Laia San José Beltrán | Historiadora Profile picture
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Jan 8, 2023, 33 tweets

🧵En una época de mujeres utilizadas como peones en el tablero de la política internacional, hubo una reina que hizo algo que fuera de su país no se entendió y le valió acusaciones de locura. María Leonor guardó el corazón de Gustavo II Adolfo de Suecia en este paño. #HiloNórdico

Empecemos por el principio. María Leonor de Brandeburgo (Alemania, 1599 – Suecia, 1655) fue una princesa alemana de la casa de Hohenzollern reina consorte de Suecia por su matrimonio con Gustavo II Adolfo de Suecia desde 1620 y hasta la muerte de este, en 1632.

Pese a que por entonces y en aquellas altas esferas los matrimonios por lo último que se producían era por amor, parece ser que María Leonor sentía un fuertísimo apego a su marido que le llevó a acompañarle en algunas de sus (muchas) campañas militares.

Gustavo se metió hasta las orejas en La Guerra de los Treinta años (1618-1948), lo que le valió sobrenombres como El León del Norte o Gustavo Adolfo el Grande. En 1631, en una de estas campañas, María Leonora le acompañó a Alemania y se estableció la corte en Maguncia.

Pero el 6 de noviembre de 1632 Gustavo II Adolfo de Suecia cayó en la batalla de Lützen y aquí empezó el drama para María Leonora. Debido a la distancia y a los problemas de la guerra el cuerpo de Gustavo II Adolfo se embalsamó pero no se repatrió hasta 1633.

Pero María Leonora hizo algo que, aparentemente, dejó a los suecos (y sobre todo al Consejo Privado) con el culo torcido porque allí no se estilaba: se quedó el corazón de su marido, lo envolvió en este paño que veis, y se lo llevó de vuelta a Suecia en una caja de oro.

Se dice que María Leonora entró en gran depresión, que se negaba a separarse de los restos de su esposo, que retrasó en numerosas ocasiones en el entierro y que, una vez enterrado, pasó mucho tiempo junto a su sepultura.

También se dice que su duelo y su luto fueron excesivamente exagerados, un luto «demasiado intenso» dijeron desde el Consejo Privado y, de hecho, su obituario estuvo marcado por su excesiva pena al final de su vida.

¿Y qué pasó entonces? La única descendencia viva que tenían Gustavo y María Leonora era la princesa Cristina nacida en 1626, una niña por entonces. Una de las posibilidades habría sido establecer la regencia de María Leonora hasta la mayoría legal de su hija, pero JEJE QUÉ DISES.

En vez de eso, el gobierno sueco y, en concreto, el canciller Axel Oxenstierna decidieron que, ante el comportamiento «anormal» de María Leonora, no solo él ocuparía la regencia sino que se decretó alejar a Cristina de su ella. Cristina creció sin ninguna relación con su madre.

María Leonora quiso volver entonces a su Prusia natal, pero le dijeron que nanai del peluquín porque ahora eran enemigos. Pidió entonces irse a Dinamarca donde tenía coleguis, pero le dijeron que nanai tampoco porque tampoco eran ahora amigüitos con Dinamarca.

La «instalaron» en el castillo de Gripsholm pero se fugó a Dinamarca disfrazada de paisana (y lo vieron como una gran traición). Pudo volver a Prusia en 1648 y regresó a Suecia para la coronación de su hija Cristina en 1650.

La reina Cristina de Suecia es un personaje FASCINANTE. No se llevaba muy bien con los nobles suecos ni con el Consejo del Reino y en 1654 abdicó en su primo Carlos X Gustavo y chao pescao, sayonara beibi. Y acabó en la corte de Felipe IV, pero eso lo hablamos otro día.

Cristina instaló a su madre en el castillo de Nyköping y en 1654, tras abdicar y antes de salir del país, la visitó. Fue una de las pocas veces que tras la muerte de Gustavo II Adolfo madre e hija se vieron. María Leonora murió en 1655 en gran aislamiento.

María Leonora vivió un destino muy similar al de muchas mujeres de su época como ella; mujeres usadas como peones en el tablero de la política internacional, monedas de cambio en alianzas matrimoniales con fecha de caducidad dependientes de la longevidad de sus esposos.

Mujeres que a menudo viajaban solas de una corte conocida a otra desconocida dejándolo todo atrás: familia, costumbres y hasta su lengua materna. Y que se quedaba solas y a la deriva cuando, con frecuencia, sus esposos fallecían porque a menudo eran mucho mayores que ellas.

