California City. La ciudad que se planificó para 5 millones de habitantes y se quedó en 30000 hectáreas de calles semipavimentadas en medio del desierto de Mojave.
No es una ciudad fantasma, es una CIUDAD ABORTADA, y su historia es cojonuda.
(Fotos: Chank Kim)
La cosa es que en 1958, Nat Mendelsohn, profesor de sociología de Columbia y, ejem, promotor inmobiliario, compro 82.000 acres (33.000 hectáreas) de terreno en el desierto de Mojave con el objetivo de levantar la que sería la 2ª ciudad de California tras L.A.
Spoiler: SALE MAL.
Al margen de unos pocos solares en la zona central para futuros servicios públicos (comisaría, ayuntamiento...etc), Mendelsohn dividió las 33.000 hectáreas en parcelas individuales. CON DOS COJONES.
La previsión es que la ciudad alcanzase los 5 millones de habitantes para principios de los 80. Al fin y al cabo, la experiencia de otra ciudad artíficial como Las Vegas podía anticipar un buen resultado.
Lo que pasa es que Las Vegas venía con un pan bajo el brazo en forma de juego legalizado (y a Bugsy Siegel intentando comprar una reputación respetable, pero eso es otra historia).
En cambio, el único atractivo de California City era...¿el desierto?
El caso es que bastante gente compró las parcelas porque eran baratas, pero no para mudarse y construir su casa, sino para especular.
(Segundo spoiler: SALE OTRA VEZ MAL)
En 1969 apenas vivían mil personas en California City y en 1975 hubo un macrojuicio con los inversores contra los promotores e intervención estatal y la cosa se fue a tomar por culo.
Pero las calles de planificaron y se trazaron y se allanaron todas. Todas.
TODAS.
No, en serio: se allanaron y se semipavimentaron con grava TODAS LAS PUTAS CALLES DE CALIFORNIA CITY.
También se puso nombre a todas las calles. De hecho, en estas décadas, la gente iba por el desierto robando las señales indicadoras para quedárselas como suvenirs.
A día de hoy, California City tiene unos 14.000 habitantes más o menos agrupados en torno a una zona central. Con un campo de golf, claro, en medio del desierto porque se ve que no conocían lo que pasó con Polaris World.
También cuenta con un pequeño aeródromo en funcionamiento, un circuito de carreras también en funcionamiento, una prisión estatal porque no hay ciudad yanqui sin cárcel y un señor McDonald's también muy yanqui.
Con todo, lo más flipante de California City es pasear con el Google Maps y descubrir pequeñas bolsas habitadas (y también) algún lobo solitario viviendo en casas cuyo interior debe estar lleno de banjos y rifles Winchester 73.
Y con esta otra magnífica foto de Chang Kim, acabo la historia de California City. (Y primera #LaBrasaTorrijos en muchos meses)
Espero que os haya gustado :)
(Un día tengo que acordarme de lo de ABRO HILO y el 👇, yo creo que tendría más éxito)
Frente a China hay una islita que estuvo mucho tiempo en guerra contra el gigantesco país.
China bombardeaba con papel y ellos respondían con música. Con dos altavoces de hormigón como un edificio de tres plantas.
Esta es la historia del Muro Sónico de Kinmen:
Aunque Taiwán está a unos 150 kilómetros de China, el archipiélago de Kinmen (que pertenece a Taiwán), se encuentra a apenas 6 kilómetros del continente.
Por eso, fue el centro de las hostilidades de la guerra civil china durante muchos años.
Sin embargo, tras un desastroso intento de invasión en 1949, Mao decidió dejar de atacar el archipiélago.
Bueno, decidió dejar de atacarlo con armas. A partir de ese momento atacaría solo con propaganda.
A partir de 1950, China anunció que bombardearía Kinmen solo los días impares, cosa que hizo. Por su parte, la artillería taiwanesa respondería solo los días pares. Y en ambos casos, los proyectiles no portarían carga explosiva, sino panfletos de propaganda.
