Pedro Torrijos Profile picture
💡 Cuento historias. 4 bestseller: Territorios Improbables, Atlas de Lugares Extraordinarios, La Tormenta de Cristal. LO ÚLTIMO: La Pirámide del Fin del Mundo.

Jul 26, 2024, 22 tweets

El encendido del pebetero de Barcelona 92 no es solo uno de los momentos más emocionantes de la historia del olimpismo, es una lección en narrativa que deberían estudiar todos los escritores, guionistas y publicistas.

¿Por qué?
🧵⤵️

Todos conocemos la estructura narrativa aristotélica clásica: Planteamiento, Nudo, Desenlace.

Así se contaron prácticamente todas las historias hasta más o menos el siglo XIX.

Sin embargo, desde hace ya casi 200 años y más aún tras la modernidad, esa estructura se ha ido vulnerando y sofisticando.

Probablemente la versión moderna más extendida es la que introduce otros dos puntos: Planteamiento, Nudo, GIRO, CLÍMAX, desenlace.

Casi cualquier novela y casi cualquier serie y casi cualquier peli que os guste se adscribe en mayor o menor medida a esta hoja de ruta.

También la Ceremonia de Inauguración de Barcelona 92.

PLANTEAMIENTO. Lo que está en juego.

Es 1986 y Juan Antonio Samaranch anuncia que los Juegos Olímpicos del 92 se celebrarán en Barcelona.

¿Qué significa esto? Pues que España, un país que no lleva ni una década en democracia, va a ser el centro del mundo.

Si a Barcelona se le suma la Expo de Sevilla, nos encontramos con una carrera contra reloj para, efectivamente, demostrar que una democracia MUY joven es miembro de pleno derecho del mundo moderno.

Porque, efectivamente, Barcelona va estar en los ojos de TODO EL MUNDO.

NUDO. El conflicto.

Hay que hacer muchas cosas en solo seis años. Y muchas son MUCHAS. No solo las instalaciones puramente olímpicas (estadios, pabellones, villa olímpica).

Pero es que también hay que construir instalaciones que permitan que los Juegos se vean en todo el mundo (un día os contaré por qué creo que la Torre de Collserola es el verdadero símbolo de Barcelona).

Y, además, hay que entender que Barcelona era una ciudad que llevaba toda su existencia dándole la espalda al mar.
Barcelona 92 revierte esto y convierte a la ciudad en una ciudad amable, íntimamente relacionada con el Mediterráneo.

GIRO. ¿Y si todo falla?

Todo ha salido bien. Los estadios están terminados, las infraestructuras funcionan, la Torre de Collserola retransmite la ceremonia de inauguración.

Se ha hecho de noche y 3.500 millones de personas tienen los ojos en un solo punto: la llama olímpica.

El penúltimo relevo lo hace uno de los deportistas más queridos de Cataluña y de España: Epi.

Pero llega el final, y Epi no le entrega la antorcha al último relevista. Le entrega el fuego.

LE ENTREGA EL SÍMBOLO.

Y se lo entrega a Antonio Rebollo, un arquero paralímpico desconocido. Y Rebollo se convierte en el responsable de que todo salga bien.

También se convierte en un símbolo. Un símbolo arquetípico: el héroe anónimo.

Pero una vez que la flecha salga de su arco, todo quedará, literalmente, en el aire.

CLÍMAX.

Durante dos segundos que duran mil años, la llama olímpica cruza la noche de Barcelona.

Todas las ilusiones de una ciudad —y de un país— quedan colgados en un instante. Todo el trabajo de tantos años pende de una luz en medio de la oscuridad.

Y la llama cae en el pebetero.

DESENLACE.

3.500 millones de personas han visto el encendido del pebetero. Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 se inauguran y son un éxito sin precedentes.

Barcelona se convierte en la ciudad más moderna del mundo y los Juegos son su símbolo para siempre.

Fin.

(Un momento).

(No, la llama no cayó en el pebetero).

Efectivamente, la llama no cayó en el pebetero PORQUE NO NECESITABA CAER EN EL PEBETERO.

Porque como en cualquier buena narración, todo estaba escrito por un creador.

Y el creador de esta narración prodigiosa fue la agencia Ovideo Bassat, al frente de la cual estaban Pepo Sol y Luis Basat, dos de los mejores publicistas de la historia.

El encendido del pebetero fue un efecto especial de Reyes Abades, quien aplicó todos sus conocimientos cinematográficos a generar la ilusión del clímax.

Y funcionó. Ya lo creo que funcionó.

Porque las mejores narraciones solo son un juego, una ilusión.

Y esta fue la mejor ilusión de la historia de una ciudad.

(Y si os fijáis, este mismo hilo también se adscribe a la misma estructura 😎)

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