Los derechos de la infancia y de los individuos prevalecen sobre cualquier supuesto derecho a mutilar a menores. Aunque los padres tengan derecho a educar a sus hijos en los valores que consideren oportunos, no tienen derecho a mutilarlos en nombre de una religión o de unos tabúes sexuales, máxime sin su consentimiento informado.

Vivimos inmersos en una era digital y de la inmediatez. Una consecuencia o daño colateral es la falta de silencio y de tiempo. Pero el saber, las ciencias, la reflexión necesitan ser maduradas. Sin embargo, esa "necesidad" por estar al día, por opinar de todo, por adquirir

https://twitter.com/javisalas/status/1257595702601027585

la última información, nos limita a la hora de aprender a discernir y a construir los conocimientos. Porque no toda información se transforma en conocimiento y, además, a partir de un determinado umbral a más información menos conocimiento.

¿Sabéis porque el personal sanitario y otros profesionales insistimos tanto en el lavado de manos?

¿Conocéis el origen de esta práctica?

Seguro que algunos, ojalá muchos, conocéis la historia. Pero nunca está de más recordarla.

Hilo va... El responsable del lavado de manos fue Ignaz Semmelweis, un abogado que tras ver una autopsia decidió estudiar medicina y que la simple observación le bastó para su descubrimiento.

Lo cierto es que su defensa de la asepsia salvó vidas, aunque la suya se hundió.

Leo a diario las opiniones de un bando y de otro. El tema puede ser el aborto, la violencia interpersonal, los suicidios, etc., y yo sólo hago una humilde pregunta a todos.

¿La vida de una persona vale más que la de otra? Porque francamente es lo que parece leyendo a cualquier bando/colectivo/movimiento. Todos hacen daño al comparar violencias porque lleva a deshumanizar al otro, a convertirlo en la representación de todo lo malo, no de lo que está mal independientemente del autor.

Que en los hospitales tenga que haber un botón del pánico para estas situaciones dice mucho y nada bueno de la sociedad en general.

Quienes trabajamos en sanidad, sabemos lo que supone lidiar con la comunidad gitana en general. Por norma, no respetan el trabajo sanitario. Tienden, por norma, a ser maleducados y prepotentes y cuando ocurren situaciones como la de la noticia no atienden a razones.

Por supuesto, la muerte de un recién nacido es dura y es comprensible perder la cordura. Pero de ahí a agredir al personal hay un abismo.

La libertad de expresión y de opinión no es un todo vale. No es un derecho que se pueda usar para vulnerar los derechos de otras personas.

Es un derecho, sí, pero como tal no está sometido al libre albedrío. La libertad de expresión nunca debe ser objeto de censura previa. Sin embargo, puede regularse a partir de la responsabilidad ulterior. Esto supone que, con la libertad de expresión, no se puede impedir que una persona se exprese, pero sí se la puede penar por sus mensajes.

Tras unos días de silencio (necesario y reconfortante), vuelvo con un hilo.

Quizá suene a ¿reproche? ¿desazón? ¿queja?, pero tampoco me preocupa mucho cómo se reciba por quienes lo lean.

Es mi experiencia personal con moraleja. Hace ya casi 10 años que estoy en Twitter. Sí, casi desde sus inicios pero no, no con esta cuenta. Mi cuenta A dio paso a esta para separar mi Yo íntimo de mi Yo divulgativo. En aquellos tiempos Twitter era otra cosa

Lo que aborda Pablo Malo en esta entrada es crucial y es la base de la que partir para comprender la complejidad que somos. Y es que el modelo biomédico se está olvidando de otros factores externos al individuo que aumentan la enfermedad mental: factores sociales y ambientales.

https://twitter.com/pitiklinov/status/1038336476256366592

Pues parece que los tratamientos psicomédicos no parecen funcionar a nivel comunitario. Por ello se necesita una visión que vaya más allá de dar más tratamiento, enfocada a proveer las necesidades básicas de la vida cotidiana y proponer modificar factores sociales.