Entre diciembre y enero de 1952, luego del fallido golpe del general Menéndez y las elecciones que consagraron a Perón reelecto en la presidencia de la Nación, el ex coronel José Francisco Suárez comando un nuevo movimiento que se proponía el asesinato de Perón y de Eva Duarte.
Los comicios electorales del 11 de noviembre de 1951 habían dado como ganador a Perón con el 63,51% de los votos, cerca de 4.700.000 votos, y en segundo lugar había quedado Ricardo Balbín, principal opositor, con el 32,33%, 2.400.000 votos.
El Partido Peronista lograba el control absoluto del Senado una vez más, elegido por primera vez por voto popular directo; también obtuvieron casi todas las bancas de la Cámara de Diputados (salvo catorce), y ganaron las gobernaciones de todas las provincias.
La campaña electoral, que estuvo marcada por el intento de golpe encabezado por el general Menéndez, fue difícil para la oposición ya que no les era permitido el acceso a las radioemisoras, y los diarios se manifestaban abiertamente partidarios de los candidatos peronistas.
Sólo por medio de reuniones al aire libre la oposición podía exponer sus programas, y aún para ello dependían de las autoridades policiales para obtener autorización para el lugar y la fecha que tendrían que llevarse a cabo.
Aún cuando las reuniones eran permitidas por la policía, estos opositores eran blanco de ataques físicos, como ocurrió con el candidato comunista Rodolfo Ghioldi, quien fue baleado por la espalda en un acto electoral de su partido.
Otra desventaja que tuvieron fue que una gran parte de los candidatos opositores estaban detenidos al momento de la campaña electoral y de la elección. Por ejemplo los candidatos del Partido Socialista a la presidencia y vicepresidencia, Alfredo Palacios y Américo Ghioldi,
así como la mayoría de los nominados para integrar el Congreso, estaban en presión o permanecían ocultos de la policía. Reynaldo Pastor, candidato a presidente por el Partido Demócrata, también estaba detenido, al igual que otros dirigentes conservadores y también radicales.
Luego de esa campaña, los opositores descartando la lucha electoral como medio para destituir a Perón, y a pesar de la gran dispersión que siguió al fracaso intento de Menéndez, se lanzaron abiertamente a la conspiración como medio de lucha opositora.
A principios de 1952, estos dirigentes se unieron con el ex coronel, recientemente eliminado de la lista de retirados y privado de su derecho a pensión, José Francisco Suárez, quien empezó a liderar el próximo intento de golpe de estado, pero más violento que los otros intentos.
Se habían unido a él varios cientos de civiles, oficiales en retiro, un ex funcionario policial y unos pocos oficiales del Ejército y la Marina, que habían logrado continuar en servicio activo luego de la purga en las Fuerzas que se sucedieron al fallido golpe de septiembre.
El plan contemplaba la toma simultánea de la Casa Rosada, el Correo Central y el Departamento Central de la Policía, pero su objetivo principal era la residencia presidencial en la avenida Libertador. Allí se utilizarían camiones pesados para derrumbar la reja de entrada,
permitiendo así que fuerzas de choque bien armadas entraran en el edificio y liquidaran a sus habitantes. La conspiración de Suárez se planeó para que coincidiera con el centenario de la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1952.
Por desgracia para los conspiradores, en su ansiedad para que el golpe ocurriera el 3 de febrero, resultaron víctimas de su propio descuido; habían incluido en sus filas a un agente del Servicio de Informaciones de Aeronáutica, que los traicionó ante las autoridades.
Antes que pudieran actuar, la policía se movilizó, apresó a Suárez y a sus principales colaboradores, con el subsiguiente arresto de cientos de miembros de la Unión Cívica Radical, y de otros grupos de oposición.
La censura impidió que las noticias llegaran a los diarios, pero informes sobre los arrestos y las torturas al coronel Suárez, y otros prisioneros, circularon pronto, tanto en la Argentina como en el exterior. Solo en mayo, cuando el juez que intervenía en la causa presentó sus
cargos en audiencia pública, el pueblo pudo enterarse de los detalles del complot, el nombre de los principales participantes y sus planes para el futuro del país.
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