Gorka López de Munain Profile picture
Aunque me doctoré en Historia del Arte, lo mío es la historia de las imágenes. Profesor en la @upvehu, en la @UNED y en la Univ. de Buenos Aires.

Sep 8, 2022, 24 tweets

El último #paseoveraniego será por uno de los lugares que más he recorrido en los últimos meses: el entorno de la sierra de Codés. Paisajes, patrimonio medieval, urbanismo, santuarios y muchas, muchas piedras sagradas. ⬇️⬇️⬇️

En mi última escapada en bici por esta zona aproveché para sacar unas pocas fotos, así que este paseo será más ligerito y visual, porque, mires a donde mires, éste es uno de esos paisajes que no te permiten levantar la vista...

Arrancamos subiendo el puerto de Meano, dejando atrás las localidades de Cabredo y Marañón y unas bonitas vistas del valle por el que discurre el río Ega.

Bajamos las cuestas en dirección a Aguilar de Codés, pero antes de entrar en la localidad merece la pena tomar la carretera en dirección a Viana para ver el pueblo con perspectiva. Creedme, el desvío bien lo merece.

Desde aquí podemos apreciar la peculiar ubicación del pueblo sobre la cresta de una estrecha loma, lo que ha condicionado su característico urbanismo. Al fondo, cobijando la localidad, la sierra con algunos de sus famosos picos y montes como el Yoar o la Peña Humada.

Esta posición estratégica ha marcado el devenir histórico de Aguilar de Codés. La villa nació en 1219 como un desdoblamiento de la cercana Marañón para cumplir un papel defensivo con respecto al reino castellano. De hecho, aún conserva parte de las murallas medievales.

El entramado urbanístico se articula a través de la calle Mayor y la calle de la Solana. Llegamos así a su plaza, donde se erige la iglesia de la Invención de la Santa Cruz.

Se trata de una iglesia gótica, levantada tiempo después de la concesión del fuero a la villa por parte de Teobaldo II en 1269. De su etapa gótica conserva parte de la portada y los muros de la nave. El crucero se amplió en el siglo XVI y en el XVIII se construyó el retablo mayor

Saliendo de Aguilar de Codés, escondida en la ladera de una pequeña loma, nos espera la ermita de san Bartolomé.

La portada evidencia que hasta aquí llegaron talleres bien formados en un románico ya avanzado. Dos ángeles sostienen al "agnus dei", encerrado en un clípeo y rodeado de inscripciones. La talla recuerda mucho a las obras de San Miguel de Estella y de Armentia.

En la parte baja del dintel, una inscripción nos advierte del lugar en el que estamos: "INTROITO : IN DOMUM: TUAM: DOMINE : ADORADO: AD TEM-
PLUM SANCTUM: TUUM : IN TIMORE TV[O]" [Entraré en tu casa, Señor, y me postraré hacia tu santo templo, lleno de tu temor]

Las bóvedas del interior ya nos hablan de una fase algo posterior. Cuenta con una preciosa bóveda sexpartita (@itineratur 😉) que se podría fechar alrededor del siglo XIII.

Dejamos atrás esta preciosa ermita, donde el entorno te invita a echar la tarde entera y dejar a un lado el reloj, y tomamos aire porque nos espera otra sorpresa: el monasterio de Azuelo.

Las referencias documentales más antiguas nos llevan hasta el lejano siglo X, pero todo cuanto veremos se relaciona con el momento en el que pasa a depender de la órbita de Santa María la Real de Nájera y termina por convertirse en un importante priorato cluniacense.

La portada tiene unas arquivoltas ricamente decoradas con motivos que dejan clara la influencia de Cluny. No me detendré en pormenores porque creo que Azuelo merece un hilo con todo lujo de detalles... porque tiene miga.

Como siempre recuerdo, la importancia de estos lugares no sólo debe leerse en función de sus cualidades artísticas, sino que eran mucho más de lo que hoy vemos. Aquí se custodiaba una colección de reliquias impresionante que era lo que realmente le daba prestigio.

Entre otros, estaba el brazo de San Gregorio Ostiense, a quien dediqué otro paseo:

Vamos terminando el recorrido subiendo las empinadas cuestas del santuario de Nuestra Señora de Codés, con la imponente sierra como telón de fondo.

La ubicación de este santuario está perfectamente estudiada. Por un lado, es un precioso balcón desde el que se controla el paso por estos escarpados valles.

Pero en ningún momento desatendieron la máxima de "ver y ser vistos". Desde las afueras de Torralba del Río, el pueblo más cercano, se intuye a lo lejos la gran torre barroca escondida entre los árboles.

La leyenda cuenta que en el siglo XIV se halló una Virgen junto a una cueva, lo que motivó la construcción de una primitiva ermita. La devoción local hizo que entre los siglos XVI y XVIII se llevaran a cabo numerosas obras de ampliación y de reconstrucción.

La más imponente tal vez sea el pórtico que sostiene el antiguo camarín de la Virgen y que da paso a la fuente sagrada.

Y qué mejor que terminar este paseo el 8 de septiembre, precisamente el día de la festividad de la Virgen de Codés. Si alguien está por la zona, que no se lo pierda porque habrá muy buen ambiente.

Como siempre, os dejo el enlace a la charla con @unai_ugarte para el programa de "Entre calles" de @radioeuskadi, en la que desgranamos algunos de los principales detalles de este paseo. ¡Hasta la próxima! 😊 eitb.eus/es/radio/radio…

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