¿Qué pasó en realidad? Probablemente la reina tenía ambiciones políticas y ello la hizo caer en desgracia ante el Consejo Privado, que, probablemente, se la quitó de encima como se hizo con otras tantas mujeres a lo largo de la historia: «la señora no estaba “muy fina”».

Una parte de la historiografía ha visto a María Leonora y su luto/duelo como histérico (ya tardaba en salir la palabra JEJE), insano y anormal, llorando mientras llevaba encima el corazón de su marido en una caja dorada.

Otra parte de la historiografía ha visto este comportamiento como parte de una «performance» dentro la pugna y lucha de poder. Como viuda en duelo, podía perfectamente demostrar su pena a la vez que esto le servía para recordar su posición y hacer valer sus deseos y demandas.

Además, era la madre de la futura reina. Podría haber sido la regente, no iba a ser la primera en ostentar este cargo durante la minoría de edad o ausencia de descendencia. La Europa del siglo XVI había visto grandes ejemplos de ello, como Luisa de Saboya, regente de Francia.

Tal vez esas eran las intenciones de María Leonora, pero el Consejo Privado tenía otros planes para ella, como hemos visto, y tampoco supo entender o comprender su duelo y sus tradiciones. O no quiso y prefirió utilizarlas en su contra.

Pero ¿estaba Leonora como un cencerro? Pues no. Lo de enterrar el corazón por separado era una práctica muy común en la Europa continental medieval y Moderna, sobre todo entre las clases más altas de la sociedad, y se tiene constancia desde, por lo menos, el siglo XII.

Esta tradición apareció al calor de campañas militares, como las Cruzadas, que se producían en territorios lejanos y muchas veces se saldaban con la muerte muy lejos de casa. Así, como no siempre se podía devolver el cuerpo, o se iba a tardar mucho, se devolvía una parte de él.

Así que era muy común llevarse primero el corazón o las vísceras para enterrarlas (conservadas en especias para que no se montase tremendo Cristo olfativo) en representación simbólica. Y hay numerosos ejemplos de ello a lo largo de la Historia.

Por ejemplo, Leonor de Castilla (1241-1290), infanta de Castilla y reina consorte de Inglaterra por su matrimonio con Eduardo I. Sus huesos están en la abadía de Westminster, su corazón en Blackfriars (Londres) y el resto de sus vísceras en la catedral de Lincoln.

O Robert de Bruce (m. 1329), cuyo cuerpo descansa en la abadía de Dunfermline y su corazón, q llevó Sir James Douglas en un cofre de plata colgando del cuello pqquería que se enterrase en Jerusalén, en la de Melrose. Vaya, que María Leonora no era la primera en pasear corazones.

El de Ricardo I de Inglaterra, corazón de León, se enterró en Ruan en 1199. En 2012 se exhumó y se analizó y, aunque no se pudo averiguar mucho sobre su muerte, se comprobó que se había embalsamado y y preservado con incienso,especias,verduras, mirto, margarita, menta y mercurio.

Pero hay ejemplos más recientes, como el del novelista y poeta inglés Thomas Hardy (1840-1928) cuyos restos se incineraron y se enterraron en la abadía de Westminster y su corazón se enterró en Wessex junto a su primera esposa.

¡Y colorín, colorado, este #HiloNórdico (también de #SeñorasNórdicas) se ha terminado! ¿Os ha gustado? Si es así os agradezco mucho el apoyo dándole difusión y RT al tuit principal. Y ahora os dejo algunas fuentes 🖤

📜Derry, Thomas Kingston. A History of Scandinavia: Norway, Sweden, Denmark, Finland and Iceland. Univ. of Minnesota Pr, 1979.

📜Gristwood, Sarah, y Gemma Deza Guil. Juego de reinas: las mujeres que dominaron el siglo XVI. Ariel, 2017.

📜Wilson, Peter H., La Guerra de los Treinta Años: una tragedia europea. Desperta Ferro, 2018.

📜Bain, Robert Nisbet. Scandinavia: A Political History of Denmark, Norway and Sweden from 1513 to 1900. Cambridge University Press, 2013.

📜Livrustkammaren (Sweden), editor. The Royal Armoury: 500 Years of Royal History. Livrustkammaren, 2019.

📜atlasobscura.com/articles/heart…

1618-1648, que seme ha colado un 9. #NiUnTuitSinSuErratica

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