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Nov 5, 2022, 28 tweets

El descubrimiento de Tutankamón está, merecidamente, entre los mayores hallazgos arqueológicos de la historia. Sin embargo, un descubrimiento de similares proporciones ha quedado en la más absoluta de las tinieblas en la difusión de la historia egipcia. ¿Quieres conocerlo? Vamos!

El motivo de que este descubrimiento quedara oculto es debido al año en el que se hizo. Era a principios del año 1939 y todo el mundo estaba pendiente de lo que iba a acabar sucediendo meses después. La gente no estaba al tanto de lo que hacían los arqueólogos.

Pierre Montet, arqueólogo francés, estaba desde los años 20 investigando las relaciones de Egipto con oriente próximo, lo que le llevó a investigar ciudades como Biblos. Posteriormente, se puso a buscar una ciudad histórica del Delta del Nilo: Avaris.

Esta ciudad fue importante, era la capital de los hicsos, una dinastía de gobernantes extranjeros que ocupó el Bajo Egipto entre los años 1650-1550 a.C. aproximadamente. Algunos asocian a estos hicsos como el pueblo del éxodo bíblico.

Montet pensó que podría tratarse de la ciudad de Tanis y comenzó en 1929 a excavarla en busca de su objetivo. Spoiler, nunca lo encontró porque Avaris no estuvo allí. De hecho, se ha encontrado esta ciudad debajo de Pi-Ramsés, la capital de Ramsés II.

Pero, lo que no esperaba Montet eran dos cosas:
La primera era que iba a hacer un descubrimiento capital.
La segunda es que este iba a pasar tan desapercibido.

Se encontraba excavando dentro del recinto del templo de Amón, cuando al excavar 8 metros de profundidad, se encontraron con una serie de pozos que fueron vaciando. Cuando accedieron al recinto se encontraron con una sorpresa. Acababan de descubrir la necrópolis real de Tanis.

Los años siguientes se convirtieron en un descubrimiento tras otro, cada vez mejor que el anterior, pero la segunda guerra mundial hizo que pasara desapercibido y que nos ha permitido conocer a los faraones de las dinastías XXI-XXII

Muchas de estas tumbas estaban casi intactas, algunas incluso se habían librado de ser saqueadas, debido a lo laberíntico y bien escondido que estaba el sitio. Hay que recordar que décadas antes de esta dinastía el Valle de los Reyes estaba siendo saqueado a troche y moche.

El Valle de los Reyes inicialmente se erigió como un lugar para enterrar discretamente a los faraones. Pero, con el paso del tiempo, estos fueron creando tumbas más suntuosas y, además, con entradas visibles. Vamos, que la discreción se fue al traste.

Mientras el estado egipcio fuera económicamente como un tiro y la estabilidad interna funcionara, los saqueos eran menores y puntuales. El lugar estaba vigilado y era difícil. Muchas veces los saqueos eran hechos por el propio personal, como pasó con un capataz que trabajaba allí

Pero, a finales de la dinastía XX, la inestabilidad y los problemas económicos dieron pie a un saqueo mucho mayor, hasta tal punto que Ramsés XI, ordenó trasladar algunas de las momias más importantes a un emplazamiento secreto para protegerlas.

Ese fue el escondrijo de Deir el-Bahari y en su interior se encontraron momias como las de Seti I, Ramsés II, Tutmosis III o Amosis I. La flor y nata del Reino Nuevo.

Ahora poneos en la mentalidad de Esmendes I, el primer faraón de la dinastía XXI. Tuvo que pensar: Si hago mi tumba en el Valle de los Reyes o de una forma similar en otro lugar, me saquean sí o sí.

Tocaba cambiar de mentalidad, de innovar y de ponérselo más difícil al saqueo.

No sería la primera vez que pasaba en Egipto. Las pirámides del Reino Medio cambiaron la orientación de la entrada y añadieron complejos laberínticos para ponerlo más difícil. En el Reino Nuevo, los hipogeos como el Valle de los Reyes buscaban ser más inaccesibles.

¿Cuál fue la solución de la dinastía XXI y que nos ha permitido descubrir sus tesoros? La tumba del faraón dejaba de ser excesivamente suntuosa, buscaba pasar desapercibido y estaba blindada de acceso.

A parte de estar muy ocultas, estas se encontraban dentro del recinto del templo de Amón de Tanis. Este recinto estaba amurallado y el acceso vigilado. Saquearlas era una acción aun más complicada que antes.

Aunque, valga la redundancia, tanto la propia Tanis como algunos elementos de las tumbas fueron reutilizados, vamos, que recurrieron al saqueo, de otras tumbas o ciudades egipcias. Se reutilizaron partes de la ciudad de Pi-Ramsés o sepulcros como el de Merneptah.

Pero, ¿qué se fueron encontrando los arqueólogos ahí dentro? Ahora os damos un dulce postre para acabar con este hilo. Algunas de las joyas halladas en la necrópolis.

El sepulcro de plata de Seshonq II

Del mismo faraón, estos preciosos brazaletes.

La máscara de Amenenope.

La máscara del general Undebaunded.

Pero, vamos con las joyas de la corona. La tumba mejor conservada fue la de Psusennes I, que se encontró intacta. Aquí tenemos algunas piezas. Su sarcófago de plata se encontraba en el interior del de granito reutilizado de Merneptah (hijo de Ramsés II).

Unos curiosos dediles.

Este precioso brazalete.

Entre otras cosas más. Pero el objeto más famoso de este faraón es su bellísima máscara funeraria. No tiene la misma calidad que la de Tutankamón pero no deja de mostrar como, incluso en momentos no tan prósperos, los faraones contaban con brillantes talleres artísticos.

Con esto nos despedimos. Esperamos que os haya gustado introduciros en este maravilloso descubrimiento que, también, merece un gran reconocimiento y digno de ser difundido. ¡Muchísimas gracias por habernos leído y os invitamos a compartirlo con más gente!

¡Saludos!

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