(1/10) No defender a Puigdemont -igual que a Anna Gabriel o a Valtonyc- como exiliado político pretextando que no es comparable a, pongamos, Max Aub (o a tantos exiliados anónimos), denota una actitud profundamente reaccionaria, por mucho que se empeñe mi querido @AntonioMaestre. (2/10) Es la actitud del "siempre va a haber alguien que esté peor". Peor que Oriol Junqueras estaba Marcos Ana, un suertudo que no sufrió tantas torturas como Miguel Núñez, todo un privilegiado al que no ejecutaron tras torturarlo como a Heriberto Quiñones... Y así ad nauseam.

Me iba a callar esto, pero mira, no. El martes pasado publiqué un teaser en IG anunciando que lanzábamos un nuevo single digital. Hacía días que no entraba en las redes sociales. Cuando lo hago y me doy una vuelta por IG, veo un montón de publicaciones en negro. No entendía nada. Hasta que vi lo del #BlackOutTuesday. Y me pareció una campaña estupenda, ¿a quién no? Pero también pensé en la cantidad de campañas que colectivos antirracistas de todo el estado español ponen en marcha para visibilizar el racismo institucional de nuestras propias ciudades.

El Estado Español se sustenta en una única idea, la de la unidad de España. Para que cale se sirve del folclore de herencia franquista que supone la monarquía, que además es un entretenimiento la mar de divertido para mucha gente. Pero además el Estado necesita algo más: un enemigo interno. Antes era ETA. Cuando ETA desapareció siguió siendo ETA, porque cualquier disidencia lo era. Hasta aquello se convirtió en un chascarriillo: todo era ETA.
Pero encontraron ese nuevo enemigo en el soberanismo catalán.

Hilando voy: me espeluzna la falta de arrojo, de sensibilidad y de solidaridad de cierta izquierda madrileña para con el soberanismo en Catalunya. Dan igual juicios políticos, exiliadxs o represión policial; se trata sobre todo de "folclore político" (leído así varias veces). O se limitaban a defender -con la boca pequeña, eso sí- a la CUP, a insistir en que el paso lo marca la troika y no el Estado Español (díganselo a lxs exiliadxs) o a decir que un preso político lo fue Marcos Ana y no Oriol Junqueras (como si la represión se tratara de grados).