#TalDíaComoHoy hace 282 años, el 13 de marzo de 1741, comenzaba el ataque británico a Cartagena de Indias, la perla española del Caribe. Capitaneados por #BlasdeLezo y Sebastián de Eslava, los españoles se enfrentaban a la mayor expedición anfibia organizada por Gran Bretaña.
Tras la Guerra de Sucesión Española, las fricciones entre ambos países habían sido permanentes por el asiento de negros y el navío de permiso, concesiones que permitían a los británicos suministrar esclavos a las colonias españolas y enviar un barco al año lleno de mercancías.
Estos privilegios amparaban el contrabando hacia la América española. Por ello, el gobierno español estaba decidido a detener a los contrabandistas británicos, y la implacable acción de los guardacostas acabó tensionando aún más las relaciones con Londres.
Finalmente, el 19 de octubre de 1739 Gran Bretaña declaraba la guerra a España. Era la Guerra del Asiento, también llamada de la Oreja de Jenkins pues en 1731 un guardacostas español apresó al capitán Jenkins frente a La Habana y le cortó su oreja. Ese fue el supuesto casus belli
El espíritu mercantilista británico ambicionaba acabar con la ruta de la Flota de Indias y abrir los puertos de las colonias españolas a los mercaderes británicos. Así pues, el almirante Vernon y el comandante del ejército, el mayor general Wentworth, acordaron tomar Cartagena.
Cartagena de Indias era inmensamente rica, era la primera escala de la ruta de la Flota de Indias y el principal puerto del virreinato de Nueva Granada. Por ello fue siempre un objetivo codiciado por piratas y corsarios, a los que en 1741 se sumarían los ingleses.
Tras haber atacado La Guaira y saqueado Portobelo en 1739, Vernon se retiró a Jamaica, que emplearía como base de operaciones. Desde allí lanzó incursiones sobre Chagres y Cartagena en 1740, que le servirían para preparar el gran asalto a la ciudad al año siguiente.
Unos 15 000 combatientes británicos y 22 navíos de guerra componían la mayor fuerza jamás aprestada en el Caribe. El 13 de marzo de 1741, la flota británica bajo el mando de Vernon y Wentworth desembarcó en los alrededores de Cartagena de Indias.
El plan original de Vernon consistía en desembarcar en el canal de Boquilla y asediar Cartagena por tierra. Pero cuando la flota llegó frente al canal lo consideró impracticable. Era momento de improvisar una nueva estrategia...
La única forma de atacar Cartagena era desde su fachada interior, pues por su lado marítimo resultaba impenetrable. La flota de Vernon desembarcó en la próxima isla de Tierra Bomba. Las inferiores fuerzas españolas plantaron batalla en el castillo de San Luis de Bocachica.
Pese a su inmensa superioridad, Bocachica resistió gracias al apoyo de la artillería terrestre y naval española. Cuando se abrió una brecha, Blas de Lezo ordenó la evacuación. El caos se apoderó de los soldados, pero por suerte lograron escapar porque no fueron perseguidos.
Evacuadas las tropas de Bocachica, Blas de Lezo trató de cegar el canal de entrada a la bahía, pero resultó en un completo fiasco. Por su parte, Vernon estaba pletórico. Tras la caída del castillo dio aviso a Londres de su victoria y la inminente caída de Cartagena.
Incluso llegaron a acuñarse monedas en Londres que conmemoran de forma prematura la victoria de Cartagena. En esas famosas monedas se nos muestra a Blas de Lezo hincando la rodilla frente al almirante británico. Algunos de sus oficiales le advirtieron del exceso de optimismo…
Entretanto, los británicos continuaron su avance por la bahía. La segunda línea de defensa española también fracasó y los británicos desembarcaron de nuevo en tierra firme. Sin embargo, la geografía, el clima (iniciada la estación de lluvias) y las enfermedades fueron implacables
Las diferencias entre Vernon y Wentworth lastraron enormemente el ataque británico contra el fuerte de San Lázaro, último baluarte defensivo español antes de Cartagena. La falta de coordinación de los británicos y la férrea defensa española fueron decisivas en la victoria de Lezo
Cuando las fuerzas británicas flaquearon, Eslava ordenó un contraataque que desarboló al enemigo y lo hizo huir. Desmoralizados y con muchas bajas, los comandantes británicos decidieron retirarse, no sin antes destruir las posiciones españolas que habían tomado.
Las bajas británicas fueron enormes. Unos 9000 muertos contra los 800 que padeció el bando español, de las que la más significativa fue la de Blas de Lezo el 7 de septiembre, a causa de las heridas sufridas en Bocachica y de la peste que asoló Cartagena tras la retirada británica
“Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo que mejor les hubiera estado y no emprender conquistas que no pueden conseguir”.
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