¿Se acuerdan de esa matraca insistente de los valores democráticos y constitucionales para hacer frente al populismo con la que nos bombardearon PP, C's (y PSOE) junto a su prensa de cabecera desde el 2015?
Hoy, con la aceptación de Vox en su club, suena aún más falsa y bastarda.
Hoy, con la aceptación de Vox en su club, suena aún más falsa y bastarda.
Convendría, de una vez por todas, empezar a hablar claro a ver si esto por lo menos sirve para acabar con la infantilización de la política y la sociedad españolas, o dicho de otra forma, que cada uno mee en el tiesto que quiera pero que no lo llame regar.
Los valores democráticos y constitucionales son en nuestra sociedad, en cualquier sociedad capitalista, una mezcla entre las presiones de la clase trabajadora organizada y consciente de sí misma y las necesidades de los propietarios y sus clases subalternas.
Por eso nuestra Constitución tiene partes progresistas, porque en el momento de su redacción la clase trabajadora organizada aún pintaba algo en este tira y afloja. Y por eso, por su volatilización, hoy la Constitución sólo importa como excusa inmovilista para todo.
Al final toda esta zarandaja de los valores democráticos y constitucionales lo que resulta es el nombre del libreto con el que se aseguran unos intereses de clase, la coartada moral para mantener el poder económico en las mismas manos.
Desde la moralidad se puede acusar a la derecha española de haber pactado con la ultraderecha sin sonrojarse. Y quizá, el hacer respetables a esta banda de incendiarios, les cueste un disgusto para su estabilidad a largo plazo. Algo que en Francia o Alemania se cuidarían de hacer
Entre otras cosas por la fortaleza de sus sistemas e incluso una cierta memoria temerosa del pasado que aquí es orgullo. PP, C´s y Vox son tres cabezas del mismo tronco, el del cancerbero que vigila los intereses del IBEX. Este es un pacto disciplinario que avisa de lo que viene.
La única democracia y la única constitucionalidad que esta gente entiende es la de los índices bursátiles, el "sí, bwana" a los poderes financieros internacionales y todo el aparato de corrupción y componendas para saquear lo público en demérito de lo privado.
Estoy harto de teatralidad moral, de esa pelea por lo democrático vaciado como un cadáver comido por los buitres. La única forma de garantizar nuestros derechos es meter en vereda a los poderes económicos, poner el bozal de la soberanía política nacional sobre el interés privado.
La única forma, por cierto, de enfrentar a los neocons del PP, los neoliberales de C´s y los ultras de Vox. Y de paso a la muleta amable del PSOE.
Todo lo demás son juegos semánticos por ver quién es más demócrata en un momento donde lo que se aspira es a un cierto orden.
Todo lo demás son juegos semánticos por ver quién es más demócrata en un momento donde lo que se aspira es a un cierto orden.
Resulta tristemente paradójico que, al final, las sucursales políticas españolas de los salteadores con traje y corbata que desencadenaron la crisis de 2008 sean quienes estén rentabilizando el miedo a la acracia y la falta de futuro de este escenario.
