Muchos no estarán de acuerdo, pero criticar a un periodista o a un medio de comunicación, incluso en términos fuertes, no es de ningún modo atacar la libertad de prensa o al proyecto democrático. De hecho, es todo lo contrario. No aguanto la tentación de hacer un par de apuntes⬇️ ¿Por qué una famosa periodista tiene derecho a difundir ante cientos de miles de personas todas las barbaridades que quiera (sin ningún control, sin ningún límite), pero en cambio el presidente (el representante de la soberanía popular) no habría de tener derecho a contradecirla?

El establecimiento colombiano hace cosas contra Petro que jamás habría hecho contra ningún presidente (la carta de la periodista de ultraderecha contra su hija menor de edad es otra muestra). Lo hacen porque lo ven como un usurpador, un lacayo venido a más. Y mientras tanto...⬇️ Y mientras tanto Petro y su gobierno siguen redoblando la apuesta, dictando la agenda, proponiendo debates de futuro. Las élites, desubicadas, atolondradas, a duras penas pueden seguir el paso, y no saben a qué horas empezaron a aceptar la legitimidad de protestar en las calles.

Alguna gente vive segmentando luchas, estableciendo barreras, diciendo que las reivindicaciones deben ir separadas. Pero Petro nos recuerda que, en un mundo de injusticias, las resistencias sólo pueden crecer unidas. Lo que hizo ayer, primero de mayo, es un orgullo y un ejemplo⬇️ Cuando todos los medios decían que el problema del agua en Bogotá era una simple cuestión de falta de lluvias y de consumo individual, Petro volvió a cuestionar el modelo de desarrollo, y habló de deforestación, ríos voladores, y mafias legalizadas que especulan con la tierra.

Es tan grotesco que casi sobra apuntarlo: el cubrimiento mediático a la alcaldía de Galán demuestra que no sólo es su aliado estructural, sino un producto de la casa. Como con muchos representantes de la derecha tradicional, dicen siempre entre líneas: “es uno de los nuestros”⬇️ También es evidente: con Petro no hay propuesta ni acto que no se cubra con alarmismo y reprobación. Basta con ver una de sus políticas principales como alcalde y presidente, muy pertinente hoy, y que siempre tildaron de “improvisación”: ordenar el territorio alrededor del agua.

Más que la derecha abierta y la ultraderecha obscena, el divino centro es el gran activo del viejo régimen en Colombia. Hay muchos ejemplos, pero basta con ver a Alejandro Gaviria y su defensa de las EPS. Entre la superioridad moral, la deshonestidad y los hábitos mercenarios⬇️ Según ellos no tienen ideología. Según ellos, ser fundamentalistas neoliberales no es ideología. Según ellos, condenarnos a la administración privada de recursos públicos —importada del régimen de Pinochet— no es ideología. Según ellos, todo ha avanzado gracias a su racionalidad.

Una muestra del cambio en Colombia es que haya tantos debates sobre el futuro: proceso constituyente, Paz Total, grandes reformas... Por eso el viejo régimen está desesperado. No encuentran candidatos para 2026 y sienten pánico de que la popularidad de Petro no deje de crecer⬇️ Alberto Casas Santamaría lo dijo muy alarmado en El País: “Ojo con la tendencia de Petro: Las últimas encuestas muestran una tendencia de recuperación de la favorabilidad”. Están asustados de que a pesar del terrorismo mediático la gente siga con el impulso, el apoyo al cambio.

La derecha colombiana no deja de probar opciones, estrategias, para ver cómo le hace más daño al gobierno Petro. Sorprende que sean tan erráticos a pesar de tener todos los medios. No entienden el apoyo popular: su torpeza es reflejo del desespero. Un apunte de los últimos días⬇️ El proyecto de cambio se abre paso contra un viejo régimen que lo controla todo. Sería un error menospreciar las amenazas y ataques del adversario. No tienen límites. Calumnian, distorsionan, contaminan el discurso hasta encontrar el más dañino. Por eso hay que estar muy atentos.

