Hoy han venido dos compañeros de mi hijo para hacer un trabajo en grupo.
Tenían que grabar un experimento de Física y Química.
Los grupos los había formado el tutor por orden de lista al no ponerse algunos de acuerdo, así que el mío venía quejándose porque eran dos compañeros
con los que no tenía relación, y menos aún, con la chica del grupo.
Soy de las que da “charlas de madre” porque prefiero hablar las cosas mil veces, las que sean necesarias, para hacer reflexionar.
Le he soltado eso de que una vez hechos los grupos, ya solo queda poner actitud
y hacerlo lo mejor posible, y recibir en casa a sus compañeros con todo el respeto del mundo.
Me había contado sobre lo que “hablan” de su compañera otros chicos y chicas de su IES, pero realmente, él no sabe nada de ella.
Ha llegado la primera a casa.
Con los materiales.
Y eso que es la que vive más lejos, en un barrio a las afueras de Córdoba, en un barrio estigmatizado y etiquetado de peligroso y “chungo”.
Se han puesto de acuerdo, han hablado de cómo hacerlo, se han distribuido los papeles y han hecho una prueba, les ha salido a la primera.
Pero al grabarlos (tenían que subir un vídeo con el experimento), ha salido el globo disparado por la reacción del vinagre y el bicarbonato y se han reído lo más grande, lo han hecho dos veces más y por poros en el globo, aquello no se inflaba más que un Chupa Chups.
A la quinta ha salido perfecto, y después de recoger, le he dicho a la chica que si quería que la acercara a su casa.
Lo ha agradecido mucho, no quería molestar, y la hemos llevado.
En el camino me iba contando que ella quería haber estudiado en su barrio, pero que como el cole
cerró, al final terminó en este IES en el que se siente una extraña, que solo conoce a su prima, y que no encaja, porque una vez acaban las clases, vuelve a su barrio a media hora de bus, y ese es el lugar en el que se siente cómoda y en el que están sus amigos.
Me ha contado que el año pasado en un problema con una compañera, cargó con toda la culpa porque ella es de ese barrio, y claro, ya solo por eso, es la que tiene todas las papeletas de ser lo peor.
Y ha hecho un alegato maravilloso de la gente buena que vive en barrios humildes,
en zonas estigmatizadas, y en como se ayudan unos a los otros.
Le ha dado un baño de realidad a mi hijo.
La hemos dejado en su casa, y de vuelva a la nuestra, mi hijo me ha dicho que ahora la entendía mucho más, que no sabía nada de lo de echarle la culpas y que es verdad que
la gente la juzga por el lugar donde vive.
Y yo le he recordado que detrás de cada persona hay una historia, y que hay que conocer esas historias para poder comprender la situación.
Porque somos lo que somos, en base a nuestras circunstancias, experiencias y vivencias,
y que sé que está en esa edad del pavo, donde la importancia de su grupo de amigos, que son esa familia que formas en la adolescencia y que influyen más que su padre o yo, pero que más allá, hay muchos más compañeros y compañeras, con vidas más complejas, que necesitan
apoyo, comprensión, y la oportunidad de conocerlos mejor.
El experimento de Química ha salido bien, la oportunidad de conocer a alguien de la que lo poco que sabía eran etiquetas impuestas, ha sido lo mejor.
Reflexiones de domingo en voz alta.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
Siempre hago en verano una compra de cositas para mi clase.
Como este curso seré tutora de 3 años, allá van algunas de ellas por si a alguien le sirve.
Mini bandejas para pintura, tengo en clase pero más grandes, estas vienen en lotes de 10, y yo en 3 años las usos muchísimo.
Son para hacer marca páginas de flores secas, tenemos un espacio natural muy grande al lado de la clase, dentro del colegio, y muchas veces salimos a recoger tanto hojas como flores que ha arrancado el viento, ahora podemos meterlas dentro y regalarlos.
Me encanta darles algo de bienvenida al cole, y nada mejor que un lápiz divertido, siempre triunfan.
