Thread by @Mentidero_ctxt

Coca-Cola patrocina la manifestación del domingo en Colón.

En este hilo @CervantesFAQs cuenta por qué el trifachito de Casado, Abascal y Rivera es la nueva ‘chispa de la vida’, con su fórmula secreta y su agresiva campaña de marketing como principales ingredientes 👇

Venezuela y el miedo al comunismo, los ‘felones’ que quieren romper España con los catalanes, la ‘invasión’ inmigrante... Estos son los discursos de odio con los que PP, Vox y Cs agitan el escenario político como si se tratara de una botella de cola soltando toda la presión

Cola de la que le gusta beber a todos sus seguidores que, antes que optar por una vía dialogante y pacificadora, prefieren ver correr la sangre. ¿Cómo han llegado los partidos de derechas a tal nivel de crispación?

La respuesta es: a golpe de marketing, la disciplina publicitaria que busca mejorar las ventas de un producto, marca o servicio, a través de diferentes estrategias. Esas estrategias están muy ligadas a la política, en especial a la de derechas

Para Trotsky, la estrategia es “el arte de apoderarse del mando.” Para el militar Karl Von Clausewitz, “el uso del encuentro para alcanzar el objetivo de la guerra.” Y Sun Tzu creía en “usar al enemigo para derrotar al enemigo.” La derecha une a los 3 en una palabra: polarización

PP, Ciudadanos y Vox han seguido a pies juntillas todos los pasos de la estrategia de polarización, que busca hacerse con el mayor número de seguidores por medio de la provocación. Pero, antes de eso, el trifachito ha tenido que conocer qué se opina en España sobre ellos

El resultado es muy variado, pero con dos polos claros: hay gente muy fan de estos partidos y otra gente que los odia. Como convencer a quienes los odian les sería difícil, los azules, los naranjas y los verdes han optado por la estrategia de la radicalización

El PP ha pasado del 'amable' Rajoy al ultra Casado. Cs, en sus inicios, se consideraban de centro izquierda, hasta que sus políticas les ha situado donde de verdad está su ideología. Y el broche final ha sido la irrupción de Vox, que podría quitarles votos. Tocaba radicalizarse

Para ello, los tres han atacado en cinco frentes clave: Catalunya, Venezuela, feminismo, inmigración y ‘comunismo’. Las ultraderechas de otros países (Trump, Bolsonaro...) actúan igual, apelando a la grandeza del país frente a "los enemigos que quieren romperlo"

Un ejemplo de eso ha sido el gran objetivo de PP, Cs y Vox: Catalunya. Han creado una rivalidad casi futbolística, a lo Barça-Madrid, y han actuado como un maltratador: Te odio, pero tú de aquí no te vas, porque eres mía

Con sus declaraciones y actuaciones, el relato resultante es un escenario del “si no estás con nosotros, estás con los que quieren destruir España.” No han dejado opción a posturas medias y su discurso ha ido ganando en radicalidad: 155, tanques, golpismo...

Porque, para la derecha, los golpistas son siempre los otros... excepto los verdaderos golpistas, claro. Vox, Cs, PP e incluso PSOE apoyan al opositor venezolano y títere de EEUU, Guaidó, en su intento de golpe de estado al legítimo gobierno de Maduro que fue elegido en las urnas

Por eso Venezuela también les ha servido para radicalizarse y para usar el elemento miedo (“que vienen los comunistas”), que también usan contra feministas o inmigrantes. Todo por su propio miedo a perder sus privilegios de clase

En todos estos casos aparece otro término de marketing: los añadidos de valor, esto es, menciones de un producto en guías de compras o folletos de modas. Hoy en día, esas guías y folletos son los medios de comunicación, que han comprado el relato de las derechas

Una vez creados los enemigos, el paso siguiente en la polarización es la adhesión: el ‘trifachito’ fideliza a sus seguidores gracias a que les dice lo que quieren oír. Así se crea un ejército de fans

En cambio, contra sus detractores, echa mano de un nuevo y muy importante paso: la provocación. Con declaraciones incendiarias, consiguen irritar a quienes no están de acuerdo con ellos. Estos responden atacando y al final es la derecha quien queda como la víctima

Ese choque creado es lo que se conoce como ocupación. Significa monopolizar la conversación, lograr que todo el mundo hable de ellos y de su agenda. Como en el debate surgirá el descontento con sus despropósitos, al papel de víctima se añadirá otro de ‘rebelde’

Así, han conseguido darle la vuelta a la tortilla. Ahora los reaccionarios son vistos como políticamente incorrectos, como tipos sin complejos a quienes no les tiembla el pulso a la hora de enfrentarse al adversario. Se han disfrazado de antisistema

Justo de un modo parecido a como el popular refresco ha sido siempre presentado por su publicidad. Coca-Cola se vende como frescura, modernidad y triunfo frente al aburrimiento o la uniformidad. Coca-Cola va de transgresora, cuando es un producto de lo más conservador.