Otra vez hay ruido de golpe de Estado en Colombia. Ni son rumores ni podemos descartarlo a la ligera. Desde 2022 es la gran fantasía de la oligarquía nacional. El poder económico ordena, el viejo régimen planea, los medios ambientan y la derecha judicial ejecuta. 3 comentarios⬇️ 1. De nuevo vemos la diferencia de poder entre la izquierda (la contestación popular al viejo orden, la defensa de lo común) y ese culto a los privilegios y la desigualdad que es la derecha. La izquierda sólo tiene cierto poder en la movilización social y en el triunfo electoral.

Hemos visto cosas en este gobierno que no pensábamos que fueran posibles. Avances históricos se han vuelto cotidianos. Y sí, debemos impulsar al gobierno Petro a hacer más, mucho más. Pero también debemos ser justos y reconocer tantas cosas extraordinarias. Daré sólo 3 ejemplos⬇️ Primero, el énfasis que se ha puesto en la Guajira.

Esa región, despreciada por la élite bogotana, donde más niños mueren por desnutrición en todo el país y sometida desde hace décadas al régimen brutal de las multinacionales mineras, fue sede de gobierno por una semana.

Aún no asimilamos el inmenso avance del proyecto democrático que tuvimos en Colombia al elegir a Francia Márquez como nuestra vicepresidenta. Estudiaremos por décadas su vida, su campaña y su elección, pero también el racismo brutal que enfrentó en su mandato. Un hilo muy corto⬇️ Ella se convirtió (como Petro) en un ícono. Todo el Pacífico votó masivamente por el Pacto Histórico. Pero mientras Petro nos conmueve y nos persuade, Francia Márquez nos interpela. Ella representa, en la acepción más vital de esa palabra, a las mayorías sociales de este país.

Perdón por insistir, pero el peor error que se puede cometer en este momento político es olvidar el pasado reciente. Nos quieren convencer de que Colombia nunca había estado peor. No podemos permitirlo. Es una mentira y un insulto.

Un pequeño recordatorio, hoy, 21 de noviembre⬇️ ¿Lo recuerdan? El gobierno Duque (esa unión decadente de autoritarismo uribista y tecnocracia neoliberal) desencadenó, a su pesar, un ciclo creciente de movilizaciones: Paro Nacional de 2019, manifestaciones contra la brutalidad policial de 2020 y Estallido Social de 2021.

La derecha colombiana está envalentonada. Su aparente triunfo electoral, la parálisis de las reformas y los incesantes ataques mediáticos contra Petro los hace soñar con la restauración del viejo régimen.

Pero ¿alguien dijo que sería fácil? Un hilo breve contra el pesimismo⬇️ No lo olvidemos: este es el primer gobierno popular y de izquierdas de la historia de Colombia. El régimen de los privilegios y la violencia se fracturó hasta el punto en que los nadies, las mayorías sociales conquistamos el poder. Vivimos una hermosa excepcionalidad histórica.

Las interpretaciones dominantes sobre las elecciones en Colombia no son análisis, sino propaganda de una de las partes en medio de la disputa política. Las repetirán en todos los medios por semanas. Esto no tendrá su difusión, pero no puedo evitar hacer tres comentarios rápidos⬇️ 1. No hubo nada inesperado. En casi todo el país ganaron las maquinarias (pactos clientelares) y el dinero (contratistas, corrupción legalizada). Triunfaron los grandes apellidos. Por eso es tan ridículo afirmar que ganó “la sensatez” o “el centrismo”. No: ganó el viejo régimen.

Estos días se ha desatado la furia mediática contra el gobierno de @petrogustavo. Es grotesco, pero previsible. ¿Alguien pensó que sería fácil hacer todas las reformas por las que votamos?

El orden establecido (y sus medios de comunicación) son inmovilistas y antidemocráticos ⬇️ El triunfo electoral fue sólo el principio; fue un cambio en las relaciones de poder, pero no el final de la política. Quienes perdieron las elecciones continúan defendiendo sus intereses. El programa de gobierno fue refrendado por la voluntad popular, sí, pero sigue en disputa.

