Transcurrían los años 90, Belkis tenía una exitosa carrera de varios años, como aeromoza en una de las principales líneas aéreas del país.
Había volado por todo el mundo, New York y México eran sus vuelos favoritos, pero se estaba reincorporando al trabajo después de nacer su hija, así que tomó algunos vuelos nacionales para no ausentarse mucho de su casa.
Como conté en un hilo anterior, mi primer hijo nació prematuro de 30 semanas, pesando 1,100 Kgrs.
A pesar de lo que había sucedido, el médico me aseguró que, con un control adecuado, yo podía tener más hijos sin ninguna complicación. Yo le creí, gracias a Dios.
Ricardo entró a su casa un poco más temprano de lo usual, eran las 9 de la noche apenas.
Era habitual que llegara del trabajo sobre las 10 de la noche, pero ese día tenía un fuerte dolor de cabeza y se retiró temprano.
Se cambió de ropa y fue a la cocina a buscar un calmante, estaba aturdido con el dolor y no conseguía las pastillas. Comenzó a llamar a su esposa: