1. Qué interesante experimento social está resultando de mi queja del volumen de la música -naca- que estaban escuchando unos empleados del servicio de limpia. Y que nos estaban obligando a escuchar a todos los de la zona. Pongo sobre la mesa algunas reflexiones.
2. Ya me dijeron intolerante y clasista. Es curioso: Pareciera que me quieren decir que por ser empleados del servicio de limpia yo me tengo que aguantar (y los cientos de personas que viven aquí alrededor). Que los tengo que tolerar. Que se les deben dar consideraciones extras.
3. Pues no. Hay una ley en la CDMX según la cual en zonas residenciales no se deben superar los 55 decibeles entre las 6 am y las 10 pm. Y la música de esos tíos estaba claramente superando esos límites. Así que ellos estaban infringiendo la ley. Eso no se debe tolerar.
4. Pero lo grave es esto: ¿Concederles que hagan escándalo y aguantarnos estoicamente es una especie de reivindicación social? Yo no comparto esa idea. Si vamos a hablar de reivindicación de esa gente, preferiría -por mucho- que el poder adquisitivo de su salario se incrementara.
5. Me rehúso a confundir la justicia social con la mala educación. Como músico egresado de conservatorio, me la paso oyendo Mozart y Haendel, y estoy convencido de que eso es parte de buenos gustos musicales, más allá de si le gustan o no a todos. Pero...
6. Con todo y que considero mis gustos musicales como buenos y refinados por el estudio, JAMÁS obligaría a nadie a escuchar la música que a mí me gusta, si esa persona no quiere. Menos cuando es una hora en la que podría seguir durmiendo.
7. Ese es el punto donde todos deberíamos converger: El respeto. Cierto, yo no me voy a morir si escucho la música rupestre de esos tipos. Pero ellos tampoco se van a morir si no la escucho. Se trata de un asunto elemental de civilidad, y aplica para todos. PARA TODOS.
8. De lo contrario caemos en el juego de "lo hago porque quiero y tú te dejas". Justamente esa es la podrida dinámica por la cual ellos, los trabajadores del servicio de limpia, pertenecen a una clase vulnerable y en desventaja. Porque otros cabrones quieren y los demás se joden.
9. Y por esa misma razón es que no me tragaría un cuento estilo "pobres, déjalos darse ese gusto por lo menos". No. No tengo por qué creer que se pueden dar "ese gusto por lo menos". Prefiero creer que se pueden hacer cambios de fondo para que mejoren sus condiciones de vida.
10. Si voy a tener empatía con ellos, prefiero que sea para imaginar que sus hijos van a tener acceso a buenas opciones educativas y a mejorar su calidad de vida, no a resignarme a que pueden poner música horrible y que los demás nos tenemos que aguantar.
