La obesidad sigue teniendo carácter epidémico, con casi 800 millones de personas afectadas en todo el mundo. Sin embargo, en los años 90, algunos investigadores pensaron que habían encontrado la forma de erradicarla. Se equivocaban. Esta es la historia. #HilosDC7
En 1949, investigadores del Laboratorio Jackson (Bar Harbor, Maine, EEUU) desarrollaban cepas de ratones para diferentes estudios. De repente, algunos de esos ratones empezaron a comportarse de una forma extraña. #HilosDC7
Para sorpresa de los científicos, estos nuevos ratones eran inactivos, estaban aletargados, eran pasivos. De hecho, casi nunca se movían. Se sentaban junto al comedero y comían durante todo el día. #HilosDC7
Es más, la única forma de hacer que se movieran era cambiarles de lugar el comedero. Entonces se arrastraban hasta la nueva ubicación y seguían comiendo. En esas condiciones, no tardaron mucho en engordar. #HilosDC7
Los investigadores pensaron que se había producido una mutación genética que tenía que ver con la regulación del apetito y el gasto energético y que daba lugar a ratones con obesidad. Al gen mutado se le llamó ob (de obesidad) y, a la cepa de ratones, ob/ob. #HilosDC7
En 1965, en el mismo laboratorio apareció una nueva cepa procedente de los ob/ob, que también comía en exceso y, por tanto, tenía obesidad. Estos ratones, además desarrollaban diabetes muy rápido, por lo que recibieron el nombre de db/db. #HilosDC7
Tuvieron que pasar otros 8 años para que, mediante parabiosis, se pudiera saber qué pasaba en los ratones ob/ob. La parabiosis es una técnica en la que se unen quirúrgicamente dos organismos vivos para desarrollar un sistema fisiológico único. #HilosDC7
Para evitar un rechazo inmunológico, la parabiosis requiere que los ratones tengan el mismo origen genético. Douglas Coleman utilizó parabiosis con los ratones db/db para saber qué les pasaba a los ratones ob/ob. #HilosDC7
Tras la parabiosis, en el ratón ob/ob desapareció el ansia por comer, mientras que en el ratón db/db no encontraron cambios. El resultado sugería que los ratones ob/ob habían recibido una molécula de los db/db que les protegía de la obesidad. #HilosDC7
20 años después (1994), Jeffrey Friedman (que había estudiado con Coleman) localizó la mutación en el cromosoma 6, clonó el gen ob e identificó la molécula. La denominó “leptina” (del griego leptos, delgado). #HilosDC7
Efectivamente, después de recibir unas cuantas inyecciones de leptina, los ratones ob/ob perdían el interés por la comida, corrían por la jaula, hacían girar la rueda y adelgazaban. #HilosDC7
Estudios posteriores confirmaron que el gen db codifica el receptor de la leptina y que se expresa en el hipotálamo, una región del cerebro donde se regula la sensación de hambre y el peso corporal.#HilosDC7
Estos descubrimientos cambiaron el paradigma de la obesidad. Hasta entonces se pensaba que el sobrepeso era causado por falta de fuerza de voluntad en la ingesta de alimentos. La leptina demostraba que podía ser causado por un desequilibrio hormonal. #HilosDC7
Además, se descubrió que el tejido adiposo era capaz de producir leptina y que no es un simple almacén de grasa inútil y que nadie quiere tener, sino que participa en la regulación hormonal del organismo. #HilosDC7
La leptina no solo reduce el apetito, sino que aumenta el gasto energético, la actividad motora, el consumo de oxígeno y la termogénesis (uso de energía para mantener la temperatura corporal). Todo ello contribuye a la pérdida de peso. #HilosDC7
Puesto que los ratones ob/ob adelgazaban cuando se les inyectaba leptina, se llegó a pensar que la obesidad en los humanos se debería también a una mutación en el gen ob, y que inyecciones de la hormona podrían erradicar el problema.#HilosDC7
Sin embargo, el número de personas con obesidad debida a deficiencia congénita de leptina es tan baja que todos los casos conocidos hasta el año 2010 se podían contar con los dedos de las manos y los pies. Así que el gozo de los científicos en un pozo. #HilosDC7
De hecho, la gran mayoría de las personas con obesidad presentan altos niveles de leptina en sangre, mayores incluso que las personas con peso normal. ¿Por qué sucede esto? #HilosDC7
Las personas con obesidad suelen tener resistencia a la leptina. Esta se acumula en la sangre pero el cerebro "no la ve" y no manda la señal de saciedad, como ocurre en las personas carentes de la hormona. Algo parecido ocurre en la resistencia a la insulina. #HilosDC7
En definitiva, por el momento resolver la obesidad no pasa por una inyección de una hormona ni nada parecido, sino por insistir en mejorar nuestros hábitos alimentarios, el ejercicio físico y estilos de vida más saludables. FIN. #HilosDC7
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