Con Petro y Francia están pasando tantas cosas revolucionarias en Colombia que apenas hay tiempo de asimilarlas. Y aunque la información está disponible en internet, es desconocida para las mayorías.

¿Para cuándo medios de comunicación al servicio de la gente del común? Una enumeración rápida da vértigo. Diálogos con el ELN. Protección de la Amazonía. Diálogos populares vinculantes. Discurso en ONU que vuelve a Colombia un referente de problemas globales: cambio climático, lucha contra las drogas, paz y relaciones de igualdad entre los pueblos.

Ayer un reconocido periodista (nada sospechoso de izquierdista) publicó un artículo sobre algo que todos sabemos, pero que rara vez aparece en grandes páginas: la razón por la que poderosos grupos económicos compran medios de comunicación.

No es un caso puntual. Es un sistema ⬇️ Se refería a la compra e instrumentalización de Semana por el grupo Gilinsky, la batalla con el GEA, y el modo en el que impulsan (con dinero, portadas, reportajes y ataques planificados) a distintos candidatos a la presidencia... futuros empleados subordinados a sus intereses.

Uno de los éxitos del establecimiento colombiano (corrupto y asesino) ha sido convencer a las clases subalternas de que nada cambiará, que estamos derrotados desde siempre y para siempre. ¿Vamos a aceptarlo?

¡Carajo! Aceptemos más bien la belleza de este momento: estamos ganando Todos lo vimos el lunes después de la primera vuelta: había un aire fúnebre, de derrota total, como si no hubiéramos ganado, ni hubiéramos sacado la votación más alta de la historia en una primera vuelta ni fuera la primera vez que ganaba un candidato alternativo al régimen.

¿Qué haría Petro después de hablar en más de cien plazas y ganar la primera vuelta? Pues escandalizar a la derecha con una apuesta estética y política revolucionaria.

Se dedicó a recordar que la política está en lo cotidiano: el desayuno, el trabajo, la familia y los afectos. Se suele pasar por alto que Petro devolvió la política a las plazas. Por décadas la contienda política estuvo relegada al marco de los medios de comunicación. Pero en 2018 Colombia Humana revitalizó las plazas, y Petro construyó, palabra tras palabra, la idea de un nuevo país.

Ayer Rodolfo Hernández hizo una de las declaraciones más peligrosas de toda la campaña, pero pasó desapercibida. Arrastrándose entre sofismas, dijo que los del Pacto Histórico hacemos parte de una “banda criminal”.

¿Vemos la gravedad? Son los términos del régimen y su violencia. No quiero copiar sus tuits, así que voy a parafrasearlos. Dijo:

1. Los videos demuestran que Petro y su entorno son una banda criminal.
2. No tienen límite. Están dispuestos a cualquier cosa.
3. Puesto que ese grupo político se comporta como una banda criminal, temo por mi vida.

Las “explosivas revelaciones” de Semana son una tontería: gente en campaña hablando de estrategias comunicativas. Y son un reflejo curioso: la noticia es una caricatura de lo que muestra. En Semana también discutieron estrategias para mostrar videos sin valor como gran escándalo. ¿Alguien dice en una reunión que hay que mostrar las relaciones de Gutiérrez con el narcotráfico y hacer piezas en redes que expliquen que es heredero del desastre de Duque y Uribe?

Es una obviedad.

Semana pone una foto de Petro y titula: "Urgente: Plan contra Fico".

Ahora dicen que Petro debe vulgarizar su discurso, que su error es argumentar tanto, y que el éxito de Hernández es que es simple y repetitivo.

Más allá del marketing, la diferencia es ética y política: Petro respeta la inteligencia colectiva; Hernández la insulta y desprecia. Lo vivimos en las plazas llenas con Petro. Todo ciudadano, sin importar el origen o la formación, se sintió interpelado, respetado individual y colectivamente, con capacidad de comprender la historia y discutir el futuro.

Esa relación con los otros es revolucionaria en Colombia.