HILO 👇
Ahora son todas del tipo «requirente está viendo a un hombre sentado en un banco», «hay dos personas que han ido a comprar juntas» o «hay un hombre que ya lleva media hora paseando al perro».
O incluso así...
- Negativo - me contesta el compañero - No es en vía en pública. Al parecer la vecina está en su terraza y requirente la está viendo desde su ventana.
En esta, más o menos, me podía hacer una idea de lo que iba a ver...
Pero no hasta este punto.
Llamo por el telefonillo pero nadie contesta.
«Lógico», me digo a mí mismo.
- Compañero - le digo a Sala 091 - Dígale a la requirente que nos abra el portal.
- Bien, recibido.
La abro y el olor me golpea la cara.
Es un olor a cerrado mezclado con orina y heces.
Me preparo mentalmente para lo peor.
Se escucha la voz ahogada de un mujer, un quejido apagado.
- ¡Señora, vamos a entrar!
También observo cuadros descolgados parcialmente y mucho polvo acumulado en los muebles.
- ¿Señora dónde se encuentra?
- ¡Aquí!
La pena y la impotencia se acumula dentro de mí.
- Señora, tranquila. Somos la Policía. ¿Está usted bien?
La mujer no responde. Solo se queja.
- ¿Cómo se llama?
- Pilar.
- ¿Dígame, qué le duele?
- La pierna.
- ¿Está mareada?
- No. No, ya no.
Cuando llega mi compañero y le pongo la bata, observo la mirada de la mujer. Es una mirada de agradecimiento.
- Me he caído.
- ¿Y la puerta? ¿Por qué estaba abierta?
- Lleva así mucho tiempo. No funciona la cerradura.
Mi compañero y yo nos miramos incrédulos.
- Sí.
- ¿No tiene familia?
- Soy viuda hace más de veinte años, y tengo dos hijos.
- ¿Y dónde están?
- Pues uno no lo veo desde hace más de dos años, y el otro viene una vez al mes, me pide dinero, y se va.
Mientras esperamos a los servicios sanitarios, me doy una vuelta por la casa. Es un piso insalubre, con pésimas condiciones de higiene.
El sofá tiene manchas de orina de gato. Hay varias sillas rotas.
En las otras habitaciones, el panorama es igual. Polvo, suciedad y malos olores. Multitud de fotografías de Pilar con más gente; familiares entiendo.
- Es la habitación de mis hijos. Por si vienen a dormir algún día.
Entonces, cojo mi emisora y le digo a Sala:
- Compañero, avise también a los Servicios Sociales.
Si el planeta y la sociedad que conocíamos hasta ahora han dicho basta, y es hora de un cambio radical.
Mujeres y hombres que en estos días, también están luchando contra ese enemigo invisible.
Heroínas y héroes, eso es lo que son.