Pero la guerra de propaganda no se limitó a los proyectiles con pósters. Hubo otro despliegue armamentístico que cruzaba cada día los cielos del estrecho de Taiwán: la radiodifusión.
Las emisoras chinas lanzaban cada día proclamas a favor de la unidad nacional y animando a los soldados taiwaneses a que cambiasen de bando. Mientras, los taiwaneses alternaban los ataques a Mao y al Partido Comunista con discursos sobre lo ricos y prósperos que eran en la isla.
Ah, y desde Taiwán, también emitían muchas veces al día, las canciones de Teresa Teng, una joven cantante ligera de voz dulce, que era un verdadero éxito allí.
Para añadir frikismo al asunto, a los taiwaneses parece que no les valía con dar la turra a través de las ondas radiofónicas, así que decidieron que los chinos que no tuviesen radio TAMBIÉN iban a "disfrutar" de Teresa Teng. Y construyeron un altavoz de 10 metros de alto.
Construido en 1967, el Muro de Emisión de Beishen es un cubo de hormigón horadado con 48 huecos donde se instalaron 48 altavoces de alta potencia con el sano objetivo de atronar a los vecinos chinos.
Y cuando digo "atronar" es literal, porque el cacharro desarrolla un pico de decibelios superior al de un avión despegando y su alcance es de más de 25 kilómetros. VEINTICINCO KILÓMETROS CON TERESA TENG, COLEGAS.
Pues, al parecer, tampoco les parecía suficiente con el Muro de Emisión de Beishen, porque en el otro lado de la isla construyeron OTROS DOS ALTAVOCES GIGANTES DE HORMIGÓN (aunque uno es más "pequeñito"). Es el denominado Observatorio de Mashan.
Para que os hagáis una idea, los dos puestos de los altavoces están en estos dos puntos del mapa. Imaginad esos 50 km2 de bahía ensordecida con canción ligera todos los días. DURANTE DIEZ AÑOS.
Porque el Muro Sónico de Kinmen, que es como se conocía al conjunto de los dos puestos de emisión, estuvo funcionando hasta finales de los 70. Tras la normalización de las relaciones entre China y USA en 1979, el muro sónico dejó de funcionar...
...hasta hace unos pocos años, en que los han vuelto a poner en funcionamiento como reclamo turístico.
Así que si vais a Kinmen y os acercáis por el Muro de Beishen, quizá podáis escucharlo. Según la web, emiten seis veces todos los días.
Ah, y siguen pinchando a Teresa Teng.
Por cierto, si queréis "disfrutar" de la música de Teresa Teng, aquí tenéis un vídeo con uno de sus mayores éxitos: La Luna Representa Mi Corazón.
Esta historia es un resumen (MUY resumido) del capítulo "Apocalipsis por música" de La Pirámide del Fin del Mundo.
Lo tenéis en todas las librerías y es mejor que unos fascículos!
Esta es la caja de herramientas más segura del mundo. Si detecta que cualquier herramienta no vuelve a su sitio, paraliza un edificio del tamaño de una catedral.
Porque de esa catedral depende la seguridad de miles de personas.
La Casa en Burdeos es obra maestra de la arquitectura. Un regalo diseñado para alguien que no podía caminar.
Pero tiene unos cuantos problemas, y esos problemas los vivió (y los arregló) una mujer extremeña que llevaba una fregona.
Así fue la vida de Guadalupe:
La Casa en Burdeos es un prodigio. Una planta superior con los dormitorios, muy compartimentada y muy "pesada", que flota con todo ese peso sobre una planta totalmente diáfana.
Abajo, una planta semienterrada que abre al jardín.
Para que esa planta intermedia del salón sea completamente libre y sin pilares, la estructura se sujeta en solo tres soportes: uno interior, unos exterior y uno camuflado en la escalera de caracol. Y el resto de la estructura es un cable que evita que la casa "vuelque". Como el cable es muy fino, desde la planta principal no hay ninguna interrupción visual. Solo hay vistas.
