En #MiPaseo, hoy mas que caminar lo que voy a hacer es contaros una curiosa historia de un curioso personaje madrileño.
Puede que much@s lo conozcáis, se trata del Perro Paco. Paseando por las calles de Madrid podemos encontrar su estatua, colocado recientemente.
Lo han colocado en la calle Huertas, detrás del Ministerio de Sanidad. La verdad no sé que hace allí, porque el perrito se paseaba por la Calle de Alcalá en los años 80 del siglo XIX.
El perro Paco era un perro callejero que un 4 de octubre entro en el café de Fornos, en la calle Virgen de los Peligros, esquina Alacalá. Estse café, fue un local muy popular, abrió en 1870. Aquí acudían todos los "modernos" de la época" para celebrar sus tertulias.
Este 4 de octubre de 1879, estaba allí cenando el marqués de Bogaraya y le gustó el perrito, le dio parte de su cena y le puso el nombre del santo del día, Paco. Así nació una bonita amistad, que se extendió al "todo Madrid".
El Perro Paco fue haciéndose cada vez mas popular, todo el mundo lo reconocía y le atendía. Entraba en teatros, en cafés y lo que mas le gustaba, es ir a los toros. Paco se hizo inseparable de dos toreros de renombre, Frascuelo y Lagartijo.
Frascuelo vivió en la Calle del Arenal y allí estaba Paco cada día de corrida, subía con él al carruaje y juntos llegaban hasta la plaza de toros que ahora estaba detrás de la Puerta de Alcalá.
En muchas ocasiones el perro saltaba al ruedo y hacía sus cabriolas.
Esto generaba un montón de comentarios que se publicaban al día siguiente en la prensa. Había público entusiasmado con estas gracias, pero también estaban los que echaban pestes al considerarlo poco serio para el "arte del toreo"
Fue tal la popularidad del Perro Paco que se llegaron a hacer dulces con forma de perro, se hicieron unas cuantas canciones y se llegó a publicar un periódico donde se podrían leer las opiniones del chucho.
Pero...
un 21 de junio de 1882, Paco se fue de nuevo a los toros. Ese día toreaba un torpón, parece que era "Pepe el de los Galápagos". No daba una, Paco se debía aburrir y salto al coso a hacer sus gracetas y distraer un poco la tarde.
Pepe el de los Galápagos, que estaba un poquitín revirado, tropezó con el perro y se cabreó mas de lo que podría controlar, saco el estoque y ni corto ni perezoso se lo clavó a Perro Paco. Aaaaiiiiiiiii
Los espectadores casi se comen al matador que se salvó porque la policía le sacó como pudo de la plaza.
Un arenero recogió a Perro Paco y lo llevó a la enfermería pero no se pudo hacer nada por él.
El perro murió, Madrid está de luto, se hizo hasta una marcha fúnebre,
aún hay mas. El arenero disecó a Paco y lo colocó en un establecimiento de bebidas que tenía en la calle de Alcalá donde se podía visitar. Hasta que por fin, no sé sabe muy bien por parte de quien partió la idea, se decidió enterrar al Perro Paco en el Retiro.
No se conoce exactamente el lugar donde reposa Perro Paco. Puede que paseando por este hermoso jardín de El Retiro, un día pises los restos de un madrileño entrañable.
Aunque no ha sido un gran paseo, no podemos dejar de merendar y como hay bastantes amigas y amigos de los salado, hoy vamos a complacer sus gustos con unos torreznos y cervecita. ¡Salud!
Muchas gracias por vuestra atención, ya sabéis que compartir en algo hermoso, no dejéis de hacerlo. Pasad un estupenda semana. Nos vemos en el próximo #MiPaseo.
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