Se acerca #DiaDeTodosLosSantos y #Halloween día de muertos y difuntos. Y hay historias que son dignas de estas fechas.
Esta es la historia, o al menos una parte, de “Los resucitadores” y entre ellos, la que habla de “Los Williams” 🧵
En la Gran Bretaña del siglo XIX existía un sistema de penas conocido como el Código Sangriento. Este código castigaba los delitos más comunes con pena de muerte. Era una manera en que la alta sociedad se protegía, mediante el miedo a la horca, de hurtos y delitos menores.
Como consecuencia de este código, las facultades de medicina disponían de “materia prima” para las prácticas. Estos cuerpos no eran reclamados y acababan donados a la ciencia.Cadaveres no faltaban, pero el código se modificó, y solo los delitos graves (asesinatos) serian…
castigados con la pena de muerte.
Este hecho hizo que faltaran cuerpos, en la Universidad de Edimburgo se dispuso de 2-3 cadaveres un curso académico, por ejemplo.
Y como siempre que existe una necesidad , hay quien ve negocio para satisfacerla, afloró el robo de cadaveres.
El robo se consideraba delito menor, y se produjo un mercado negro de compra-venta de cadaveres.
En Edimburgo, entre las calles Carlton Road y Regent Road se hacían estas “transacciones”, las escaleras se llaman Jacob’s Ladder.
Enterradores, curas, todo el mundo veía negocio.
A estos vendedores se les llamó “resucitadores”. Entre ellos estaban dos irlandeses que habían emigrado a Edimburgo, los William. William Hare y William Burke.
Todo comenzó cuando ambos se alojaban en un hostal en West Port y un inquilino murió.
Llenaron el ataúd de madera y arena y un médico profesor de anatomía, Robert Knox, les pagó casi algo más de 7 libras de la época.
El doctor Knox necesitaba los cadaveres y no tenía reparos en la procedencia de los cadaveres. Llegó a gastar 700 libras en cuerpos.
Como habían empezado a correr rumores que robaban los cuerpos, algunas tumbas se reforzaban con “jaulas” con rejas y algunos ataúdes se blindaban siendo de hierro.
Burke y Hare habían visto negocio y no estaban dispuestos a probar suerte a ver si el cadaver era accesible.
Así que tomaron el camino corto, y asesinaban para luego poder vender los cadaveres. Enfermos, vagabundos, prostitutas, cualquiera era una víctima potencial.
Llegó un día, que asesinaron a un joven muy conocido, llamado el “bobo Jamie”.
Los estudiantes lo reconocieron…
Comenzaron las sospechas y fueron detenidos, gracias a que la madre del bobo Jamie clamaba justicia.
Las pruebas no eran concluyentes, y aquí la policía y el tribunal jugaron sus bazas y ofrecieron inmunidad a Hare si “cargaba el muerto” a Burke.
Hare canto como un pajarito, habían matado a 16 personas por un método que se llamó Burking. Los emborrachaban con whisky y luego presionaban boca y nariz hasta asfixiarlos.
El Doctor Knox hundió su reputación pero fue absuelto ya que desconocía que habían asesinado.
Burke fue condenado a muerte, su ahorcamiento levantó gran expectación, tanto que se alquilaban las ventanas aledañas para ver su ejecución.
Burke acabó como sus víctimas, diseccionado en público por el Dr Monro.
Su esqueleto se conserva en el Museo Anatómico de Edimburgo.
Su máscara mortuoria y un libro que se dice encuadernado con su propia piel se puede ver en Surgeons Hall Museum.
El doctor Knox siguió con sus prácticas de compra de cadaveres y finalmente se le presionó para que dimitiera.
Robert Louis Stevenson basó su obra “Los ladrones de cadaveres” en esta historia. En ella Stevenson llama al doctor Robert Knox el Doctor K.
Si llegaste hasta aquí gracias, espero os haya gustado esta historia.
#hilojulsfm
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