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La inescrupulosa clase política baila sobre el charco de sangre llamado El Salvador mientras nos da placebos con la esperanza de canjearlos por votos: las medidas extraordinarias son un espejismo porque son tortura y venganza y no atacan al problema. Vergüenza, @PDDHElSalvador
Eso en primer lugar. Dos: el gobierno -el actual- transfiguró a muchos policías de aplicadores legítimos de la ley en enemigos de los pandilleros, y creó una guerra en la que todo vale: que no vacilaran para disparar y que olvidaran los derechos humanos, los azuzó un funcionario.
Tres: el segundo gobierno del FMLN solo escribió un nuevo capítulo del manual para lucrarse electoreramente de las vidas de la gente pobre, particulares, policías o soldados. Leyes antipandillas (Paco Flores), endurecer las penas, torturar y exterminar han sido trampas cazavotos.
Cuatro: cuando en 1998 entró en vigencia la nueva legislación penal, el gobierno de Arena, en lugar de atacar el origen de la "violencia juvenil", recetó su medicina: este país no era Suiza y urgía más represión, y en lugar de atacar el fácil acceso a armas de fuego, lo alentó.
Cinco: los gobiernos de Flores y Saca hicieron de la inseguridad un negocio electorero y promovieron leyes de falsa tranquilidad como la antipandillas de 2003 (rechazada por ONU) y la que permitiría detenerte solo por tu apariencia, basada en una ley de la España de Franco.
Seis: mientras el presidente Saca intentaba a escondidas la primera negociación con pandillas, en la campaña legislativa de 2006 pregonaba en cuanto mitin podía que el FMLN era el aliado oculto de los pandilleros.
Siete: el FMLN llegó a la presidencia en 2009 y profundizó los cambios hechos por los gobiernos de Arena: al cabo de pocos años El Salvador pasó de ser el país más violento de América a ser el más violento del mundo.
Ocho: la negociación del gobierno de Funes con las pandillas fue un primer paso para atenuar a los grupos criminales, pero al verse descubierto poniendo el coco, Funes tuvo miedo y dejó solo a Munguía Payés. El aborto de ese plan dejó a El Salvador sin motor en un mar pandilleril
Nueve: al renunciar públicamente a la tregua en 2015, el actual gobierno virtualmente forzó a la Policía a actuar como una pandilla más al anestesiar todo escrúpulo y principio en ella, enviar a guerra sin ley a los policías y dejarles claro que toleraría cualquier tipo de abuso.
Y diez: y mientras en los últimos 20 años habrán sido asesinados unos 50 mil o 60 mil salvadoreños, los señores de esta guerra han estado robando millones de dólares, lamentando los pocos recursos, lucrándose de armarnos y pidiéndonos el voto porque ellos defienden a los honrados