Cuando empecé a trabajar, con uno de mis primeros sueldos, me compré un abrigo precioso, color cámel, clásico, de esos que llevan atado un cinturón.
Era de lana cashmere, y lo guardaba como oro en paño para ocasiones especiales.
Durante muchos años estuvo colgado, tenía otras prendas más ligeras y menos delicadas, y al final siempre lo dejaba guardado “por si acaso” surgía una ocasión especial.
En 20 años me lo habría puesto 6-7 veces.
Cuando le diagnosticaron el linfoma a Pedro, supuso un punto de inflexión en mi vida.
De repente pensé en cuántas cosas dejamos aparcadas esperando una ocasión especial, y la vida cambia tus planes para siempre jamás.
Hoy hace 3 años que vivimos el peor día de nuestras vidas.
En aquella sala de espera, el tiempo se nos hizo eterno.
Cuando el hematólogo nos dijo que pasáramos a una habitación solitaria, con solo dos sillas, ya sabíamos que algo no iba bien.
Recuerdo que yo me quedé de pie, agarrando a Pedro de la mano sobre su hombro.
Detrás del médico, había un mural de un paisaje con un arroyo y vegetación de fondo.
Mientras hablaba, yo me perdía en aquel lugar.
- “Linfoma de células B difusas grandes, y otro de crecimiento lento”
Pedro solo hizo una pregunta:
- “¿Perspectivas?”
Y él le respondió que dependía de muchos factores, cómo reaccionase su cuerpo, el primero, que sobre la marcha iríamos viendo, que había plan A, B, C…
De momento 6 sesiones de inmunoquimioterapia y radio después.
Ayer mi hermano hubiese cumplido 54 años.
Yo no llegué a conocerlo, pero mi madre se encargó de recordarme desde muy pequeña, que había existido, que había sido real, y que era parte de nosotros.
Las conexiones existen, y esta es una historia sobre ello.
⬇️
Mi madre adoraba a su suegra, la quería como a la madre que ella hubiese querido tener.
En el reparto de la vida, su suerte fue muy difícil en este tema, con una madre posesiva y egoísta, que la maltrató desde niña.
Vivían en una casa de vecinos, y mi madre, desde su ventana
al patio, que también era su ventana al mundo, veía a Rosario, esa mujer que era un tapón de chica, con su moño y su delantal, siempre canturreando y riendo, a pesar de vivir una posguerra dura, a pesar de todo lo que sucedía en ese tiempo.
Hace muchos años, cuando yo estudiaba BUP, mi tutor llamó a mis padres para hablar con ellos.
No lo supe hasta hace poco.
Les dijo que estaba preocupado por mí, que siendo una alumna “brillante”, que no daba problemas, me “juntaba” con dos chicas que llevaban “mal camino”.
Mi madre nunca me dijo nada.
Pero sí se lo dijo a él.
Porque mi madre conocía las circunstancias de una de esas niñas, que era mi amiga y compañera desde parvulitos.
El negocio que regentaban sus padres para sacar adelante a su familia,
era absorbente y su único medio de vida.
Y aún así, la madre de esta chica hacía encaje de bolillos para estar pendiente todo lo que podía de sus hijos.
Ella pasaba muchas horas en mi casa, y mis padres la querían y la quieren muchísimo.
Se nota que se acerca el final de curso, porque se reactivan los comentarios sobre las vacaciones del profesorado.
Voy a exponer mi opinión, y como siempre lo hago desde el respeto, espero el mismo en las respuestas, por favor.
En los datos del curso pasado, podemos observar
que España se sitúa en la pinza de 8-10 semanas estivales.
Hay países con más, y otros con menos.
Algunos de los que tienen menos, es porque tiene otros periodos vacacionales repartidos en otras épocas del año.
Uno de los errores es confundir las fechas de vacaciones de los
alumnos, con las de los profesores.
El curso no acaba el 24 de junio, ni comprenda el 9 de septiembre.
Se alarga hasta primeros de julio y se inicia en los últimos días de agosto, porque si no, la burocracia que conlleva, no se terminaría jamás.