manuel hernández borbolla Profile picture
Periodista y poeta. Reportero en México de @ActualidadRT. Naturaleza, arte y política. Premio Alemán de Periodismo WR 2014; Premio Nacional de Periodismo 2020.

Aug 24, 2021, 12 tweets

Enfermos de individualismo

Una de las mayores enfermedades que ha dejado el capitalismo es la exacerbación del individualismo. En realidad, los seres humanos somos interdependientes. Nadie es completamente autosuficiente. Dependemos unos de otros, dependemos de otras especies.

El individualismo surgió como parte del cambio promovido con el proyecto de modernidad. Esta ideología buscaba reconocer el derecho a las particularidades de cada persona frente a la homogeneidad del colectivo: el respeto a la diferencia.

El liberalismo llevó estas ideas al extremo, sobre todo en el terreno económico. A partir de entonces, se erigió un discurso en el cual se exacerba el beneficio individual por encima del colectivo. Este discurso demencial derivó en un mundo profundamente desigual.

El discurso individualista es en realidad un intento de justificar la hegemonía de unos sobre otros. El individualista patológico de la sociedad de consumo, cree que todo se lo merece porque todos sus privilegios se basan únicamente en su esfuerzo individual.

Dentro de esta retórica individualista, los desdichados lo son por su falta de esfuerzo. El pobre es pobre porque es flojo y no quiere trabajar. Este discurso encubre la explotación carnicera que padecen muchos para beneficio de unos pocos. Relaciones de poder.

En el hinduismo, se dice que māyā es la ilusión, las falsas apariencias que impiden a las personas ver la verdad.

Y la primera ilusión es la separación. Todos estamos conectados por un hilo invisible. Todos dependemos de todos. Somos una pequeña parte de un todo más grande.

Desde un punto de vista biológico, la idea de individuo no es menos extraña. Una persona es en realidad un conjunto ordenado de células. Un individuo es a la vez muchos individuos, que a su vez, vive en un mundo complejo y diverso, formando una totalidad más grande.

¿Se imaginan qué pasaría si una neurona se sintiera superior a una célula sanguínea, o superior a una célula encargada de procesar los desechos del cuerpo? La vida de ese individuo no sería biológicamente posible. La vida depende siempre de la cooperación entre unos y otros.

La vida en el planeta ocurrió por la cooperación entre hongos y plantas, que a su vez permitió la proliferación de animales en la tierra. Nosotros somos parte de ese proceso.

El individualismo como discurso de poder omite esta verdad y justifica la devastación ambiental actual.

Ser consciente de que formamos parte de una totalidad mayor, como predican las grandes y diversas formas de la espiritualidad, nos ayuda a comprender mejor que mi bienestar depende del bienestar de los demás: interdependencia.

Eso genera el equilibrio necesario para la vida.

El individualismo exacerbado es una enfermedad mental que trata de justificar el bienestar personal a costa del sufrimiento del otro, del colectivo. Esa ilusión ha generado grandes estragos.

Hoy nos toca combatir esa enfermedad, recordando que lo UNO es parte del TODO.

El individualismo que fomenta el consumo irracional, hace creer que la felicidad es sinónimo de goce individual.

El bienestar es vivir en armonía con los otros, con la naturaleza. Volverse parte del todo y actuar en consecuencia.

Eso implica luchar por el bien de los demás.

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