Un trono de 2 toneladas de oro macizo. Un manto con 758.000 perlas.
No es el siglo XVIII. Está acabando el año 1977...
La coronación de Bokassa I como Emperador de Centroáfrica calca la de su ídolo, Napoleón Bonaparte.
Llega el turno de su autocoronación.
Todos contienen la respiración porque Bokassa va a colocarse la corona de 6.118 brillantes, 10 esmeraldas, 5 rubíes y un diamante de 138 quilates sin quitarse la diadema...
Dicen que para acabar con un farsante necesitas otro farsante mayor.
Y `para poner a prueba esta teoría absurda, echaremos un vistazo a la vida de Elmyr, el príncipe de los farsantes.
Igual que digo Elmyr de Hory, también podría decir:
- Elmyr Lazlo
- Louis Cassou
- Conde de Herzog
- Barón de Hory
- Elmyr von Houry
- Van Bohn, Dauray, Raynol, Boudjy, Raynal...
Así hasta 60 personalidades diferentes.
Su verdadero nombre era Elemer Hoffmann y nació en Budapest en el año 1906.
Quiso ser un pintor reconocido, pero "los expertos" dijeron que no tenía talento.
"Con esas orejas vas a tener que estudiar mucho para poder casarte", fue el consejo realista que Kenzaburō recibió de su propia madre.
Después, la vida le depararía 4 o 5 momentos importantes.
Dejadme que os los cuente.
El primero fue, por fuerza, el día en el que descubrió que iba a ser escritor.
Con 23 años ganó el prestigioso premio Akutagawa, por su relato "La presa".
A los 25 se casó con Yukari Itami, el amor de su vida.
En 1963 esperaban su primer hijo. Kenzaburō tenía entonces 28 años.
El de la foto es Clemente Domínguez, un corredor de seguros de Sevilla.
De él podemos decir que era auténtico.
Sí, un auténtico sinvergüenza.
Año 1968. En una finca cercana a Utrera, la Virgen María se aparece a 4 niñas.
Alguien malintencionado pensaría que se lo habían inventado para justificar que se les había hecho muy tarde...
Pero no. Cientos de videntes acuden a El Palmar de Troya y constatan que allí se puede hablar muy barato con la Virgen.
Cuando a un primate se le mete una idea insensata y genial en la cabeza, es casi imposible sacarla de allí.
De eso va la historia de Albert Spaggiari.
Os la cuento.
Tras una vida azarosa, Spaggiari regentaba un negocio de fotografía en la Niza señorial de los años 70.
Pero guardaba un secreto.
Este veterano de la guerra de Indochina, ex-mercenario de las OAS, ex-presidiario, había descubierto que la cámara acorazada de la Societé Generale (el banco más importante de la ciudad) quedaban a unos pocos metros de las alcantarillas.
Se acerca diciembre y con él las cenas de empresa.
¿Sabéis cuál fue la primera cena de empresa de la historia?
La Última Cena. Todo está allí.
¿Arrancamos?
Es importante elegir bien el sitio.
"en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta (...)"
(Mc 14, 15)
No hay una cena de empresa que se precie sin indirectas...
"El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos"
(Jn 13, 10)