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Dan igual las olorosas y coloridas flores, la fresca fuente, la hilera de frondosos árboles, el despejado cielo en el horizonte, la suntuosidad circundante. Su apático estado, su lacónica indiferencia a la belleza y plenitud indican que no disfruta de ello, que no es feliz.
Los miro, como los miré cuando escribí de ambos hace justo hoy un año, y la historia que fabrico para ellos sigue y sigue transformándose. Adoro imaginar otros sustratos para los cuadros.
Es que, a diferencia de las gemas, gestadas en el vientre de la tierra, la perla nace de un molusco. Y hermosas son las leyendas que algunos pueblos crearon sobre su origen.
Es durilla la vida de mala, eh. Tiene sus ventajas, sobre todo, si eres hechicera. Hay emoción, magia, aquelarres, cosas sepsis, mucho girlpower y eso, pero también se te hace la vida un poquillo solitaria. Aunque tengas gato.
Tampoco os creáis que estamos todo el día en los fogones, con nuestros humeantes calderos (alguna que yo me sé hace sus pócimas en el microondas, cosas de la mujer moderna); tampoco es que estemos pernoctando con las escobas a diario, que algunas madrugamos para ir a currar.
Si se me aparece un hombre con batín ya os digo yo que me va a importar un comino la musculatura o la blandenguez de su cuerpo, si luce lozana melena leonina, si la plata le corona la testa o si le brilla cual esfera pelada.
El amor es la corriente que circula de uno a otro amante, recíprocamente.
Pero la Iglesia bizantina los incorporó en su liturgia e iconografía (los ICONOS). Estos evangelios contenían más detalles e información sobre el nacimiento y la infancia de María, la Natividad de Jesús y episodios de su vida de este que no figuran en los 4 evangelios canónicos.
Claro que eran dioses, seres con agendas muy ocupadas, hacían cosas importantes como tocarse los sacros cataplines en el Olimpo, jugaban con la ventaja del patriarcado y… ¡qué leches! ¡Eran dioses! Como para esforzarse por nosotras estaban.
Hablo, por supuesto, de la Ofelia shakespeariana, la del texto original; no del constructo creado por la idolatría de artistas y poetas posteriores, cuya complejidad simbólica convirtieron en icono impostado del amor y la muerte.
Que la Virgen muestre un seno no es inusual, siendo una Madonna Lactans. Pero ni amamanta al Niño, ni su aspecto es quizá el esperable. Esbelta, sensual, elegante, con labios carmín, cejas y sienes afeitadas, a la moda borgoñona del siglo XV. Más parece una distinguida cortesana.
No peco de blasfemia, sino de filología. Además, la RAE, la que me lleva a veces por la calle de la amargura, la define claramente en su última acepción como “objeto o prenda con valor sentimental por haber pertenecido a una persona querida”.
Dafne se transformó en laurel para no ceder su cuerpo a Apolo. Pero, incluso como árbol, la hizo suya, quedando su identidad vencida por el ardor apolíneo.
Cuando optamos por una de las rutas de la encrucijada, nos olvidamos de los crueles estragos del través. Y terminamos caminando al bies, en sesgos. Erróneamente.
Tres figuras en distintas posturas y tres estados diferentes.
Francesca da Rímini, la más célebre condenada a los infiernos dantescos, en el 2º círculo, el de la lujuria (regido por Minos), donde las almas pecadoras son azotadas por vientos huracanados en vórtice eterno, como en vida se dejaron arrastrar por el huracán de sus deseos.
Pasaban los años y el Zar sufría por la tristeza de su hija, así que anunció que quien la hiciera reír, se casaría con ella. Muchos hombres vinieron de toda Rusia: caballeros galantes, divertidos bufones, comediantes estrafalarios.
Caleidoscopio de pliegues y arrugas que descienden a las aguas, metáfora bellísima de los meandros y ondulaciones de nuestro inconsciente.
Te adoro porque fuiste capaz de transformar un mito de violencia en la metáfora de un amor interrumpido.
Hace tiempo que S. Bollman nos lo recordó en Las mujeres que leen son peligrosas (2006). Y, en efecto, podría decirse que estas lectoras son una versión alternativa de Pandora, con una vasija/caja de papel y palabras.
Muy numerosos son los felinos que acompañan a damas en retratos, escenas domésticas, composiciones brujeriles e incluso junto a la Virgen María en el momento de la Anunciación. Pero el de Bacchiacca parece inspirarse en la Dama del armiño (1490) de Leonardo da Vinci para la suya.