En todo caso, el error de fondo es hablar de "la historia del movimiento obrero en el Estado" abstrayéndola del proceso histórico-social en que se ha desarrollado. Dado que se ha puesto por caso las movilizaciones de los años 70, un par de apuntes muy por encima: 1. La ascendente lucha obrera desde finales de la década de los 50' se enmarca en un proceso de rápida industrialización en diferentes ciudades del Estado: el llamado milagro español o desarrollismo.

Es tan fácil como entender que la movilización de los trabajadores del metal se produjo necesariamente a través de un tejido organizativo preexistente, sin el cual nada habría sido posible, y que, lamentablemente, éste no es otro que el de las secciones locales de UGT y CCOO. Una huelga de estas dimensiones presupone un cierto grado de capacidad organizativa de los trabajadores en general y de las bases sindicales en particular que no emana de la voluntad abstracta de hacer huelga ni de las proclamas combativas de tal o cual organización marginal.

Marx no puede ser más claro al respecto: los costos de formación (educación, aprendizaje, etc) de la fuerza de trabajo entran en el monto de los valores gastados para la producción de ésta. Lo cual significa que la fuerza de trabajo se valoriza mediante la transferencia de valor (de las mercancías empleadas en la formación) y no mediante el esfuerzo personal que supone la acción misma de estudiar (este esfuerzo no "crea" ni "agrega" ningún valor por si mismo).

Mi modo de verlo es el siguiente: la acción de estudiar en sí misma (en tanto que actividad que realiza el estudiante) no valoriza la mercancía fuerza de trabajo. O lo que es lo mismo, dicha actividad no se transfiere a la fuerza de trabajo, no la "produce" en tanto que mercancía El trabajo sólo existe como <actividad> en el proceso de producción capitalista; proceso que transforma el trabajo vivo en trabajo muerto, objetivado, es decir, en mercancía. Como es evidente, la producción de la mercancía fuerza de trabajo no se realiza mediante este proceso.

Ya que últimamente el tema está tan en boga, cabría preguntarse qué lugar ocupan en el metabolismo social capitalista las relaciones directas y personales no basadas en la compraventa de mercancías, es decir, las llamadas "relaciones interpersonales". Podríamos decir que, en términos generales, pertenecen a la esfera del ocio como contraparte del trabajo, y más específicamente (aunque no únicamente) a las condiciones generales de reproducción (mantenimiento y reposición) de la mercancía fuerza de trabajo.

Un par de apuntes sobre el tema:

1. El sindicalismo (único "movimiento obrero" realmente existe en la actualidad) es identitario precisamente porque se articula en torno a "diferencias" (y no a pesar de ello); concretamente, en el seno de la clase obrera (división del trabajo). 2. El obrerismo es, digamos, su ideología, y si nada tiene que ver con la aspiración comunista del proletariado como universal concreto (el sujeto revolucionario que "integra" todas las "diferencias" de la clase) es por su carácter inherentemente reformista.

Decía Bourdieu que el subproletariado tendía a ser poco realista sobre su futuro y por ello solía tener pensamientos más fantasiosos (golpes de suerte, etc): la falta de estabilidad laboral le impedía forjar una idea precisa de su devenir en la sociedad capitalista. El punto aquí es que, en la tradición marxista, la categoría "subproletariado" —igual que el "lumpenproletariado" de Marx y Engels ("producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad")— resulta de la descomposición de las relaciones feudales, es decir, es una

Parece ser que el intercambio de mujeres entre tribus neolíticas no ha dejado ni la más mínima huella en el registro arqueológico. Algo bastante sorprendente teniendo en cuenta que estaríamos ante el fenómeno universal que explicaría el «origen del patriarcado». Pero lo realmente sorprendente es que esta hipótesis antropológica parece no necesitar medirse con la evidencia para gozar de un enorme prestigio en la Academia (más aún cuando las investigaciones genéticas de los últimos años apuntan en dirección opuesta) y ha servido para >

Como no podía ser de otra manera, el Estado capitalista ha subsumido el movimiento feminista de masas en su total integridad; aunque, para tal cosa, haya tenido que transformarlo en algo distinto de lo que era inicialmente...

(Hilo) Dicho de otra forma, para poder absorber enteramente el movimiento, éste ha tenido que ser previamente escindido en dos partes: dos bandos enfrentados por abajo (excluyentes vs inclusivas) pero irremediablemente conciliados por arriba (PSOE-UP):