Y en el centro de todo, una máquina. Una habitación de 9m2 elevable mediante un mecanismo hidráulico. Porque eso no es un ascensor; es un estudio, un despacho y hasta un dormitorio que recorre de arriba a abajo y de abajo a arriba TODO EL ESPACIO DE LA CASA.
¿Y por qué esta voluptuosidad arquitectónica? ¿No era suficiente con las escaleras? No, porque como adelanté, el dueño de esa casa era un hombre que iba en silla de ruedas. Esa casa se construyó A MEDIDA y esa habitación elevable era el centro de su mundo.
Sí, la Casa en Burdeos es una obra maestra de la arquitectura contemporánea. Quizá la mejor obra de Rem Koolhaas y una de las últimas grandes obras del siglo XX.
Pero ni la Casa en Burdeos ni Rem Koolhaas son los protagonistas de esta historia.
La protagonista de esta historia es una mujer nacida en un pueblo de Badajoz que pasó siete años recorriendo la casa cada día con una fregona, una aspiradora y bayetas.
Que la limpiaba y ordenaba de arriba a abajo.
Una mujer que conoció esa casa como nadie la ha conocido.
Esa mujer se llama Guadalupe Acedo.
Guadalupe emigró a Francia en los 60 junto a su marido Vincent, hijo de exiliados republicanos. Ambos eran del mismo pueblo: Esparragosa de la Serena.
En la Casa en Burdeos, Vincent se encargaba de los jardines y Guadalupe impiaba y aspiraba y fregaba los cacharros y planchaba y ordenaba los muebles y los libros todas las semanas de lunes a viernes. Durante 7 años.
Por supuesto, nadie habría conocido a Guadalupe si en 2008, los cineastas Ila Bêka y Louise Lemoîne no hubieran estrenado el documental "Koolhaas Houselife", posiblemente la mejor película que se haya hecho jamás sobre arquitectura.
Y es la mejor no porque cuente la Casa en Burdeos, sino porque la cuenta en los ojos de Guadalupe.
Y a través de sus ojos nos damos cuenta de que con un cubo de la fregona y la aspiradora NO SE CABE POR LA ESCALERA DE CARACOL.
Y cuando ya has aspirado, tienes que bajar la aspiradora a la planta baja y coger la fregona y hacer equilibrios en esos peldaños triangulares tan bonitos PERO SIN BARANDILLA.
Y que el hormigón de la escalera expuesta está empezando a abrirse y ve la ferralla. Y que en el intersticio entre dos dormitorios se cuela la lluvia. Y que por los huecos del hormigón hay fugas y SE HA TENIDO QUE INVENTAR UN CAÑO CON UN VASO DE PLÁSTICO PARA QUE NO DAÑE EL MURO.
Aunque la película no es explícitamente reivindicativa, reivindica algo que para mí es capital. Que la arquitectura *no existiría* sin las personas que la limpian.
Que las casas, los edificios, las ciudades, la sociedad. Nada existiría sin todas esas personas que limpiamos nuestro baño y pasamos la aspiradora por nuestra casa, por supuesto. Pero tampoco sin todas esas personas que limpian y hacen las camas de los hoteles.
Nada existiría sin las personas que limpian los vidrios de los rascacielos y las que aspiran los museos y las que reparan los ascensores y las que riegan los parques y podan los árboles.
Porque todas esas personas son la primera línea de defensa por la belleza de nuestro mundo.
Hoy es 11-S. Hace 23 años yo acababa de terminar la carrera y ni siquiera sabía lo que me gustaban las Torres Gemelas. Nadie me las había enseñado de verdad.
Sirva este hilo de #LaBrasaTorrijos como homenaje a lo magníficas que eran.
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En la escuela de arquitectura no nos contaban bien las Torres Gemelas. No eran el rascacielos más alto, no eran el rascacielos más bonito y ni siquiera eran el rascacielos más bonito de Nueva York.