Thread by @hombrerevenido

El 17 de febrero de 1836 nacía en el número 9 de la Calle Ancha de San Lorenzo de Sevilla (hoy calle conde de Barajas) Gustavo Adolfo Bécquer.

Días después fue bautizado en la Parroquia de San Lorenzo.

Tanta insistencia con San Lorenzo, el santo oscense por antonomasia, me obliga a contar la enrevesada relación del poeta con Huesca.
Pero no adelantemos acontecimientos.

A los 34 años murió Bécquer, quebrado por la tuberculosis y sus múltiples dolencias.

La muerte de un periodista tan talentoso y tan joven produjo un gran impacto.

"Bécquer en su lecho de muerte" se titula este grabado del pintor palentino José Casado del Alisal, uno de su grandes amigos.

Media hora después de la muerte de Bécquer se produjo un eclipse total de sol, para añadir dramatismo a esa despedida.

Luto de la naturaleza, dirán los más afectados.

Fue enterrado en la Sacramental de San Lorenzo de Madrid al día siguiente.
Otra vez San Lorenzo.

(En 1913 los restos volverán a Sevilla)

Bécquer había dejado escritas las preguntas, pero desconocía las respuestas.
❔☠️📚

La mayor parte de la producción de Bécquer estaba sin publicar. Y allí mismo, a la salida del entierro, Casado del Alisal hizo conjurarse a sus amigos.

Al día siguiente, en la Nochebuena de 1870, se reunieron en el estudio del pintor y trazaron dos planes.
* El primero, apoquinar para ayudar a la viuda con hijos.
* El segundo, apoquinar para publicar las rimas y leyendas de su amigo.

Sin esa rabia, sin ese tributo emocionado de su pandilla, Bécquer no se hubiera convertido en uno de los escritores más influyentes del siglo XIX.

Pero aquí no acaba la cosa..
Avanzamos al año 1880.
El año del turrón.

Ese año, las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer se recitan en el Ateneo de Madrid.
Mientras tanto, encontramos a José Casado del Alisal de director de la Real Academia de España en Roma.

Casado del Alisal ya es muy reconocido. Ha pintado "La rendición de Bailén", por ejemplo.

Cuadros tochos de 20 metros cuadrados.
Hay pisos más pequeños.

Está en Roma, donde fue martirizado San Lorenzo.
Este dato no aporta nada, pero cómo me voy a resistir a ponerlo.

En Roma pinta su última gran obra "La leyenda del rey monje"; cuadro inspirado en la leyenda de la Campana de Huesca.
🔔🪓

Si no conocéis la historia os la hago corta.
Siglo XII. Los nobles torean al nuevo rey aragonés, Ramiro II, que toma una decisión "construir una campana que se oiga en todo el reino"
Todos se burlan.
Él les dice: "venid, venid"

El rey va llamando luego a los más díscolos uno a uno y el verdugo les corta la cabeza.
Cuando el resto de nobles ven "la campana", entienden aterrados la razón por la que va a escucharse en todo el reino.
#MatanzaViral

Esa última escena de gran dramatismo y oscuridad es la que recrea José Casado del Alisal.

Con notable éxito, como puede verse:

Se diría que el academicismo habitual de Casado del Alisal se había mezclado con ese gusto por lo espectral de Bécquer.

El cuadro es tan grande que tiene muchas anécdotas.
El pintor fue al anatómico-forense de Roma a buscar modelos para esas cabezas terroríficas.

Observó los cuerpos de 3 mendigos muertos la noche anterior en Roma. Tomó notas, trazó bocetos.

Al director le debió de caer simpático el pintor y decidió darle una sorpresa.

Se plantó en su casa con un saco y vació en el suelo las 3 cabezas, convenientemente cortadas.
Casado del Alisal se desmayó.

Recuperado del shock, hizo de tripas corazón y las fue colocando en las múltiples posturas del cuadro.
Total, ya estaban muertos los pobrecillos.

Para el resto del cuadro, y aquí entra la lírica que estábamos esperando, se basó en personas conocidas.

Lo ha estudiado con dedicación un poeta, filólogo e historiador oscense llamado Alejandro Alagón.

Descubrió de pronto, repasando retratos, que el primer noble que baja las escaleras es el propio Casado del Alisal.
Y el director del Instituto Anatómico-Forense de Roma es el rey.

Pero el deleite crece cuando se reconocen, uno a uno, algunos de los miembros de aquella generosa banda del día de Nochebuena de 1870.

Tomás Bretón / Narciso Campillo

Eulogio Florentino Sanz / Augusto Ferrán

Luis González Bravo
(entre otros)

Más o menos disfrazados, qué mejor inspiración para el pintor nostálgico.

Por supuesto Valeriano Bécquer, muerto 3 meses antes que su hermano.

Y Gustavo Adolfo Bécquer, mirando con auténtica excitación la terrible estampa.

Si no pudo suceder en la vida real, sucedió al menos en un cuadro.
Gustavo Adolfo Bécquer bajó las escaleras de la Sala de la Campana, protagonista de una de esas leyendas que tanto le apasionaban.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de España de 1881 el cuadro se llevó una mención, pero no la medalla de honor, que fue para un proyecto para la restauración de la catedral de León.

Los fans de Casado del Alisal la liaron parda.
Si hubiera existido tuíter entonces..

Al final el cuadro lo adquirió el estado por 35.000 pesetas y acabó en el Museo del Prado, que lo tiene prestado en el ayuntamiento de Huesca desde el año 1950.

Y ya está. Me gusta esa conexión loca Bécquer-Casado del Alisal- Huesca. Me vuelve loco esa amistad que dura más allá de la muerte.

Como ya he dicho, hay que darle el crédito completo a Alejandro Alagón, que se ha currado unos artículos y unas conferencias sensacionales sobre el tema.
Allí lo aprendí yo y hoy os lo puedo contar.

FIN
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