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Periodista. #NaciónCriminal-@MVSNoticias | @Milenio | #ZonaDeSilencio-@LaListanews | #CrimenSinCastigo-@adn40 | Hago documentales ►oscar.balmen.prensa@gmail.com

Aug 19, 2022, 19 tweets

🧵🧵🧵 ¡Son las cárceles, carajo! Abro HILO con la #NaciónCriminal de esta semana sobre el caos e incendios provocados en el crimen organizado en México.

Hay un componente que estamos perdiendo de vista cuando hablamos de los más recientes actos de terror.

Va:

Esta historia de horror en Ciudad Juárez puede sonarles familiar: ante una escalada de violencia en el Centro de Reinserción Social 3, el gobierno planea un operativo dentro de la cárcel para frenar a grupos criminales que se han convertido en la real autoridad en la prisión.

Uno de esos grupos criminales, conocidos como Los Mexicles, se inconforma con operativo que podría terminar en el decomiso de armas y drogas o la extradición de alguno de sus líderes, así que los jefes arman una estrategia desde las celdas de la cárcel:

Ordenan a sus integrantes que siguen en libertad que incendien Ciudad Juárez y ataquen a población civil sin relación con el crimen organizado.

El objetivo es distraer a las autoridades y frustrar el operativo que se dirige contra ellos.

Los Mexicles, ahora brazo armado del Cártel de Sinaloa, repiten las técnicas de horror que aprendieron de Los Zetas y se coordinan para iniciar un perverso juego del gato y el ratón contra soldados, policías estatales y municipales.

Asesinan civiles,
roban autos y los incendian,
bloquean vialidades
y balean edificios de gobierno.

Cada acción en puntos distantes de la urbe para que las autoridades tengan que dispersar sus recursos.

La vieja táctica de "divide y vencerás".

Por horas, toman como rehén a Ciudad Juárez haciendo llamadas desde prisión.

El día termina con víctimas mortales, vecinos con ataques de pánico y un olor a quemado que se ha vuelto la fragancia del fracaso de la estrategia de seguridad.

¿Les suena? Estos hechos, aunque se parezcan mucho a los del pasado 11 de agosto, son en realidad del 5 y 6 de noviembre de 2019.

Hace 33 meses, Los Mexicles le hicieron lo mismo al gobierno mexicano.

En 2019 y 2022, la orden de atacar a población civil en Ciudad Juárez salió de la Zona 4 del Cereso 3, reconocido por ser dormitorio de los líderes de ese grupo criminal: ahí han operado, por ejemplo, “El Lalo”, “El Freak” y —ahora sabemos— "El Neto", quien desató la violencia.

Hay más historias con el mismo modus operandi de quemar ciudades apoyados en la descomposición de cárceles locales.

Sólo cambia la ubicación geográfica, el penal, el grupo criminal y el saldo de muertos o heridos.

También en 2019 ocurrió el Culiacanazo: el Cártel de Sinaloa operó desde el penal de Aguaruto el caos provocado para que el gobierno liberara a Ovidio Guzmán.

Aquel 17 de octubre de hace tres años, 51 reos se fugaron de la cárcel para poner de cabeza a Sinaloa.

Y el Cártel del Noreste ya usó una táctica similar este año.

En marzo, tras la detención de su fundador Juan Gerardo Treviño, alias “El Huevo”, informes de inteligencia a los que @MVSNoticias tuvo acceso dan cuenta que el cártel se comunicó desde la prisión de Nuevo Laredo...

... con su base social para crear caos en la ciudad fronteriza y asesinar a transeúntes con tal de exigir la liberación de su líder.

Esa vez la estrategia no funcionó y "El Huevo" fue extraído por aire de Nuevo Laredo, pero las Fuerzas Armadas no pudieron contener el caos.

En 2011, Los Zetas consolidaron al penal de Piedras Negras, en Coahuila, como su centro de operaciones.

El cártel sacaba y metía a su antojo a sicarios que realizaron masacres como la de Allende, donde habrían sido asesinadas hasta 300 personas.

La cárcel era su cuartel: ahí guardaban drogas, armas y fosas clandestinas. En el taller de electricidad, el cártel modificaba sus autos blindados, en el de hojalatería hacían armas artesanales y en el de costura, uniformes idénticos a los del Ejército.

Ese año, uno de los más violentos en la región de La Laguna, cada cártel tenía su propio penal desde donde aterrorizaba a los vecinos:

Los Zetas operaban en el de Torreón, Coahuila y el Cártel de Sinaloa desde el de Gómez Palacio, en Durango.

Hay muchas lecciones que aprender sobre la violencia desbordada la semana pasada en el país, pero una sobresale entre las menos mencionadas:

lo que pasa en las cárceles debe importar a la sociedad.

La paz de la calle depende de la paz en las celdas.

Si no actuamos rápido en las cárceles, nos resignaremos a que se vuelvan centros de operación del crimen organizado patrocinadas por el Estado mexicano.

Y todos nosotros seremos en parte responsables de repetir tragedia tras tragedia.

Les comparto el enlace al pódcast de esta semana: mvsnoticias.com/video/2022/8/1…

Y les recomiendo apoyar a ONG que hacen un maravilloso trabajo en prisiones como @ocupa_mx, @LaCanaMx, @Reinserta, @ppinocenciamx y más.

Fin del HILO. 🧵🧵🧵

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