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Ego sum @nestormarques 📚La Roma de Constantino 📺 El Condensador de Fluzo | 12 años divulgando la cultura romana

Aug 19, 2022, 29 tweets

#Hoy se cumplen 2008 años de la muerte de #Augusto, el primer emperador de Roma, que gobernó entre los años 27 a. C. y 14 d. C.

Vamos con un #HiloRomano para conocer mejor la vida y la muerte del hombre débil y enfermizo cuya estrategia cambió la historia de Roma para siempre.

Augusto siempre fue una persona tremendamente rigurosa y muy fiel en cuanto a sus creencias. Pensaba que su símbolo zodiacal, capricornio, le protegía siempre y así lo hacía constar en muchas representaciones, como esta moneda.

Augusto era un hombre más bien bajo, delgado, rubio y, en privado, poco preocupado por su apariencia física, siempre desaliñada. A pesar de ello, en público siempre se hizo representar como un hombre fuerte y valeroso, el líder que Roma esperaba.

Augusto era físicamente débil y muy friolero. Las fuentes nos cuentan que en invierno se vestía con una toga gruesa, cuatro túnicas, una pechera de lana y varias telas más que le protegían las piernas del frío.

A diferencia de la escalada de poder de Julio César, todos los honores que Augusto recibió fueron propuestos por el Senado. Gracias a esta estrategia premeditada ganó un gran poder sin enemistarse con el pueblo. Solo así consiguió prosperar donde el divino Julio había fracasado.

En el año 14 d. C. un rayo destruyó la letra C de las palabras César Augusto en una inscripción. Según se cuenta, esto fue tomado como un augurio: le quedaban 100 (C) días de vida y se convertiría en un dios, pues "aesar" tenía el sentido de divinidad para los etruscos.

El propio Augusto era muy temeroso de los rayos. Uno a punto estuvo de fulminarle cuando se encontraba en Hispania. La descarga mortal la recibió uno de los esclavos que portaba su lecho.

Desde entonces, se cuenta que Augusto siempre llevaba consigo una piel de foca “antirayos”

Por otra parte, Augusto siempre fue una persona trabajadora, paciente y meticulosa. Pasaba largas horas, día y noche leyendo y escribiendo en su biblioteca.

Augusto fue un gran genio político que supo delegar en sus amigos en lo que respectaba a los temas en los que él no era demasiado avezado : Agripa (estrategia militar) y Mecenas (artes y cultura).

Tras pasar unos días en su villa en Capri para recuperarse de una enfermedad que le estaba provocando fuertes diarreas, Augusto decidió volver hacia Nápoles, donde se alojaría en la casa que su familia tenía en Nola.

Augusto preguntó a sus amigos si lo había hecho bien en la comedia que es la vida. Entonces dijo en griego:

Ἐπεὶ δὲ πάνυ καλῶς πέπαισται, δότε κρότον
Καὶ πάντες ἡμᾶς μετὰ χαρᾶς προπέμψατε.

"Como he interpretado bien mi papel, mientras bajo del escenario, aplaudid.”

Aunque las palabras originales de Augusto fueron pronunciadas en griego, ha pasado a la tradición una frase más corta que representa el mismo concepto: Acta est fabula, plaudite! La comedia ha terminado, ¡Aplaudid! -refiriéndose al reconocimiento de los logros de toda su vida-.

La última frase pública de Augusto que nos transmite Dion Casio es la famosa: Encontré una Roma de ladrillo y la dejo cubierta de Mármol. Que más allá de referirse al aspecto de los edificios de la propia Roma, hacía referencia a la solidez del nuevo Imperio.

Según cuenta Suetonio, Augusto solo tuvo un momento de delirio antes de morir. Durante unos instantes gritó con terror que cuarenta hombres se estaban llevando su cuerpo. De forma premonitoria ese fue el número de pretorianos que trasladaron su cuerpo una vez muerto.

Augusto visitaba la que había sido la casa de su familia -la gens Octavia- en Nola y murió en la misma habitación en la que su padre lo había hecho en el 59 a. C. Acompañado por Livia y otras personas de su confianza.

Conocemos muy bien el momento de la muerte de Augusto. Tuvo lugar en el año 14 d. C., el 19 de agosto, el mismo día que había accedido a su primer consulado -en el año 43 a. C.- a la hora nona -entre las 15:30 y las 16:30-.

Augusto murió acompañado por su mujer, Livia, tras darle un último beso. Las últimas palabras que llegó a pronunciar antes de expirar fueron para ella: “Livia, nostri coniugii memor vive, ac vale!” -Livia, vive recordando nuestro matrimonio, y adiós-.

A pesar de que algunos autores como Dion Casio comentan la posibilidad de que Livia hubiera envenenado a Augusto con unos higos, actualmente la investigación considera que fueron tan solo invenciones que intentaban minar la imagen pública de Livia.

El cuerpo de Augusto fue trasladado desde Nola hasta Roma en los días posteriores a su muerte. El camino se hacía de noche a causa del calor. Durante el día era depositado en la basílica de cada ciudad.

El cuerpo de Augusto hizo su última parada en Alba Longa antes de llegar a Roma. Allí fue depositado en el vestíbulo del monumental complejo que había hecho construir en el Palatino.

Tras la celebración de una fastuosa procesión funeraria precedida por la Victoria, Augusto fue incinerado y sus cenizas depositadas en el mausoleo que mandó construir en el Campo de Marte 43 años antes de su muerte.

Un espectacular monumento que por fin vuelve a ser visitable.

Tras su muerte, Augusto fue divinizado y convertido en Divus Augustus. Se construyeron templos para adorarle como un dios en muchas ciudades, algo que en vida solo se había permitido en la zona más oriental del Imperio.

Augusto había depositado en el templo de Vesta su testamento político un año antes de morir: el texto que conocemos como Res gestae Divi Augusti -Los hechos del Divino Augusto-. En él narraba lo que él mismo quería que se recordara de sus hazañas y sus logros en vida.

Augusto en su testamento legó al pueblo romano un total de 40 millones de sestercios (400.000 áureos) de su fortuna personal.

Augusto, además de sus memorias políticas -Res gestae-, escribió también un testamento personal y un estado de la nación. Desgraciadamente, los textos originales de estos dos documentos se perdieron en las sombras de la historia.

El texto completo de las Res gestae Divi Augusti se grabó en dos tablas de bronce colocadas en la entrada de su mausoleo. Aunque el original se ha perdido, el mismo texto se expuso en muchas ciudades. Por suerte hemos conservado una copia grabada en piedra en Ankara.

El día de hoy quedaría grabado en los calendarios romanos como un dies tristissimus -día tristísimo- por la muerte de Augusto. Su figura quedó para siempre en la mente de los romanos como uno de los hombres más importantes de su historia.

Augusto fue sin duda un político revolucionario y un visionario, así como un cruel asesino y un experto manipulador y propagandista. Solo la mezcla de todas sus cualidades le hicieron llegar a gobernar el mundo, convirtiéndose en una interesantísima figura histórica.

Si quieres saber más sobre la realidad histórica de Augusto y su tiempo, las festividades que restituyó, su vida privada y la de muchos otros puedes descubrirla en mis libros #UnAñoEnLaAntiguaRoma, #FakeNewsDeLaAntiguaRoma y #QueLosDiosesNosAyuden
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