Se construyó para albergar todo el saber del mundo. Iniciamos un nuevo #Hilostoria sobre LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA.
Tras la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), su imperio quedó dividido en diferentes estados, de los cuales Egipto era el más rico. Los reyes del país del Nilo, herederos de Ptolomeo I, gozaban de mucha abundancia de productos agrícolas que exportaban por todo el Mediterráneo.
Desde Alejandría, la corte y un círculo de élite griega, gobernaba la mayoría del territorio egipcio. Pero estos no se conformaron con la riqueza, sino que buscaron ganar prestigio y afianzar esta nueva figura del "faraón griego" en Egipto.
Uno de los medios para ganar este prestigio era la cultura. Así es como a partir del siglo III a.C., Alejandría pasó a ser el centro cultural más importante del Mediterráneo, incluso por encima de Atenas.
La dinastía de los Ptolomeos acogía en Alejandría a científicos, filósofos, literatos... todo quisqui que pudiera aportar sabiduría (y de paso que difundieran por ahí bueno y bonito el nombre de Ptolomeo).
Para dar cobijo a tantos sabios, se edificó el Museo, es decir, el "templo de las Musas", cerca del mar, del palacio real y de la tumba de Alejandro Magno. Igualito que las facultades de ahora.
Grandes nombres de la historia de la ciencia pasaron por este Museo: Herófilo de Calcedonia, Euclides, Hiparco de Bitinia, o el geógrafo Eratóstenes de Cirene, quien pudo ser el primero en demostrar que la Tierra era redonda.
Todo cultureta que se preciara tenía que pasar por Alejandría si quería estar en la onda. Y aquí estuvieron rápidos los Ptolomeos de nuevo. Quisieron recopilar "los libros de todos los pueblos de la tierra". Eso sí que es ambición de la buena y no lo de Cristiano Ronaldo.
La verdad es que os voy a destrozar: quizás no hubiese biblioteca. Es decir, no como tendréis en mente: un edificio e institución particular, sino que la "biblioteca" estaría integrada en el propio Museo y el Palacio Real, en los que se fueron reuniendo libros en estanterías.
Este fue el origen de la famosa biblioteca: reunir toda la sabiduría en libros. Libros que eran rollos de papiro, claro. Todavía no manejaban el formato DeBolsillo. Pero debió ser increíble entrar en su máximo esplendor, cuando la biblioteca albergó hasta 700.000 rollos.
Para lograr esta colosal colección, los Ptolomeos enviaron cartas pidiendo que les mandaran todas las obras posibles de todas las disciplinas. Además, todo libro que pasaba por Alejandría era confiscado, se guardaba el original y al dueño se le daba una copia. Ala, suerte campeón
Incluso se cuenta que Ptolomeo III pagó una enorme fianza a los atenienses para poder recibir los originales de las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides y poder copiarlas. Al final también se las quedó y envió a Atenas las copias, perdiendo la enorme fianza.
La Biblioteca siguió funcionando mucho tiempo, pero no se libró de los peligros. En el 47 a.C. sufrió un incendio que algunos achacan a César. En el 272 el emperador Aureliano arrasó por completo la ciudad de Alejandría.
Hacia el 391 fue destruida en medio de unos disturbios entre cristianos y paganos. En 415 desaparecía casi el último reducto de la Biblioteca que quedaba en poder de la filósofa Hipatia de Alejandría.
Y, finalmente, en el 641, los árabes conquistaron Alejandría, quienes tenían órdenes de destruir todos los libros que no estuvieran de acuerdo con la doctrina de Alá.
Prácticamente un siglo de existencia tuvo la mayor biblioteca de la Antigüedad, de la cual no nos ha quedado ni el "sshhh" de los más aplicados que pasaron por allí. Pero para eso está este #Hilostoria que aquí termina: para recuperar el pasado.
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No, Vlad Tepes no fue la inspiración de Bram Stoker para crear su Drácula. En cambio, sí que pudo saber de Erzsébet Báthory, la condesa que tomaba baños de sangre.
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En 1970 se descubrió en Filadelfia las anotaciones que Stoker había ido recogiendo para escribir "Drácula". Por estos documentos sabemos las fuentes que el escritor irlandés pudo utilizar.
Stoker encontró en la biblioteca de Whitby 𝘈𝘯 𝘢𝘤𝘤𝘰𝘶𝘯𝘵 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘗𝘳𝘪𝘯𝘤𝘪𝘱𝘢𝘭𝘪𝘵𝘪𝘦𝘴 𝘰𝘧 𝘞𝘢𝘭𝘭𝘢𝘤𝘩𝘪𝘢 𝘢𝘯𝘥 𝘔𝘰𝘭𝘥𝘢𝘷𝘪𝘢 publicado en 1820 por el autor William Wilkinson.
A pesar de la poca actividad hemos llegado a los 55.000 seguidores. Muchas gracias a todos los que seguís ahí.
Os voy a contar qué va a ser de Akrópolis esta nueva temporada. 👇
Este año empiezo a preparar oposiciones, así que tiempo no me va a sobrar precisamente (como cada año). Pero le pillé el gusto a los vídeos en YouTube y seguiré subiendo contenido cuando me sea posible.
En cuanto al contenido escrito, decidí centrarme en artículos con mayor profundidad y conexión de ideas de los que venía publicando en el blog. Eso requiere más tiempo, pero el resultado merece la pena y por suerte un par de ellos ya han sido publicados en @dlhistoria.
Vamos a estrenar este nuevo Akrópolis con un #Hilostoria que abarca desde la Antigüedad a la actualidad. Ya que muchos andáis con libros en casa estos días, os voy a hablar un poco de
📚LA HISTORIA DEL LIBRO📚
En concreto vamos a comentar tres grandes revoluciones en la historia del libro.
Las tres se dieron en tiempos y contextos muy distintos pero tienen algo en común: los elementos que forman un libro influyen y coexisten en sus distintos formatos. En breve me entenderéis mejor.
El libro existe desde la Antigüedad. Podemos decir que desde el siglo VI a.C. y quizás naciera como herramienta para los filósofos de Asia Menor que, hasta ese momento (y lo seguirán haciendo mucho tiempo) las historias y lecciones las comunicaban de manera oral.
⚠️NOVEDAD IMPORTANTE⚠️
Akrópolis deja de ser "Historia Antigua" y se abre a todos los períodos históricos.
Se que a muchos no os gusta esta idea, pero me lo pedía el cuerpo y las circunstancias. Sabéis que Akrópolis para mi es el lugar donde volcar mis inquietudes y aprender en el mundo de la comunicación divulgando cultura, en concreto, Historia.
Como habréis comprobado llevo tiempo muy desaparecido y es que inicié (y ya estoy acabando) un máster de Archivística, por lo que me he visto muy alejado de la Antigüedad. Pero me da pena no compartir con vosotros otras tantas lecturas chulísimas e inquietudes de otros periodos.