Aquí el núcleo de la decisión. Maraniello tira bastante fruta. Yo conté cuatro. Fruta número 1. La medida tendría como objeto proteger la intimidad y el honor de Karina Milei. Pero el juez no tuvo los audios a disposición como para evaluar tal cosa. Así que censura "por si acaso" Fruta número 2: Si los audios son verdaderos (y según la reseña que hace el juez, el escrito de K. Milei asume que probablemente lo sean), entonces por definición no puede haber afectación al honor. Pero, ¿qué pasa con la intimidad?

Después está el argumento de que elogiar la cripto por un tuit sí sería un ejercicio de la función, similar al acto de ir a la inauguración de una fábrica. Sobre esto hay dos puntos para pensar. El primero es que hay razones para pensar que el lanzamiento de la cripto está en una zona gris de ilegalidad. Si hubiera existido delito (algo que habrá que analizar judicialmente), cabría la posibilidad (también a analizar) de participación del Presidente en su consumación.

Vi dos tipos de quejas de consumidores contra los octógonos.
1) La estética-nostálgica: "Me afearon el paquete del alfajor de mi infancia".
2) La pseudo-anti-paternalista: "Nos toman de boludos! Eso ya lo sabíamos!". La primera no es una queja relevante. Los consumidores no tenemos derecho a que la estética o el diseño de los empaquetados se mantenga en el tiempo. Y los empresas son libres de modificarlos como les plaza, respetando, claro, las normas que regulan su actividad.