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Jan 16, 2022, 29 tweets

Hola niños, bienvenidos al primer hilo del año. Nuestra protagonista de hoy es una señora a la no era prudente hacer enfadar, y que ejerció su venganza personal a lomos de un puñetero tanque. Esta es la historia de Mariya Oktyabrskaya, la Viuda del Tanque.

Mariya había nacido en Crimea en 1905, una de los diez hijos de un matrimonio de campesinos ucranianos muy, muy pobres. De hecho, algunas fuentes mencionan que eran directamente siervos, aunque no está del todo claro.

No se sabe nada de su vida hasta 1925, año en el que se casó con Ilya Oktyabrsky, un oficial del ejército soviético. Durante unos años, el matrimonio vivió una vida tranquila, con Ilya dedicado a sus labores militares y Mariya trabajando como teleoperadora.

La cosa es que a Mariya eso de lo militar le moló, porque muy pronto se unió al Consejo de Esposas de Militares, aprendió a usar armas y a conducir, y terminó sacándose el título de enfermera militar. No tuvieron hijos, así que dedicaron sus esfuerzos 100% al tema del ejército.

Y en estas estamos cuando llega 1941 y, en la madre de todas las Ideas Idiotas que Tuvieron los Nazis™, Hitler decide que es una buena idea invadir la jodida Unión Soviética.

A Mariya la evacuaron a Tomsk, en Siberia, y el bueno de Ilya fue enviado al frente. Apenas dos meses después del inicio de la Operación Barbarroja, en agosto de 1941, Ilya Oktyabrsky murió en combate cerca de Kiev.

Entre que estaban en guerra y que Mariya se había ido a vivir al culo de Siberia, la noticia de la muerte de Ilya tardó DOS AÑOS en llegarle. Que yo no sé si es que no se escribían o qué, pero parece que hasta entonces Mariya no había sospechado que algo no iba bien.

Total, que cuando Mariya se enteró de lo que había pasado no se lo tomó demasiado bien.

Mariya se presentó voluntaria para el ejército, pero su edad y el hecho de que había padecido tuberculosis hicieron que la descartasen casi de inmediato. Así que, viendo que por ahí no iba a poder hacer gran cosa, se planteó un cambio de estrategia.

En pocas semanas, Mariya vendió todas sus posesiones, sacando unos 55000 rublos de la época que donó al ejército soviético para que comprasen un nuevo tanque. Pero añadió un pequeño, pequeñisísisimo detalle. Bueno, en realidad fueron dos.

Mariya le escribió una carta al mismísimo Stalin explicándole su situación y su donación, y le pidió que el tanque, un T-34, recibiese el nombre de Боевая подруга (Novia Luchadora) y que, si no le parecía mal, quería llevarlo ella en persona para matar nazis y vengar a Ilya.

Todos sabemos que Stalin no era un tío sentimental, así que el dolor de Mariya se la trajo bastante al pairo. Pero lo de que la gente se ofreciese voluntaria para ir a pegar tiros en su nombre le molaba, así que dijo que sí y Mariya se fue a entrenarse para conducir tanques.

En mayo de 1943 Mariya empezó cinco meses de entrenamiento con el ejército, aprendió a llevar tanques, a disparar y a arreglarlos. Salió directamente para el frente de Smolensk con Novia Luchadora dispuesta a reventar a la Wehrmacht ella sola.

La mayoría de los soldados de su batallón se la tomaron a pitorreo y pensaron que no era más que otra maniobra propagandística del Politburó. Pero entonces llegó el 21 de octubre de 1943 Y SE CAGARON VIVOS.

Ese día, el Ejército Rojó lanzó una ofensiva para liberar Smolensk de manos de los nazis. En medio del pifostio, Mariya saltó al combate con Novia Luchadora repartiendo hostias como panes y llevándose por delante nidos de ametralladoras, cañones de artillería y todo lo que pilló.

En un momento dado, Novia Luchadora fue alcanzado por la artillería. El superior de Mariya le dio la orden de quedarse dentro del tanque, pero ella estaba en modo ultra berserker y le dio igual ocho que ochenta: salió de la torreta y se puso a reparar el tanque en plena batalla.

Los compañeros de Mariya, flipando en colores que no existen, se dedicaron a cubrirla mientras ella reparaba a Novia Luchadora. Y efectivamente lo reparó, se volvió a meter dentro y siguió reventando nazis ante el estupor del resto de soldados rusos.

Como os podéis imaginar, después de aquel sarao nadie volvió a dudar de la valía de Mariya Oktyabrskaya a los mandos de un tanque.

Ella, sin embargo, seguía cabreada. En una carta que le envió a su hermana unos días después de Smolensk decía: “He tenido mi bautismo de fuego. He derrotado a esos cabrones. A veces estoy tan enfadada que no puedo ni respirar”.

Unas semanas después de Smolensk, a mediados de noviembre, el batallón de Mariya tomó al asalto la ciudad de Novaje Siało, y nuestra protagonista se pegó un nuevo baño de sangre y venganza, presumiblemente mientras gritaba tacos en ruso.

Por desgracia, la aventura de Mariya iba a terminar tan rápido como empezó. El 17 de enero de 1944, Novia Luchadora y su aguerrida conductora participaron en un asalto nocturno durante la Ofensiva Leningrado-Novgorod. Sería su última batalla.

Una vez más, el tanque sufrió el impacto de la artillería y una vez más Mariya salió de la torreta para repararlo. Y lo consiguió, pero antes de poder volver dentro una ráfaga de metralla la alcanzó en la cabeza. Mariya no murió, pero perdió el conocimiento.

Sus compañeros la trasladaron primero a un hospital de campaña, y después al hospital militar de Smolensk, pero Mariya nunca despertó: permaneció en coma dos meses y falleció a causa de sus heridas el 15 de marzo de 1944. Tenía 39 años.

Novia Luchadora llegó a Kaliningrado y, aunque fue destruido varias veces tras la muerte de Mariya, siempre fue reemplazado por un nuevo tanque del mismo nombre en memoria de su imparable conductora original.

Mariya fue enterrada en el Parque en Memoria de los Héroes de Smolensk, y recibió todas las condecoraciones póstumas imaginables: la Orden de Primer Grado de la Gran Guerra Patriótica, la Orden de Lenin y, finalmente, el reconocimiento como Heroína de la Unión Soviética.

No existen películas sobre Mariya Oktyabrskaya. Nunca fue tan popular como otras mujeres soviéticas que participaron en la guerra. Pero el recuerdo de la señora con problemas de control de la ira que se vengó de los nazis pilotando un tanque sigue presente en las calles rusas.

Su regimiento sigue nombrando tanques como Novia Luchadora a día de hoy.

Espero que os haya gustado. Otro día, si os portáis bien, os cuento la historia de la guerra más corta jamás declarada (y luchada).

P.D.: Si os ha gustado os agradeceré los RTs y la difusión con abrazos virtuales y billetes del alijo de D.B. Cooper.

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