es muy fino, desde la planta principal no hay ninguna interrupción visual. Solo hay vistas.
Y en el centro de todo, una máquina. Una habitación de 9m2 elevable mediante un mecanismo hidráulico. Porque eso no es un ascensor; es un estudio, un despacho y hasta un dormitorio que recorre de arriba a abajo y de abajo a arriba TODO EL ESPACIO DE LA CASA.
¿Y por qué esta voluptuosidad arquitectónica? ¿No era suficiente con las escaleras? No, porque como adelanté, el dueño de esa casa era un hombre que iba en silla de ruedas. Esa casa se construyó A MEDIDA y esa habitación elevable era el centro de su mundo.
Sí, la Casa en Burdeos es una obra maestra de la arquitectura contemporánea. Quizá la mejor obra de Rem Koolhaas y una de las últimas grandes obras del siglo XX.
Pero ni la Casa en Burdeos ni Rem Koolhaas son los protagonistas de esta historia.
La protagonista de esta historia es una mujer nacida en un pueblo de Badajoz que pasó siete años recorriendo la casa cada día con una fregona, una aspiradora y bayetas.
Que la limpiaba y ordenaba de arriba a abajo.
Una mujer que conoció esa casa como nadie la ha conocido.
Esa mujer se llama Guadalupe Acedo.
Guadalupe emigró a Francia en los 60 junto a su marido Vincent, hijo de exiliados republicanos. Ambos eran del mismo pueblo: Esparragosa de la Serena.
En la Casa en Burdeos, Vincent se encargaba de los jardines y Guadalupe impiaba y aspiraba y fregaba los cacharros y planchaba y ordenaba los muebles y los libros todas las semanas de lunes a viernes. Durante 7 años.
Por supuesto, nadie habría conocido a Guadalupe si en 2008, los cineastas Ila Bêka y Louise Lemoîne no hubieran estrenado el documental "Koolhaas Houselife", posiblemente la mejor película que se haya hecho jamás sobre arquitectura.
Y es la mejor no porque cuente la Casa en Burdeos, sino porque la cuenta en los ojos de Guadalupe.
Y a través de sus ojos nos damos cuenta de que con un cubo de la fregona y la aspiradora NO SE CABE POR LA ESCALERA DE CARACOL.
Y cuando ya has aspirado, tienes que bajar la aspiradora a la planta baja y coger la fregona y hacer equilibrios en esos peldaños triangulares tan bonitos PERO SIN BARANDILLA.
Y que el hormigón de la escalera expuesta está empezando a abrirse y ve la ferralla. Y que en el intersticio entre dos dormitorios se cuela la lluvia. Y que por los huecos del hormigón hay fugas y SE HA TENIDO QUE INVENTAR UN CAÑO CON UN VASO DE PLÁSTICO PARA QUE NO DAÑE EL MURO.
Aunque la película no es explícitamente reivindicativa, reivindica algo que para mí es capital. Que la arquitectura *no existiría* sin las personas que la limpian.
Que las casas, los edificios, las ciudades, la sociedad. Nada existiría sin todas esas personas que limpiamos nuestro baño y pasamos la aspiradora por nuestra casa, por supuesto. Pero tampoco sin todas esas personas que limpian y hacen las camas de los hoteles.
Nada existiría sin las personas que limpian los vidrios de los rascacielos y las que aspiran los museos y las que reparan los ascensores y las que riegan los parques y podan los árboles.
Porque todas esas personas son la primera línea de defensa por la belleza de nuestro mundo.
Hoy es 11-S. Hace 23 años yo acababa de terminar la carrera y ni siquiera sabía lo que me gustaban las Torres Gemelas. Nadie me las había enseñado de verdad.
Sirva este hilo de #LaBrasaTorrijos como homenaje a lo magníficas que eran.
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En la escuela de arquitectura no nos contaban bien las Torres Gemelas. No eran el rascacielos más alto, no eran el rascacielos más bonito y ni siquiera eran el rascacielos más bonito de Nueva York.