Desperté sintiendo que algo me faltaba... pero la alarma era imponente y no deja tiempo a reflexionar, sino a reaccionar. Sin pensar salvo en no chocar con los muebles invisibles, fui al cuarto de mi hijo. - “A bañarse”, le dije.
Desayuno un caos. Difícil lidiar con cada detalle sin la resilencia del trabajo en equipo. Amarrar al perro, sacar del carro, bajar del carro, cerrar la puerta, subirse al carro. Fácil dar por sentado que hay cosas más sencillas entre 2. “A la escuela”. Olvidé liberar al perro.
En la calle se sintió menos movimiento, al menos poco tráfico, dije. En la escuela, a buscar donde estacionarse, suelo poder esperar en alguna entrada. “Sólo hay dos maestros para todos, se hará lo que se pueda”. Educación y servicios de salud resentirán mucho la falta.
Las noticias... de estilo más monótono. La marcha del #8M2020 no hace sino exacerbar la ausencia. En energía, la crisis. Voy al chat y... me falta mi referencia de siempre y mis colegas para comentarlo. Algo de comenta... lo siento incompleto. A casa.
Perdón perro. Ahora te alimento. Platos y platos, polvo y el desorden tras todo fin de semana. Hoy no viene la ayuda, que suele recorrer 50 minutos y 4 vehículos para llegar. Le han asaltado, manoseado, lastimado y hecho llorar. También es por ti, Lucy. ¿Dónde guardamos el jabón?
La chamba. Avanzo, pero me atoro. Creí saber dónde estaba todo, pero no es así. No quiero hacer trampa y me las intento arreglar. Resultado: retrabajo, ineficiencia y preocupación de que no quedó bien. Todo muy callado. Soy único hombre de este proyecto los otros están en friega
Comida, fría. Recoger al niño... muy tardado, hay que entregar uno a uno y sólo son dos, que no se saben los nombres de todos. El súper: nadie se habla, pero mucho inexperto... saber dónde está cada cosa no me salva: olvido frecuentemente en qué pasillo dejé el carrito.
La tarde: tarea, más trabajo. Los chats, Twitter y radio: falta más que sólo la mitad, faltan contrastes. La de los tamales sí trabaja... no puede darse el lujo y habla de lo mal que le fue. Pero vale la pena, dice. Su hija le dijo quiere ser contadora... le vi que quería llorar.
La noche... se acerca el fin de #UnDiaSinEllas en que espero se haya comprendido que no sólo es por lo mucho que harían falta, es también porque ya estuvo bueno. Llega la media noche... ya me permito entrar al cuarto de mi hija y darle un beso. #9M2020 ya pasó a la historia.
