EEUU ya es un régimen autoritario, por 7 motivos:
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Primero, la Administración Trump ha ignorado o desobedecido múltiples órdenes judiciales, según la contabilidad de dos profesores de derecho de la Universidad de Michigan, Leah Litman y Daniel Deacon. Una desobediencia que el Gobierno camufla con jerga legalística.
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Segundo, Trump gobierna, en gran parte, por decreto, ignorando al Congreso. Ha firmado el mayor número de órdenes ejecutivas de la historia e invocado 8 “emergencias nacionales” para tomar medidas (aranceles, reforma electoral, etc) que corresponden al legislativo.
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Tercero, ha desaparecido a 250+ personas en un gulag salvadoreño (gulag porque allí, en CECOT, no hay derechos de ningún tipo, ni sale nadie), sin proceso legal y desobedeciendo a un juez. Trump quiere hacérselo, también, a ciudadanos americanos:
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Cuarto, el uso indiscriminado de la fuerza policial para aterrorizar los vecindarios, con ICE haciendo redadas al azar, sin órdenes judiciales, irrumpiendo en tiendas, bibliotecas, con rifles y pasamontañas, cazando a familias, arrestando niños (véase Los Ángeles).
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Quinto, Trump intenta doblegar los centros de poder del país, como los medios de comunicación (con demandas y bloqueos de operaciones a sus empresas matriz), universidades (con presiones fiscales y financieras) y los despachos de abogados (dificultándoles el trabajo).
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Sexto, haciendo que todo el mundo, sobre todo los inmigrantes, se sienta inseguro. ¿Es sabio viajar a EEUU? ¿Puede uno manifestarse o colgar algo sensible en las redes sociales? Unos 1.800 visados han sido revocados por estos motivos. Y ha habido encarcelamientos.
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Séptimo, DOGE, de Musk, nunca quiso ahorrar ni buscar eficiencia, sino debilitar al funcionariado y amasar datos privados de millones de ciudadanos, que, probablemente, según WIRED, acabarán en manos de la contratista Palantir para establecer un sistema de vigilancia.
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El profesor de Harvard experto en regímenes autoritarios, D. Ziblatt, dice que estos aparecen cuando criticar al líder implica un coste. En EEUU ya sucede. Por eso hay purgas en medios y empresarios calladitos ante las turbulencias y la incertidumbre de los aranceles.
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El filósofo Jason Stanley, que ha escrito varios libros sobre las tácticas del fascismo, dice que este comienza cuando las personas empiezan a repasar en su cabeza las razones por las que creen estar seguras: una conversación recurrente ahora mismo en EEUU.
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Entiendo que muchas personas, dentro y fuera de este país, sean reacias a creérselo. Pero así están las cosas. Lo de Los Ángeles es el último ejemplo: una crisis en parte fabricada para probar la represión militar y la violación de los derechos estatales. Esto va en serio.
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La guerra entre Musk y Trump destaca muchas cosas, no necesariamente nuevas:
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La primera, que Musk creyó que podría valerse de Trump para cumplir sus objetivos (amasar montones de datos privados, colocar a su gente en puestos clave del Gobierno, proteger sus contratos, etc) y que solo tenía que comprarse (con 277 millones $) la co-presidencia.
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Y ha sido así, pero hasta cierto punto. Trump es indomable. Y demostró que tenía su propia agenda, no siempre alineada con las prioridades de Musk (véanse los aranceles o la ley presupuestaria).
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Sobre la salida de Musk y sus repentinos ataques a la ley estrella de Trump:
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Como en todos los gobiernos, en el de Trump hay facciones. Y una facción mayoritaria y poderosa, dirigida por la jefa de gabinete, Susie Wiles, detestaba a Musk, que con sus fuerzas de asalto se entrometía en los respectivos ministerios.
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“Fuerzas de asalto” es un término adecuado para lo que hacía la gente de DOGE: presentarse de improviso en las agencias, muchas veces sin identificaciones, para intimidar a los funcionarios y comportarse como un ejército de ocupación.
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¿Cuál es el orden mundial que busca Donald Trump?
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Como ha reconocido su vicepresidente, JD Vance, “la era de la dominación incontestable de EEUU se ha terminado”.
La Admin. Trump ha resaltado que, si bien EEUU sigue siendo la primera potencia mundial, su poder se ha reducido, comparativamente, en los últimos 30 años.
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De ahí su interés en “soltar lastre”: reducir la implicación de EEUU en Europa, destruir el “poder blando” (USAID, Voice of America, etc) en todo el planeta, incluso en Asia, y amenazar con el bate de béisbol (aranceles) donde antes había relaciones comerciales estables.
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Canadá celebra hoy las elecciones más importantes en décadas, dadas las amenazas a su economía y a su soberanía por parte de EEUU.
Algunas claves desde Ottawa:
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Canadá tiene un sistema parlamentario similar al español. En total se eligen 343 diputados de 5 partidos: P. Liberal, P. Conservador, Nuevo P. Demócrata, el P. Verde y el Bloque Quebequés.
Pero solo tienen posibilidades de formar gobierno los liberales o los conservadores.
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Hasta enero, el conservador Pierre Poilievre tenía todas las de ganar. La popularidad del premier J. Trudeau estaba hundida. Canadá estaba cansada de la inflación, las políticas identitarias, magullada por el covid...
Poilievre llegó a marcar 27 de ventaja en las encuestas.
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Los aranceles de Trump indican cómo va a ser todo su mandato:
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-Trump declaró la emergencia nacional para aprobar estos aranceles de gran calado, saltando, una vez más, por encima de la autoridad del Congreso. Y es que el Congreso se ha convertido en un órgano consultivo, impotente.
Trump gobernará en estado de emergencia permanente.
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-Los aranceles de Trump son una ideología refractaria a la realidad.
Una cosa es aplicarlos a determinados productos o sectores, como hicieron otros presidentes, y otra poner un arancel universal a países tan distintos como Lesoto, Argentina y Francia.
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Observar a Trump a través del prisma tradicional es un error.
Trump no es un presidente normal. Un Reagan, un Clinton, un Carter.
Él juega en otra liga, en otro deporte.
Esto lo saben, por ejemplo, expertos en China:
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El sinólogo Orville Schell, director de la Asia Society de Nueva York, dice que Trump tiene mucho en común con Mao Zedong: ambos son “agentes de insurrección” que cultivan el caos continuo como forma de gobierno.
La "revolución permanente" vs el "show permanente".
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“Puede que Trump carezca de las habilidades como escritor y como teórico de Mao”, escribe Schell, “pero posee el mismo instinto animal para confundir a los oponentes y mantener la autoridad siendo impredecible hasta un punto de locura”.
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