Os voy a contar una historia de año nuevo: hace quince días falleció mi padre, un hombre muy querido de 85 años, de una enfermedad breve y rápida. Desde entonces he estado haciendo compañía a mi madre:
Me he enganchado a sus series (Mercado Central!), a los ritmos que parecía necesitar, hemos salido a comprar en el pueblo y recibir miles de pésames, le he recordado que debía ir a la peluquería, hemos ido al abogado que parecía enfadado de explicar lo evidente, al banco...