En un pueblo de la costa catalana hay un edificio de 6 plantas sin ascensor que habitan familias migrantes. Se construyó en los 60 y así se quedó.
En el bajo hay una tienda de alimentación y souvenirs desde hace más de una década. "El paki" como lo llaman todos aunque los dueños sean una familia hindú.

Como el hilo de mis años en los andamios sigue generando interés voy a dejar unos consejos para las que empiezan en el oficio.

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1. Los presupuestos se pasan por escrito. SIEMPRE.
Da igual el tamaño del encargo, se especifica las tareas a realizar y el tipo de material.

Esta señora de melena gris alguna vez fue una joven madre en busca del sueño europeo.
Lo intenté a las bravas con visado de turista y pasé años sin papeles.
Una tarde escuché en la puerta de la guardería la frase que lo cambiaría todo.
"Tú que eres de fuera, ¿sabes pintar?" En Argentina cuando alquilabas una vivienda te la daban recién pintada y la tenías que devolver igual.
Claro que sabía pintar.
La mujer me dijo que su pintor le había fallado. Tenía la pintura y el precio.

Venga, voy a hacer un hilo de cosas que se hacen en Argentina por seguridad y que de este lado del charco flipan a muchos.

1. El 99% de las ventanas de la planta baja tienen rejas¹. El herrero es uno más de la familia.

¹ En caso de incendio no hay buen pronóstico. 2. Ningún coche duerme en la calle. Un coche sencillo vale 25 sueldos de un obrero y es un bien muy fácil de robar entero o por piezas.

Para los que migramos a España el trato a los refugiados ucranianos abre heridas viejas.
Muchos llevamos un mes chasqueando la lengua. Me duele a mí que soy blanca, comparto idioma y cultura, no puedo imaginar el dolor del resto. Trece años, trece putos años me llevó conseguir la residencia legal para mis dos hijos.
Las condiciones de la Ley de Extranjería son una quimera y sólo generan mano de obra barata de la que se aprovechan los de siempre.

Si en la biografía de una mujer leo lo de "vivió con su amiga" no puedo evitar, ni quiero, echar un rato investigando sobre esa amistad.
Así llegué a conocer esta historia, la de Elisabeth y Ottilie.
Poned a calentar la tetera que nos vamos al siglo XIX. Elisabeth Hermine Winterhalter nació en Munich, en 1856. Era la pequeña de 13 hermanos en una familia de médicos.
Ella quería seguir la tradición familiar pero en el Imperio Alemán las mujeres no podían estudiar Medicina. Tuvo que conformarse con ser profesora.

Alex, mi compañero de trabajo, tiene 24 años, pasión por las motos y un corazón que no le cabe en el pecho.
En la empresa solemos decir que si le pidieses ayuda en una mudanza, a las 2 de la mañana y en un 4°sin ascensor, te diría que sí pero tú invitas el desayuno. Vive con sus padres y su hermano de 18 en un piso donde comparten tareas domésticas. La cena corre a cargo de los hijos y el turno se decide en un partido de FFIFA'16 en la PlayStation destartalada.

Este hilo no tiene un final feliz. Si quieres un domingo distendido pasa de largo.
Después de años de silencio hoy quiero explicar esta parte de mi historia para soltar lastre, porque yo escribo para tratar de entender.
La maternidad encierra grandes fracasos. Ayer me pasé la tarde borrando fotos de mi hijo mayor. Como si pudiera editar la memoria.
Lo hice porque encontrar su imagen por sorpresa me duele horrores, porque estoy pasando un duelo por un hijo que no ha muerto.

Cuando faltaban 20 minutos para cerrar entró buscando pintura para un armario.
Me explicó la forma del mueble de una manera precisa, con un tono de voz agradable y una sonrisa que traspasaba la mascarilla.
No fue difícil adivinar a qué se dedicaba: maestra de primaria. Me pidió información para aplicar la pintura porque "normalmente lo hace el conserje pero este año está desbordado".
El armario era un destartalado rincón de materiales para su nueva aula de segundo.