—Buenos días a todos —eran las once y media de la mañana—. Hoy es domingo y por una serie de cosas que no tiene sentido detallar, la visita la van a tener conmigo. Lo lamento por ustedes.

[DESCORCHO HILO] Las risas rebotaron en el tinglado. El hombre continuó:
—No soy guía ni tengo mucha pedagogía. Soy enólogo en esta bodega, y me apasiona el vino. El problema es que no sé explicar, ni tampoco tengo mucha paciencia.

El miércoles empezamos a chatear. Enseguida hubo algún terreno común, ironías familiares, mucha complicidad. El jueves me dijo que no le gustaban las conversaciones eternas. A mí tampoco, porque el interés se diluye y las expectativas se agrandan. (ABRO HILO) Me pareció un buen pie para poner fecha y lugar.

—¿Cuál es tu cita ideal? —pregunté.
—Vamos al casino y nos hacemos millonarios.
—Bueno, salimos mañana.
—¿Mardel?
—Dale. ¿Podés?
—Sí, después del laburo.
—Te paso a buscar tipo cinco, seis.
—Plata o mierda.

Hoy caía el sol y unos pibes armaron arcos con ojotas en la playa. No pasaban los 20 años. Se pusieron 3 de cada lado, en la arena mojada. Enseguida supe que los equipos estaban desparejos. De un lado estaba Mati, uno que no supe si era Dani o Dari, y completaban con un tal Jota. Esos jugaban en cuero. Mati andaba bien, tenía lomo y aire. Dani corría poco pero marcaba y era tiempista. Y era medio tramposo porque se paraba a un metro del arco propio, cosa absolutamente inmoral en esta clase de partidos.

Me quise anticipar a los comentarios del barrio. Así que empecé por mi hijo mayor (9) mientras el otro se sacaba el uniforme del colegio.
—Mate: ¿viste Silvia, la vecina?
—La señora que nos devuelve la pelota.
—Sí, tal cual. Bueno, resulta que Silvia va a venir a cenar. (+) —¿Va a ser tu novia? ¿Vos querés muchas novias? Ey, ¿muchas novias? ¿Sabés que podés hoy tener una y mañana otra?
La influencia de la música en el cerebro de un niño es sorprendente. Aunque el planteo era interesante, lo esquivé.

Espero que su 31 de diciembre haya sido más lindo que el mío.
Esta no es una historia divertida. Al menos, me hizo empezar el año escribiendo.
(ABRO HILO) Ustedes no tienen idea de cómo es crecer en Tero Violado. Lo más probable es que me lean desde una ciudad grande, desde algún centro urbano, desde un lugar muy poblado donde no es tan difícil volverse anónimo.

Me pasó a mí, pero le puede pasar a cualquiera.

Volvía de la casa de mi amigo Nacho, y un Peugeot negro se me pegó atrás. Por costumbre me corrí y liberé el carril, no me gusta sentir que entorpezco el tránsito. Por alguna razón, el coche no me adelantó.

Raro.

(ABRO HILO) Lo vi por el espejo cuando a la altura de la estación de Lanús, sobre la avenida Yrigoyen. Los que son de zona sur del GBA van a saber de qué hablo. A esa avenida también le decimos Pavón, corre paralela a las vías del tren Roca por varios municipios.

Atención mamipapis / mapadres / xadres…
Hoy tuve la reunión de padres más extraña de mi vida.

(ABRO HILO) En principio, era la clásica reunión informativa de jardín sin los nenes. Nos habían aclarado que sólo fuera una mamá o un papá por alumno, lo cual me pareció lógico por el contexto. Sabíamos que la seño Samy era bastante particular, pero tampoco tanto.

Cada vez que nombran a Angela Merkel, recuerdo a mi Angela Merkel.

Bienvenidos a una anécdota real que mezcla un viaje, un Mundial de fútbol, y la pesadilla más grande que puede vivir un futbolero.

(ABRO HILO) Estamos en 2006. Viajo con mi primo el Flaco a España, para juntar algo de guita y después recorrer. Europa se empieza a poner brava, pero tenemos pasaporte comunitario y eso no da un mejor panorama.

La Amarok del #INDESEABLE tenía un olor sensacional: el perfume del tapizado de cuero está en el podio de mis preferidos, con el de la tierra mojada y la nafta.

(Abro hilo) Esta mañana, el #INDESEABLE me reconoció en el estacionamiento del colegio. Me habían quedado cuarenta minutos del demonio entre los horarios de mis hijos. Era lo que demoraba entre ir y volver a mi casa. No lo vi venir. Me agarró con el celular en la mano, desprevenido.

Hace un tiempo me veo con Lola. La conocí en un casamiento, pero a ella le divierte decir que nos conocimos en Tinder.
(ABRO HILO) No conozco a su familia, es bastante reciente. Lola está separada, como yo. Tiene hijos, una profesión, una casa que mantener, preocupaciones que atender, y una relación excelente con el padre de sus hijos, como yo. La diferencia más radical, quizás, está en nuestras exsuegras.

Empezó como una joda. #Susto se tenía que operar, y pensamos que no la contaba. Entonces le hice una promesa. Y las promesas hay que cumplirlas.

(ABRO HILO) Comprar un cajón es una experiencia intransferible. Me refiero al cajón donde se meten los muertos. Te lo cuento: entrás a la casa velatoria, y alguien con cara sin gesto te asesora. A nosotros nos tocó un señor muy empático. Primero nos dijo que lo sentía mucho.

Un tiempo después, me enteré que tocaba el bajo. No sé si tiene relación porque no entiendo mucho de música. Un amigo bajista dice que es el instrumento que sostiene la canción. Que marca el tiempo, como la batería, pero con la libertad y color de la guitarra. La semana siguiente conocí a sus amigos. #Nat era parte de la aristocracia del sur. Colegio bilingüe, en los que los alumnos pasan todo el día juntos en doble escolaridad. Y los fines de semana, también. En la casa de alguno, o en los clubes.

A #Nat la conocí en el tren. Y ahora, muchos años después, la reconozco en el supermercado, detrás del barbijo. Sí, es ella. Le voy a hablar y reconocer que fui un inmaduro.

⬇️ Fue en otra vida. Yo iba a trabajar al centro. Ella subió en la estación de Lomas de Zamora. Era media mañana, había espacio en el vagón. Se paró a un metro de mí. Yo bajé mi libro para mirarla, y noté que ella me prestó atención.

“Si algo muy grave pasara, nos encontramos en la cancha a las 8 ⚽️”.

Así decía el mensaje, y le puse una estrellita.

(Abro hilo) Hace muchos meses, alguien mandó esa invitación al grupo de #fútbol de los miércoles. Tal vez fuera en joda. O quizás, producto de una mente brillante y previsora.

Tengo poca batería. Tengo frío. Y creo que voy a necesitar un abogado.
Todo lo que voy a contar está mal.
Abro hilo. Está mal boludear en Tinder en cuarentena. Es como ir a un shopping sin plata. Bueno, lo hice. Pegué la ñata contra el vidrio, y alguien la pegó del otro lado.

Creo que voy a tener que cambiar a mi hijo de colegio. Pedir disculpas, minga.
Abro hilo. Mi hijo está en primer grado. Todos los días tiene una clase por zoom con la seño, que se ocupa de hacer juegos para mantenerlos entretenidos. Hoy, hizo un bingo. La dinámica está buena y le valoro las ganas de enseñar a través del juego. A Mateo le gusta.