La cuestión del fentanilo en Estados Unidos no es sólo un tema de salud pública. En lo esencial, es una cuestión política y de derechos humanos que convendría tener presente para no caer en los mismos errores.

Me disculpáis, pero se viene chapa gigante 🧵 Un sistema sanitario que prima la rentabilidad económica y la eficiencia por delante de una adecuada atención sociosanitaria, conlleva la aparición de unos elementos que, dadas las condiciones oportunas, pueden hacer aparecer fenómenos como el que se está viendo del fentanilo.

Me preguntáis mucho acerca del por qué el personal (medios de comunicación sobre todo) generan la falsa alarma de que el fentanilo ya está en España. Y no lo tengo claro, pero lo primero en lo que pienso es en lo siguiente:

https://twitter.com/cmordiaz/status/1700963610023936443

De siempre las historias oscuras relacionadas con drogas con mayor potencial de daño han generado mucha atención.

Ocurrió con la heroína, las chutas, el cómo casi con mirarla te enganchaba.

Y en esto lo que ocurre con el fentanilo no es muy diferente.

Sin existir el riesgo cero en el consumo de drogas, lo cierto es que sí hay un margen de riesgo más o menos elevado que se debe considerar. Más aun si se es profesional de la salud. Para algunos sanitarios existe un escenario ideal donde las personas no realizan ningún tipo de conductas de riesgo y consideran que es ahí en donde hay que centrarse.

Los trastornos funcionales intestinales, como el síndrome de intestino irritable (SII, a partir de ahora) pueden ser tremendamente limitantes y afectar a la calidad de vida de la persona si cursan con síntomas como dolor o urgencia defecatoria.

No son una cuestión "de nervios". No son pocas las personas que terminan desarrollando problemas de ansiedad (agorafobia, hipocondría, evitaciones generalizadas) o del ánimo, debido no sólo a la sintomatología del SII sino a sus características de impredecibilidad e incontrolabilidad.

Ahora que cierto sector de la Psiquiatría se lleva las manos a la cabeza por entender ideologizada lo que se viene en cuanto a Salud Mental, me apetece recordar cómo se construyó la idea de adicción como enfermedad del cerebro. ¿Fue ciencia? No, fue política. Aunque hay antecedentes en el S.XIX donde algunos médicos consideraban el alcoholismo como una enfermedad, es en el contexto moderno y norteamericano donde la idea de adicción como enfermedad del cerebro coge mucha fuerza, siendo el NIDA y sus directores/as los protagonistas.