En pocos días se celebrará el 80º aniversario de la victoria contra el fascismo. En plena escalada bélica, ambos campos capitalistas intentarán apropiarse de la victoria contra su creación. Los verdaderos responsables fueron otros:
los millones de hombres y mujeres que alimentaron al Ejército Rojo, el tenaz pueblo chino, los valientes partisanos, en su mayoría comunistas, que prestaron batalla en Yugoslavia, Albania, Grecia y Francia.
Es precisamente porque fueron personas corrientes las que marcharon a una muerte segura en pro de una causa mayor que queremos rescatar sus voces. Aquí tenéis algunas anécdotas, la mayoría de ellas en forma de cartas.
A diferencia del relato de la población soviética marchando a la guerra contra su voluntad , una parte importantísima de la ciudadanía soviética entendió que su deber era defender el único Estado obrero del mundo. Tal fue el caso de Denisov:
Otro mito extendido es el del soviético enfurecido al «poder ver mundo» por primera vez y comparar que «las riquezas capitalistas» eran superiores a las soviéticas. Mitya, campesino, no solo no se impresiona, sino que entiende las diferencias de clase de forma cuasi intuitiva:
Son conocidos los 28 de Panfilov, que detuvieron el avance alemán en Moscú. La guerra no deja mucho espacio para el sentimiento, pero en la de este comisario, amigo y vecino de uno de los caídos, el sentimiento logra colarse entre el oficialismo.
Todos los ciudadanos de la Unión tenían la obligación de luchar. No era extraño morir junto a un diputado, secretario o literato. Bien conocido es el caso de Iliénkov, del que los compañeros de @paralavoz_ han dado cuenta.
El caso de Abram Gutkin, médico, es tal vez menos sacrificado. Como inspector médico y secretario local del partido, tenía algo más de tiempo para escribir cartas, recomendar condecoraciones… e interesarse por España.
Recibir una condecoración por los servicios civiles en mitad del asedio más desgarrador de la historia de la humanidad es un deber que puede contribuir a alzar la moral, por humilde que uno sea.
Ganar la guerra es también una guerra en sí misma. Así lo contaba Basya Chaika, de 16 años en 1943, encargada de inspeccionar y encontrar a los colaboradores alemanes en territorio liberado.
Enfin, camaradas, en estos momentos en los que la burguesía rusa heredera del zarismo intenta apropiarse de la gesta de todos los pueblos soviéticos, y en el que la burguesía otanista, madre del fascismo alemán, intenta suprimir
el titánico esfuerzo del proletariado internacional, sustituyéndolo por un relato falsario, es imperativo que recordemos cuál fue el verdadero curso de la guerra.
Para tal fin, aquí os volvemos a recomendar algunas obras que consideramos interesantes, adjuntando, además, el magnífico «Días y noches en Stalingrado» de Grossman, disponible en @maimar_1.
Por lo demás, camaradas, en el 80º aniversario de la Ofensiva de Praga, la última gran batalla contra el fascismo en Europa, os dejamos esta última carta, hallada junto al cuerpo del tanquista 25 años después de su muerte. Una carta de amor.
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Hoy, día 1 de mayo, celebramos también el primer aniversario de Kursant. Aprovechando la fecha, nos presentamos abiertamente como destacamento comunista y publicamos nuestro Programa para contribuir a la construcción del Partido.
A lo largo de este año de trayectoria hemos vertido en nuestro órgano de expresión y en nuestra cuenta análisis y conclusiones con el objetivo de contribuir al surgimiento de una línea revolucionaria.
Esto nos ha permitido compartir posturas y perspectivas con camaradas de todo el territorio, incluso de otros sitios del mundo. Sus críticas y comentarios nos han servido enormemente para avanzar, así como esperamos que nuestras aportaciones hayan sido igualmente útiles.
Camaradas, mañana es Primero de Mayo. Este año, el Día del Trabajador se celebrará en unas circunstancias históricas peores que el anterior. Nos tememos que esta será la tendencia general hasta que el trabajo se imponga sobre el capital.
No lo decimos para alimentar el derrotismo, sino precisamente porque la realidad es tozuda y se empecina en recordarnos que la inacción no es una opción. Recordad, camaradas, que la frontera de la Revolución está en todas partes.
Allí donde hay oprimidos, hay opresores. Allí donde hay trabajadores, hay parásitos. Allí donde hay injusticia brotan los justos.
Ayer hicimos la «arriesgadísima» predicción de que hoy esto se llenaría de análisis de pacotilla y de brindis al sol. Y señalábamos que lo importante es extraer lecciones relacionadas con nuestras tareas actuales. Las primeras abundan, las segundas brillan por su ausencia.
Ayer las distintas radios y el propio presidente del gobierno se encargaron de, subreptíciamente, dar alas a los abonados a la conspiranoia. Desde el uso enfático del adjetivo «extraño» a los desvaríos posteriores sobre la llamada de Zelensky, sobraban motivos para especular.
Si a esto añadimos las llamadas a expertos en seguridad, el cóctel estaba servido. Numerosas loas al «kit de supervivencia» y sermones sobre la importancia de subir la inversión en defensa para aumentar la resiliencia de las infraestructuras aderezaron la noche.
Arrojaremos algunos datos para ilustrar la forma en la que CCOO y UGT se lucran gracias a los despidos y las sanciones masivas de trabajadores -no, no lo estáis leyendo mal-.
Antes de ir a las cifras, explicaremos la mecánica, que es bastante simple. Cuando un trabajador afectado por un ERE o un despido recibe su compensación, parte de ésta -por lo general entre el 10 y el 15% del total- va destinada al sindicato por la «ayuda» prestada.
Y estas dos organizaciones -aunque hay más- se limitan a acatar las decisiones de la patronal. Aunque de palabra protesten y se muestren indignadas, vendiendo como una victoria la reducción del número de despidos o de EREs,
Es difícil comprender el revuelo que ha levantado este tweet porque simplemente tiene razón. Lo único con lo que no estamos de acuerdo es con que esto implique necesariamente «un sacrificio» o con que decirlo suponga replicar el modelo del heroísmo individualista burgués
No es que la militancia no implique sacrificios, al menos de primeras. La incomprensión por parte de los entornos, dejar atrás a gente o el trabajo incansable en los ratos «libres», sumados ala represión, las palizas, la cárcel y eventualmente la muerte, son sacrificios.
Camaradas, aprovechando el día quisiéramos recomendar 10 obras literarias imprescindibles del realismo soviético.
Las enumeraremos sin ningún orden particular, y utilizaremos las portadas de las versiones y editoriales de las que las hemos leído. Seremos breves, así que os invitamos a escribirnos si tuvierais cualquier duda. Del mismo modo, esperamos vuestras sugerencias.
«La derrota», de Fadéyev (1927). La novela narra la odisea de un regimiento de caballería del Ejército Rojo en el Lejano Este durante la Guerra Civil, pero trata sobre el modo en que los comunistas lidian con la derrota.