Estudié en el colegio de La Asunción de Gijón durante cuatro años. Me dejaron heridas contra las que aún estoy luchando. El acoso, el abuso y la violencia eran parte de la cultura del centro, que en la mayoría de casos no hacía nada para impedirlos. (Sigue hilo)
Cuando un matón me pegó en clase, pedí a mi tutora y a la directora que intervinieran. No hicieron nada. Tampoco cuando pegó a otros chicos. Ni siquiera cuando fue llevado dos veces a juicio por agresión.